Revista Ciencia

En toda Asia están miedosos de una ola de nuevas infecciones importadas

Publicado el 01 abril 2020 por Johnny Zuri @johnnyzuri

En China, los vuelos internacionales se han reducido tanto que los estudiantes chinos en el extranjero se preguntan en qué momento van a poder regresar a casa. En Singapur, los ciudadanos que retornaron últimamente deben compartir los datos de localización de sus teléfonos con las autoridades todos y cada uno de los días para probar que se adhieren a las cuarentenas ordenadas por el gobierno.

abril 2020

En Taiwán, un hombre que había viajado al sureste asiático recibió una multa por escabullirse a un club cuando se suponía que estaba encerrado en su casa. En la ciudad de Hong Kong, una pequeña de trece años, que fue vista en un restorán con un brazalete de seguimiento para observar a los que estaban en cuarentena, fue seguida, rodada y más tarde abochornada on-line.

En toda Asia, los países y urbes que parecían haber controlado la epidemia de coronavirus están de pronto apretando sus fronteras y también imponiendo medidas de contención más estrictas, miedosos de una ola de nuevas infecciones importadas de otros lugares.

Los movimientos auguran una señal alarmante para USA, Europa y el resto del planeta que todavía luchan contra un brote creciente: el éxito de cualquier país con la contención podría ser sutil, y el planeta podría continuar en una suerte de bloqueo indefinido.

En la actual situación de la epidemia, disminuir al mínimo las actividades superfluas de entrada y salida puede ser una medida responsable y precisa para resguardar de manera eficaz la vida, la seguridad y la salud física de todo el personal chino y extranjero.

Pero algunos residentes tienen contrariedades para llegar a casa. En China continental, donde los líderes están deseoso por declarar que ya pasó lo peor del brote que empezó allá, los nuevos controles fronterizos han obligado a la mayor parte de las compañías aéreas extranjeras a reducirse a un vuelo a la semana. Los costos de las entradas se han disparado y las reservas se anulan continuamente.

Un estudiante chino en una universidad en Canadá, ha tenido inconvenientes para volver.

El virus se extendió primordialmente porque las personas no se percataban de que tenían los síntomas, o bien porque muchos ignoraron con descaro esos síntomas y también interaccionaron con bastantes personas pese a los consejos del gobierno de aislarse a sí mismos.

El castigo por romper las reglas de cuarentena puede ser recio. Un singapurense de cincuenta y tres años que violó la orden tenía su pasaporte invalidado.

El país nipón afirma oficialmente que quienes rompen la cuarentena pueden ser presos por hasta 6 meses o bien multados con hasta quinientos mil yenes, pero el gobierno nipón espera que los que están en cuarentena continúen encerrados.

Al volver de los países que figuran en la lista de prohibidos, los residentes firman una promesa que señala que continuarán en un sitio a lo largo de catorce días y continuarán fuera del transporte público. Si salen a comer, se les insta a que empleen una máscara y «sean rápidos».

Origen: Why Asia’s New Wave of Virus Cases Should Worry the World


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