Estamos habituados a serrar, taladrar, arrancar virutas, moler, pulir, desbastar… y es frecuente el ver a trabajadores en medio de una gran nube. La nube de polvo que se ve cuando el obrero trabaja hormigón, ladrillo o piedra no es una nube inocua, contiene generalmente sílice cristalina.
Casi el 100% de las arenas comunes contiene cuarzo. Las pequeñas partículas que se generan durante los cortes y desbastes pueden penetrar en el interior del pulmón cuando se respira.
La silicosis es una enfermedad pulmonar debilitante, irreversible, pero fácilmente previsible y evitable. Generalmente aparece después de 10 años o más de exposición a bajos niveles de sílice cristalina, es la silicosis crónica. Según el grado de exposición y los niveles de sílice puede definirse como “acelerada” o “aguda”.
La clave de la prevención es mantener el aire libre de polvo. Se debe ventilar, aspirar y limpiar con frecuencia. Como forma de prevención de riesgos y protección respiratoria se deben equipar los trabajadores con equipos adecuados (se indica entre paréntesis la concentración de sílice cristalina en el aire):
- (Hasta 0,5 mg/m3) Equipo de respiración purificador de aire de media máscara con filtros N-95, pieza desechable, exigido un buen ajuste a la cara del trabajador.
- (Hasta 1,25 mg/m3) Equipo de respiración purificador e aire forzado con filtros N-95, como mínimo, o equipo de respiración con suministro de aire, con capucha o casco, operado en una modalidad de flujo contínuo.
- (Hasta 2,5 mg/m3) Equipo de respiración purificador de aire de pieza facial completa con filtros N-100, como mínimo, o equipo de respiración purificador de aire forzado con la máscara bien ajustada y filtros de alta eficacia.
- (Hasta 25 mg/m3) Equipo de respiración con suministro de aire de presión positiva.
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