Revista Cultura y Ocio
Esta entrada forma parte de un proyecto que comenzó con la fotografía de Mar Argüello y que ha derivado en una serie de capítulos que forman el esqueleto de "Encadenados".A continuación adjunto los enlaces donde poder comenzar a leer la historia y conocer un poco mejor a los personajes y autores:
Fotografía: Maremoto
Capitulo I: San Carbajo - My, syself and I
Capitulo II: Ladrón de Guevara - Pintores de..
Capitulo III: Vertigo - El mundo de Vertigo
Capitulo IV: Guille Eshe - No hay norte
Capitulo V: Oski - Utopía en días rojos
Capitulo VI:
Justo en el instante en el que comenzó a abrir los labios para dar señales de vida, se dio cuenta de que el teléfono no daba señal. Debía de haber tirado lo suficientemente fuerte del auricular como para desconectar el aparto de la red. Ya estaba hecho. No había vuelta atrás. Había llegado su hora. Nadie podría salvarla.
Como el replicar de las campanas que anuncian los acontecimientos en los pueblos, el despertador de la mesilla de noche comenzó a sonar. Sin cesar. A las siete en punto, como lo hacía todos los días de diario. Como debía hacerlo aquel miércoles para comenzar su jornada laboral.
- ¿Lo oyes?- le dijo ella, saliendo de entre sus brazos.
- ¿El qué?
- Es el despertador de Mamá, lleva desde las 7 sonando y todavía no lo ha parado. Ella siempre ha tenido el sueño ligero y dudo que haya tenido guardia esta noche. Ayer trabajaba de tarde. ¿Y si le ha pasado algo? – dijo mientras se ponía los calcetines y buscaba su blusa debajo de la cama. – voy a ir a ver por si las moscas. Sí, no me mires así. Seguro que simplemente ayer se quedó hasta tarde viendo aquella película extranjera, pero ya me conoces, me gusta tenerlo todo bajo control, y sabes que no está pasando por su mejor momento Juan. Voy a mirar anda, que no quiero que llegue tarde y vuelvan a llamarle la atención en el 24horas.
Abrochándose el pantalón salió de la habitación y de la casa, y tras arreglarse un poco su melena rizada, introdujo la llave en la cerradura al tiempo que soltaba un gran suspiro. Lentamente giró la llave intentando hacer el mínimo ruido, “quizás esté dormida”, se dijo para tranquilizarse sin creérselo del todo.
Cerró la puerta y la vio allí, tirada en el suelo, con los ojos cerrados. Por un momento pensó que debía estar dormida, pero el líquido que le rodeaba indicaba lo contrario. Con los ojos llenos de lágrimas se arrodilló a mirarle el pulso, aún latía. Cogió el teléfono y tras comprobar que no funcionaba, sacó el móvil de su bolso y marcó las tres cifras.
- Sí, ¿me oye?. Vengan corriendo, mi madre está tirada en el suelo, cubierta de sangre. Sí, parece que tiene pulso. No, no lo sé, acabo de llegar. No, no puedo tranquilizarme señora, es mi madre, ¿lo entiende?. No tengo ni la menor idea de lo que ha podido pasar, parece que estaba bebiendo un vaso de agua o de vino. No, no sé, el vaso está roto, pero no sé que contenía. – dijo girándose ante el cuerpo yacente - No tampoco sé cuanto tiempo lleva así, ¿entiende que esto es una emergencia?, ¿qué acabo de llegar y que no tengo más información que la que le he dado? No, deje de preguntar idioteces y vengan rápido, no se mueve, su pulso es débil y comienza a estar un poco fría…sí, Calle de las Ánimas 3. Aquí les espero.
Y colgando aprovechó para quitarse el cristal que se había clavado en la rodilla.
- Juan, ven, es mi madre… no está bien. Sí, me han dicho que ya vienen…