Encuentren el tercer mundo

Me gustan más las comparaciones que a un tonto un lápiz. O que a un político español un chanchullo.

Les propongo buscar las diferencias entre dos imágenes. Dos gigantescas esculturas, fruto del egocentrismo desmedido de figuras de nuestro tiempo. La primera es la Renaissance Africane, una colosal mole de bronce de 49 metros de altura, 30 centímetros más alta que la estatua de la Libertad y recrea la figura de un hombre, una mujer y un niño, que tiene los brazos extendidos y cuya cara mira hacia el Océano Atlántico que baña las costas senegalesas. La estatua corona uno de los pocos montículos que hay en Dakar, y ha costado 25 millones de dólares, aunque hay algunos funcionarios extranjeros a los que esta cantidad no les parece suficiente, y la elevan a 70 millones de dólares. 70 millones de dólares en un país donde el salario base es de 153 euros mensuales. ¿El precursor? El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, que desde el 2000 dirige como “mano férrea” (que me gusta a mí un eufemismo a tiempo) el país africano. Wade lo consideró como una de las obras que darán prestigio a Senegal, destinadas a proporcionar monumentos que anuncien la llegada de una nueva etapa, el Renacimiento Africano. Vamos, que lo hizo para vanagloria personal y ostento internacional. Y aquí llega también un detalle jocoso: el propio presidente senegalés reclamó derechos de autor sobre la obra, insistiendo que debían retornar a él un 35% de los beneficios generados, incluyendo aquellos por turismo. El porcentaje restante en impuestos lo recaudaría el Estado. Para darle el último toque de humor añadiré que la construcción de esta barbaridad se le adjudicó a la empresa Mansudae, de Corea del Norte. A cambio de la construcción les fueron cedidas suculentas tierras agrícolas.

Pues ahora crucen el charco, y ubíquense en la bonita comunidad de Castellón, que ostenta el repugnante honor de tener un aeropuerto sin licencia para el tráfico aéreo, pero donde ya se han gastado 30 millones de euros. 30 millones de euros en publicitar…¡nada! Para ensalzar tan inmensa obra, además se ha comenzado una escultura de 24 metros (no de bronce, en España somos más modestos) que presidirá la rotonda de acceso al aeropuerto. Y las malas lenguas dicen que está inspirada en el ex presidente de la Diputación provincial, Carlos Fabra. Pero claro, el escultor Juan Ripollés lo niega, y como yo le doy voz a todos los implicados, he querido que nos cuente su visión.

La escultura se terminará de montar en un mes, más o menos, pero para el inicio comercial de la infraestructura no hay fecha.  El coste de esta escultura, cifrado en alrededor de 300.000 euros, será asumido por la sociedad promotora del aeropuerto, Aerocas, que preside el propio Fabra, también líder del PP, y que actualmente está imputado judicialmente por diversos delitos de tráfico de influencias, por cohecho y por el delito fiscal. No obstante, algunas fuentes elevan esta cifra a 400.000, entre otros motivos, porque varios de estos fragmentos fueron objeto de un robo. 400.000 euros en un país donde el salario mínimo interprofesional es de 641,40 euros mensuales.

Y ahora les propongo la pregunta final: ¿cuál de los dos países puede tildarse como Tercer Mundista? Hagan sus apuestas.

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