El papa Francisco ha tenido un enorme acierto al escribir y publicar su encíclica Laudato Si, un documento riguroso, con datos científicos y conclusiones sobre ecología que responden a los problemas actuales y aportan soluciones basadas en una conciencia social, religiosa y de respeto al medio ambiente.
La Iglesia Católica necesitaba de un documento de estas características, era una de las asignaturas pendientes y ha llegado en un momento crucial, en el que la ecología debe ocupar un puesto central en las agendas políticas y empresariales.
Con esta encíclica, la Iglesia Católica fija su postura ante uno de los grandes problemas de la humanidad: la crisis medioambiental. Son 192 páginas llenas de referencias ecológicas y religiosas de primer nivel, que plantean la realidad tal cual es, con responsables y víctimas.
La denuncia de quienes expolian los recursos naturales, empobreciendo a millones de personas, mientras unos pocos se enriquecen, refleja una situación real, enumerando los problemas que afectan al planeta, como la gestión de las basuras en todo el mundo, que ha convertido nuestro planeta en "un depósito de porquería".
La encíclica sostiene que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental, y que un un verdadero planteamiento ecológico se convierte siempre en un planteamiento social.
El documento pone el dedo en la llaga al denunciar que las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales en los países productores, como la contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre; los transgénicos que causan la deforestación y la desaparición de los pequeños productores, o los agrotóxicos asociados. Para quienes argumentan la idea del progreso en defensa de los sistemas de explotación de recursos naturales que entran directamente en el saqueo, la encíclica sostiene que no basta conciliar, en un término medio, el cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del ambiente con el progreso. En este tema los términos medios son sólo una pequeña demora en el derrumbe total. Simplemente se trata de redefinir el progreso hacia algo sostenible y respetuoso con la naturaleza y las personas, todas las personas.
El Papa Francisco acierta al exponer frente a los tecnologicistas que buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja, significa aislar temas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial.
Laudato Si argumenta que el cambio climático no es simplemente un problema ambiental, sino un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas. Un problema que genera también desigualdad en la distribución de la riqueza entre Norte y Sur, pero también en el interior de los países.
La encíclica no se detiene en diagnosticar los problemas, sino que además propone medidas de acción, en especial acción política para detener el deterioro medioambiental y preservar el círculo ecológico que defiende un equilibrio natural, sin interferencias humanas o tecnológicas.
El Papa Francisco ha posicionado a la Iglesia Católica con esta encíclica en el centro de la ecología integral, que incluye la ecología político-social, la cultural, educativa, ética y espiritual.
Afirma el Papa que: "nunca hemos ofendido y maltratado a nuestra casa común como en los dos últimos siglos" (página nº 53). Para cambiar ese rumbo, propone "un cambio de rumbo" y "delinear grandes caminos de diálogo que nos ayuden a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo (página 163). Y confía en la capacidad creativa de los seres humanos que juntos podrán formular el gran ideal: "un solo mundo en un proyecto común" (página 164).
En la encíclica el Papa propone la ecología integral para afrontar la crítica situación actual y "que nos detengamos ahora a pensar en los distintos aspectos de una ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales" (página 137).
El Papa Francisco sostiene que "Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre Tierra" (página 92).
Laudato Si propone un cambio de paradigma completo, en el que la política mundial esté orientada a la protección de la naturaleza y a resolver los problemas sociales y humanos de una forma global, y uno como hasta ahora, buscando una solución para un problema aunque ésta signifique crear otro problema. Es un documento pedagógico de alto valor educativo, que nos ofrece una visión integral de la ecología y nuestro papel. Por ejemplo, al declarar que: "Cuando se habla de "medio ambiente", se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella" (página 139).
En este marco integral, la salud humana depende de la salud de la Tierra y de los ecosistemas. Todo se entrelaza para bien o para mal. Es un círculo que nos afecta directamente. Concienciarnos sobre el cuidado de la naturaleza, es el primer paso para lograr un planeta mejor y más habitable.