Carlos Aznárez.─ Cuando un país está en guerra, como es el caso de Venezuela Bolivariana, no se puede exigir que el Gobierno ande con sutilezas para defenderse. Cuando, como viene ocurriendo desde hace años, los enemigos del chavismo no solo utilizan la mentira o el boicot económico, la desestabilización de la moneda, la presión internacional a través de gobiernos derechistas y fascistas, como son los que manipula Estados Unidos en Latinoamérica o los de la Unión Europea, no se puede exigir que el pueblo se quede pasivo y ponga en peligro todas las conquistas que le quieren arrebatar. Cuando de un lado se hacen esfuerzos para el diálogo y la paz, y del otro surgen cíclicamente violentas guarimbas conducidas por sicarios, grupos terroristas que asaltan cuarteles, queman vivos a ciudadanos, asesinan a guardias nacionales o proclaman “la insurrección armada” para “derrocar a Maduro”, nadie en su sano juicio puede, cuando le conviene, apelar al “respeto de los derechos humanos”, defendiendo a través de esta jugarreta a quienes los vulneran a diario.
Esto es precisamente lo que hace una oscura ONG venezolana, al servicio de Washington y de sus agentes. Se llama PROVEA y ahora mismo está muy “preocupada” por denunciar al mundo que lo que ha ocurrido con el desmantelamiento de una de las peores células terroristas que venían asolando al país, es un “asesinato masivo”, y advierte que su denuncia quiere evitar que esto se repita. PROVEA, como ya lo ha hecho en otras oportunidades muestra de esta manera para quien juega en este conflicto que el imperialismo le ha plantado al gobierno y al pueblo venezolano. Defender al terrorista Oscar Pérez, líder de un grupo que arrojó granadas desde un helicóptero contra varias instituciones y ciudadanos, que atacó un cuartel y se apoderó de armas, que pensaba volar la embajada cubana en Caracas, que en varias oportunidades, protegido por sus mandamases gringos, exhortó a la “guerra abierta contra el régimen”, Defender a Pérez o a los Pérez que pululan en las cloacas de la oposición, es propiciar la muerte, la violación de los derechos humanos de los más humildes (los beneficiarios de esta Revolución que llegó para quedarse). Más aún, con esta actitud, PROVEA se instala en el ángulo principal de una estrategia golpista, que inevitablemente va a fracasar.
Por supuesto que a PROVEA y su discurso desestabilizador no le faltan repetidores, tanto a nivel local (por allí anda una web que supo ser de izquierda y terminó reuniendo día tras día mensajes que abonan el discurso contra revolucionario) e internacional, donde la CNN y otras grandes cadenas están desinformando sobre un operativo antiterrorista, donde para más desgracia fueron asesinados dos luchadores del pueblo y la Revolución, y señalan que “el gobierno de Maduro ejecuta y tortura a sus opositores”. Hasta un ex presidente, que sí hizo asesinar y torturar en su momento a militantes colombianos, como es el caso de Pastrana, se ha sumado a esta cruzada en defensa de Pérez y su banda de criminales.
Sin embargo, la mentira tiene patas cortas, como dice el dicho popular, y tanto en Venezuela como en otras partes del mundo sobra inteligencia para saber discernir entre lo que significa, por un lado, la defensa legal de un proceso revolucionario, y por el otro, la aplicación de doctrinas dictatoriales y de terrorismo de Estado como sí se utilizaron en el continente por parte de esos que hoy se han convertido en los compañeros de ruta de estas ONGs tan “derechas y humanas”. Así como ocurre con el perrito faldero del Imperio, Luis Almagro, a PROVEA se le ven los pelos gorilas en sus denuncias y demandas. Ambos quieren derrocar a un gobierno legítimo, y en su afán insolente, no dudan en defender a asesinos y golpistas. A su vez, se callan la boca frente a los crímenes que estos han cometido y si no se los frena con todos los recursos del Estado seguirán intoxicando a la opinión pública internacional.
Para los que confiamos en la Revolución Bolivariana pero a la vez no dudamos en expresar críticas constructivas para que el proceso no se detenga, no puede haber dudas frente a los últimos acontecimientos. Al bravo pueblo se lo defiende con uñas y dientes, y el que pretenda hacerle la guerra criminal debe saber que enfrente encontrará a millones, junto a su gobierno, en total unidad, como ya ocurriera en ocasión de votar a la Asamblea Nacional Constituyente. Esto es y será así, por más Almagros, CNNs y PROVEAs que se quieran interponer en el camino.
Fuente: Resumen Latinoamericano