La ley del más fuerte, del que impone con violencia y agresión sus condiciones por motivos diversos: eres extranjero, tienes los dientes salidos, eres una joven embarazada. La razones se multiplican sin tregua porque el ser humano SIEMPRE encuentra en el otro objetivos de señalamiento y no importa si eres un joven danés de un colegio en el que padeces matoneo, o si eres una joven africana embarazada en un entorno dominado por castas en las que un hombre al que llaman “el gran hombre” te despanzurra para saber que sexo tiene tu retoño.
Este es el tema de la última película de la directora danesa Susane Bier que se gana el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera 2011. Para recrear al agresivo homo sapiens modelo contemporáneo, la realizadora alterna los escenarios escandinavos y africanos a través del personaje de un médico sueco (Mikael Persbrandt) que trabaja en un campo de refugiados salvando vidas en medio del conflicto interno, mientras su hijo Elías (Markus Rygaard) recibe agresiones permanentes por parte de sus compañeros de colegio. Pronto las reglas cambian con el ingreso de un nuevo estudiante llamado Christian (William Jøhnk Nielsen), de quien recientemente su madre ha fallecido. La amistad surge en medio de la violencia cuando Christian decide tomar por su cuenta venganza. Los motivos que llevan a este jovencito a convertirse en un terrorista en potencia, se sustentan en la pretensión porvengar el maltrato que reciben en primer término su amigo, y luego el padre de este por parte de un mecánico xenófobo.
Y es en el personaje escalofriante y cerebral de Christian en donde se profundizan las razones que conforman al agresor que para este caso, se centran en el MIEDO, en la pérdida y la incapacidad para desarrollar el duelo por la muerte de la madre. Pronto lo que comienza como una camaradería de dos colegiales en medio de la adversidad, adquiere dimensiones terroríficas en las que se pierden los límites entre el bien y el mal y se describen sin tregua para el espectador, las duras consecuencias que esto acarrea.
La narración tiene el ritmo de una avalancha y los involucrados: los padres de los amigos, las directivas del colegio, las autoridades sufren los embates del volcán que se alimenta en el fondo de los corazones para salir en un explosivo retrato de la violencia humana que parece no tener remedio aunque al final se dé un respiro. PARA RECORDAR.