Un grupo de arqueólogos ha descubierto el esqueleto de una mujer que habría fallecido hace unos 800 años. El cuerpo ha sido hallado con siete clavos incrustados en la mandíbula, un castigo que, según han explicado los expertos, se aplicaba a las condenadas por brujería.
El esqueleto estaba enterrado en la región italiana de la Toscana "sin envoltura ni urna", un hecho que señala a la mujer como "condenada", según relata el informe de los arqueólogos, recogido por BBC. En él, se explica que la tortura con clavos también se llevaba a cabo en otras partes del cuerpo y han confirmado que, alrededor de los restos, se han encontrado enterrados numerosos clavos que estarían prendidos a la ropa de la víctima. En este sentido, también se baraja la posibilidad de que los clavos enterrados tuvieran que ver con un ritual para evitar que la fallecida pudiera resucitar.
Por otra parte, se ha encontrado otro esqueleto de mujer cerca del lugar, en este caso rodeado de 17 dados. Los arqueólogos consideran que los entierros de estas dos mujeres podrían estar conectados por algún tipo de ritual de exorcismo.