Revista Cultura y Ocio
Es una gozada que en mi escuela haya un curso de cine. Y digo que es una gozada porque aparte de las clases teóricas en las que cambia totalmente tu perspectiva a la hora de ver cine y aparte de poder conseguir unos cuantos créditos ECTS, también se proyecta una película cada dos semanas.
La de esta semana forma parte de la parte de "cine clásico" y era "En un lugar solitario", de Nicholas Ray. En ella salen Humphrey Bogart y Gloria Graham, que igual te suenan. Y de la cual podría seleccionar muchas escenas pero ahora me quedo con esta:
Sí, el amor verdadero debe de tener bastante de eso. Bastante de rutina pero vivida de una forma diferente, en la que no hagan falta palabras porque basten las miradas, los gestos, los hechos. En el que baste un guiño para decir lo que te quiero, en el que los regalos nazcan del corazón y no de la fecha ni del compromiso. Amor del bueno, en el que haya confianza para partir (mal) un pomelo, en el que se enderece lo que estaba torcido pese a que tenga precisamente que estar torcido y no haga falta arreglarlo...
Donde no pase nada por no estar todo el día en la cima de la montaña porque también se disfruten el ascenso y el descenso, aunque a veces parezca a los infiernos. Amor verdadero en el que se digan las cosas, en el que haya el miedo justo para poder superarlo, en el que se pueda dar el perdón, en el que se pueda aceptar (y hasta amar) la debilidad del otro, en el que las imperfecciones no se vean como una carga sino como una oportunidad de amar más y mejor. Un amor de otro mundo, lo sé. Por eso quizás haga falta la ayuda de Alguien más.
Lo reconozco, ahora vivo yo también en un lugar solitario. Pero sé que no será siempre así.