Mistress me ha pedido, a través de Formspring, que comenteeste artículo publicado en El País ayer día 28 de noviembre, titulado "Madres Perfectas". Está escrito por Elvira Lindo, de quien yo tenía otra imagen... debo decir que me he quedado de piedra.
Comenta la amiga que ha surgido una nueva religión en nuestros tiempos: el encimonismo. Es su forma sarcástica de denominar (demonizar, más bien) a esto que ahora se llama crianza con apego. El artículo está plagado de perlas y confunde churras con merinas como suele ocurrir cuando alguien que no tiene ni idea se pone a hablar de un tema que no conoce y, encima, intenta hacer escarnio.
Dice la amiga Elvira que Angelina Jolie y Madonna son dos grandes exponentes de esta religión, con sus hijos accesorios en brazos aunque tengan edad de correr como conejos. Lo primero, amiga Elvira, no me plagies. Lo segundo, te equivocas de pleno: la crianza con apego está justamente en el extremo contrario a tener hijos como accesorios, a ver si te documentas un poco mejor. Quien siente que sus hijos son lo más importante de sus vidas no puede verlos como un accesorio, porque los accesorios se compran con dinero, se usan una temporada y después de tiran al fondo del armario.
Continúa diciendo que esta religión exige una estricta entrega: lactancia prolongada y a demanda, respeto de los tiempos de cada bebé y eliminación de cualquier persona que no sea el padre o la madre de la crianza del niño. Y que esta entrega taaaaaaan dura sólo es posible en personas de alto poder adquisitivo porque las mujeres normales no pueden permitírselo.
Mira Elvira, te lo explico. Eso que tu llamas estricta entrega para mi son premisas normales y corrientes que cualquier padre debería tener claras antes de decirse a tener hijos. Como bien sabrás, tener hijos no es obligatorio. Si cuidarlos como se merecen supone una estricta y durísima entrega, de la que no son capaces las mujeres normales, entonces, simplemente, no tengas hijos. No me parece que respetar el desarrollo individual de cada niño sin forzarle con memeces o procurar una lactancia satisfactoria sea un sacrificio sobrehumano. Hablas de madres que dan de mamar mientras piensan en esa otra vida que se están perdiendo, ¡madre del amor hermoso!, ¡qué condena tan grande es alimentar a un hijo!, ¡hay tantas cosas más importantes que eso en la vida, ¿verdad?...
En cuanto a la responsabilidad de la crianza, permíteme que te diga que es obligación del padre y de la madre y de nadie más. Una cosa es que para criar a un niño haga falta una tribu y otra bien distinta que podamos diluir esta responsabilidad con todo el que pasa por la puerta. Así nos va, con tantos y tantos padres que delegan en los profesores y en los abuelos toda la educación de sus hijos y se lavan las manos tan ricamente. ¿Eso es lo que te parece a ti bien, Elvira?. Pues nada, felicítate por ser tan moderna y progre, porque yo me quedaré en mi encimismo pero, sobre todo, con mi ejercicio de responsabilidad, asumido con gusto y no como una desgracia.
De paso te indico que yo soy muuuuuuy normalita y he dejado de trabajar, con un marido con un sueldo muy muy normalito también. No sé con qué pauta se mide la normalidad o el alto standing que me presupones, pero cuando quieras te enseño mi mini piso, mi coche-lata de 9 años y mi armario lleno de pelotillas. Para dejar de trabajar en una familia corrientucha sólo hacen falta dos cosas: una hipoteca razonable y ganas de ajustarse el cinturón. Para lo primero hay que tener suerte, para lo segundo, ganas. Pero, claro, ya dice Punset que hay quien invierte más en un coche que en un hijo. A lo que yo añado que todo en esta vida es una cuestión de prioridades.
Como ya sabes la que te va a caer encima, sueltas el clásico ya sé que me van a leer con la escopeta cargada, porque yo defiendo todo esto pero en su justa medida, y me niego a creer que sólo haya una manera de criar a un niño. A mi no me pillas, te he entendido perfectamente. Tu primero te ríes de gente que tiene principios y valores más que loables, como en el instituto se reían de los empollones (¿por qué? ¿por ser listos y sacar buenas notas? vaya, ¡es que es realmente terrible ser inteligente, tener interés por aprender y destacar por ello!), y después, para que no se diga, sueltas aquello de ha sido sin querer queriendo.
Elvira, maja, yo no soy perfecta, ya me gustaría. A mi también me gusta Oscar Mayer y toda la comida basura, aquí de veganos nada. Tu tampoco eres perfecta y no tienes derecho alguno a faltar al respeto a cientos de madres y padres que creemos que la infancia de nuestros hijos merece el respeto que hace unas decádas parecía un sacrilegio proponer si quiera. Me parece deplorable que quieras hacernos pasar por gente que está mal de la chaveta o que han sido abducidos por una secta, ¡qué falta de rigor y de elegancia!.
Te recomiendo que vuelvas a lo tuyo, que es escribir cuentos infantiles, aunque ya es irónico que escribas para niños pensando lo que piensas. Leer para creer.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 29 noviembre a las 10:52
Creo que eres demasiado susceptible. Elvira habla de la tremenda presión que sufrimos las madres en el momento actual, de la carga tan grande que nos echamos encima para tener hijos perfectos. Yo soy una de ellas, siempre culpabilizándome de no hacer más de lo que hago. Maternidad es sacrificio y entrega, eso nadie lo duda, pero no hay más que echar un vistazo a las bienintencionadas revistas para padres para saber que es imposible llegar a ese nivel de perfección. Antes de ser madre, todo el mundo debería saber que hay que renunciar a muchas cosas, incluso a ser madres perfectas.