Investigadores del Children's Hospital of Philadelphia (CHOP) han descubierto una molécula que puede tener beneficios terapéuticos para niños con una forma de enfermedad mitocondrial potencialmente mortal. Las enfermedades mitocondriales primarias son una clase creciente de trastornos de base genética, causados por mutaciones heredadas en cualquiera de varios cientos de genes diferentes.
Una forma particularmente grave de enfermedad mitocondrial primaria es causada por una variante en el gen F-Box y Leucine Rich Repeat Protein 4 (FBXL4), este trastorno interrumpe el complejo de la cadena respiratoria mitocondrial que convierte el oxígeno y los nutrientes en energía, al mismo tiempo que provoca una acumulación de ácido láctico. La condición afecta múltiples sistemas en el cuerpo y puede resultar en varios síntomas que incluyen tono muscular debilitado , crecimiento lento, retrasos en el desarrollo, deterioro de las habilidades motoras y del habla, convulsiones y problemas renales. Los bebés diagnosticados con este trastorno a menudo solo viven hasta la niñez temprana, lo que genera la necesidad de investigar nuevas intervenciones terapéuticas para estos pacientes en estado crítico.
En el estudio, los investigadores analizaron 12 posibles candidatos a fármacos y probaron su eficacia en modelos microscópicos de gusanos redondos C. elegans recién creados con variantes patogénicas del gen FBXL4. De estos candidatos, el dicloroacetato (DCA) demostró claros efectos beneficiosos sobre la actividad neuromotora y la función mitocondrial. Luego se realizaron estudios de validación tanto en modelos animales de pez cebra como en líneas celulares de fibroblastos de pacientes FBXL4 humanos, donde el DCA evitó la muerte cerebral inducida por el estrés, el deterioro de las funciones neurológicas y musculares, la disfunción mitocondrial y otros defectos mitocondriales inducidos por el estrés.
Sin otras opciones aprobadas, estos hallazgos positivos con respecto al DCA para el tratamiento de la enfermedad mitocondrial FBXL4 deberían conducir a su riguroso estudio clínico en pacientes humanos.
Los hallazgos fueron publicados en la revista JCI Insight.