Revista Opinión
Están sacrificando a Errejón como un día hicieron con Luis Rubiales. Cuando la izquierda te crucifica sales hecho un guiñapo porque no tienen piedad de la víctima si es el líder supremo el que necesita el sacrificio. Todo vale para salvar a Pedro Sánchez, que es la fuente que los alimenta de poder y privilegios. No tengo pruebas de que mi tesis sobre el "Caso Errejón" sea la cierta, pero les juro que la mía es más lógica y verosímil que la oficial defendida por Yolanda Díaz, según la cual nadie sabía nada del extraño machista depredador feminista, camuflado de valiente progre. No me diga usted que el CNI no sabia que Errejón era un depredador sexual activo y enfermo. Y si lo sabía el CNI lo sabía también Pedro Sánchez, como lo sabían también los principales dirigentes del PSOE, Podemos y SUMAR. Si es así, todos ellos son encubridores porque han antepuesto el poder a la ley y al bien común. Millones de españoles no se creen la versión oficial de que todos eran ignorantes del comportamiento de Errejón, que ya había sido denunciado en Twitter y del que se sospechaba en su partido y en toda la izquierda gobernante. Gran parte de la sociedad sospecha que Errejón siguió en sus cargos porque a los que de verdad mandan no les convenía el escándalo que iba a estallar con la noticia de que era un depredador. Pero llegó el momento en que alguien con mucho poder dio el visto bueno al estallido porque el escándalo de Errejón era preferible al tsunami desatado contra la corrupción de Ábalos y Begoña, una ola imponente de excrementos que le estaba llegando ya al líder supremo, Pedro Sánchez, del que todos dependen para comer y disfrutar. El escándalo Errejón ha estallado para salvar a Pedro Sánchez, que está eufórico y tan agradecido al depredador de Mas Madrid que a lo mejor hasta le nombra ministro en el futuro, cuando toda la mierda ahora reinante se olvide. Esa es, ni más ni menos, la real política española, una mezcla repugnante de vileza, bajeza y hedor a muerte. ---
Los encubridores de un delito, según la ley vigente en España, son cómplices del delito que ocultan, lo que significa que los que conocían los pecados de Errejón y no los denunciaron pueden y deben ser juzgados por complicidad en el delito, aunque ahora las plañideras hipócritas de la izquierda aseguren que no sabían nada.
Los dirigentes políticos que dicen no saber nada nos recuerdan a aquellos altos funcionarios de Hitler que al perder la guerra y enfrentarse a la Justicia de los aliados, repetían que no sabían nada de los campos de exterminio y de las otras atrocidades.
Mentir con el "No sabíamos nada", además de mentira y falsedad, es el culmen de la cobardía y la vileza de un ser humano.
Antes, cuando los gobiernos y los políticos eran considerados decentes, la versión oficial tenía cierta carga de veracidad, pero ahora, con un gobierno de Sánchez que ha mentido cientos de veces desde que llegó al poder, la versión oficial puede ser más falsa que una moneda de uralita.
Comparado con la magnitud de la corrupción que envuelve a Ábalos, Begoña y Sánchez, lo de Errejón es “pecata minuta”, apenas un desliz que ha sido agigantado por los medios comprados del sanchismo para ayudar al líder supremo acorralado.
El caso Errejón tal vez logre salvar a Pedro Sánchez, pero a cambio está logrando convencer a los españoles de que son gobernado por una clase política deleznable, capaz de todo con tal de mantener el poder, una tropa indecente que no merece representar al pueblo español y menos gobernarlo.
¿Cuántos Ábalos y Errejones más hay escondidos en la política española? ¿Cuántos sinvergüenzas, corruptos y canallas están siendo encubiertos en la alta política? ¿No estará el poder político en España podrido hasta la médula?
No lo sabemos, pero los casos que se conocen son terribles e inducen a creer que la cúspide del poder en España está plagada de Errejónes, Ábalos, Koldos, Zaplanas, Titos Bernis, Aldamas y otros muchos corruptos incurables.
Francisco Rubiales
Los dirigentes políticos que dicen no saber nada nos recuerdan a aquellos altos funcionarios de Hitler que al perder la guerra y enfrentarse a la Justicia de los aliados, repetían que no sabían nada de los campos de exterminio y de las otras atrocidades.
Mentir con el "No sabíamos nada", además de mentira y falsedad, es el culmen de la cobardía y la vileza de un ser humano.
Antes, cuando los gobiernos y los políticos eran considerados decentes, la versión oficial tenía cierta carga de veracidad, pero ahora, con un gobierno de Sánchez que ha mentido cientos de veces desde que llegó al poder, la versión oficial puede ser más falsa que una moneda de uralita.
Comparado con la magnitud de la corrupción que envuelve a Ábalos, Begoña y Sánchez, lo de Errejón es “pecata minuta”, apenas un desliz que ha sido agigantado por los medios comprados del sanchismo para ayudar al líder supremo acorralado.
El caso Errejón tal vez logre salvar a Pedro Sánchez, pero a cambio está logrando convencer a los españoles de que son gobernado por una clase política deleznable, capaz de todo con tal de mantener el poder, una tropa indecente que no merece representar al pueblo español y menos gobernarlo.
¿Cuántos Ábalos y Errejones más hay escondidos en la política española? ¿Cuántos sinvergüenzas, corruptos y canallas están siendo encubiertos en la alta política? ¿No estará el poder político en España podrido hasta la médula?
No lo sabemos, pero los casos que se conocen son terribles e inducen a creer que la cúspide del poder en España está plagada de Errejónes, Ábalos, Koldos, Zaplanas, Titos Bernis, Aldamas y otros muchos corruptos incurables.
Francisco Rubiales