Tenía pendiente pasar por aquí a contar que hicimos en Valencia con los peques. Fueron tres días de “disfrutar” de ellos y para ellos, por lo que todos nuestros planes se centraron en los peques.
El motivo principal del viaje era visitar el Oceanográfico en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y ese fue nuestro primer destino nada más llegar
Ya conocíamos el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, nos encanta su arquitectura, su entorno.
El Oceanográfico es un buen plan para peques aunque para Nana hubo exceso de peceras, nada que no arregle un espectáculo de delfines
Como madre de dos peques tengo una sugerencia para los gestores del parque, y es una pequeña guía didáctica con alguna actividad del tipo de “encuentra X en el hábitat X” daría mucho juego para hacerles la visita más amena. A Momo, con su gran gusto por los animales era fácil mantenerlo enganchado a la visita pero una motivación extra no estaría mal.
Comimos en el parque y comimos bien a un precio aceptable en el Restaurante Océanos: pescadito frito, una ensalada y pasta. Nosotros preferimos este tipo de comida a los puestos de bocatas o hamburguesas, que también los hay porque mis niños comen mejor de plato que de bocata.
Es un sitio cuidado, mimado y muy interesante, aprendimos mucho y lo pasamos muy bien. Tras nuestra visita fuimos a nuestra casita valenciana y desde allí, cenamos en el Barrio del Carmen.
Nuestro segundo día lo dedicamos casi por completo a visitar Bioparc, parque de animales al que le dedicaré su propio post, que se lo merece.
La visita estrella de la excursión fue el Parque Gullivert, un macrotobogán para el disfrute de pequeños y grandes. Impresionante de verdad, yo lo había visto en fotos y a los peques no les conté donde íbamos y cuando lo vieron fliparon, como lo hicimos sus padres.
Primera vista de este paraíso de los toboganes
Un par de recomendaciones para que todo sea más fácil en la estancia en el parque Gullivert
* Marcar un punto de reunión en caso de que alguien se extravíe. Hay muchos recovecos y es fácil perderse de vista. Momo se agobió un poco, salió corriendo al llegar emocionado y luego no nos ubicaba.
* Qué los peques lleven pantalón largo y lo más viejos posibles, las superficies pueden estar calientes por el sol y van a restregarse por el suelo continuamente.
Deslizarse por el pelo, los brazos, las piernas de este gigante de piedra. Trepar hasta sus pies y volver a dejarse caer… Una tarde súper divertida
Llevaba un montón de direcciones de sitios chulos para ir con niños: ludotecas, cafeterías, librerías infantiles, tiendas que reúnen todo lo anterior… pero no pillamos ninguna abierta. Los días que elegimos para visitar estos sitios fueron domingo o lunes y todos estaban cerrados. Tengo que reconocer que me sorprendió que los sitios para familias estuvieran cerrados precisamente los días en que las familias pueden disfrutar juntas de ellos. Pero todo el mundo tiene derecho al descanso.
Nuestra última mañana en Valencia la dedicamos a visitar el centro y algún que otro monumento que no solo de parques vive el hombre y estos padres. Poco a poco me gustaría ir introduciendo a los peques en otro tipo de visitas, no sabía cómo lo iban a llevar pero parece que si no abusamos lo llevan bien.
El mercado, donde comimos fruta fresca y embutidos, la Lonja de la Seda, donde la peque si sintió princesa bailando de salón en salón y callejeo por la Catedral
Eso sí, nada como tropezarse con una fiesta de Ikea en pleno centro histórico para tardar más de una hora en conseguir arrancar a los niños de las garras de sus animadores.
¿Quién se resiste a un pintacaras?
Nos encantó repetir viaje a Valencia, donde ya habíamos estado siendo los niños bebés, Momo se acordaba de algo pero para Nana fue todo un descubrimiento. Nos quedan muchas cosas por ver y muchos sitios que visitar. Este viaje las playas quedaron descartadas por la falta de tiempo y porque el clima no acompañaba y así tenemos excusa para volver.
Enamorada de estas vistas
Mil besos, mil sonrisas
Ana