La Habana, 7 abr (PL) El XIX Encuentro internacional de academias para la enseñanza del ballet celebrado en Cuba ofreció oportunidades artísticas a más de 400 participantes y pautas a centros de estudio de 14 naciones.Los Encuentros cumplen el sueño de los fundadores del ballet cubano al reunir aquí a numerosos países interesados en el desarrollo de las nuevas generaciones.
Aspiramos a que Cuba sea el lugar de la América de habla española a donde puedan acudir, de todo el resto de nuestra América, a adquirir enseñanza de la danza, expuso Fernando Alonso en 1950 en el programa de la primera fiesta de fin de curso de la academia creada por él y Alicia Alonso.
Soñamos con ser un centro del ballet en América Latina, aseguró en aquel entonces el maestro, el sueño se hizo realidad en 1993 cuando la Escuela Nacional convocó al primer Encuentro internacional a fin de intercambiar conocimientos y experiencias mediante el diálogo y la reflexión conjunta.
La edición XIX de este foro recién clausurado la víspera dejó clara la continuidad de esos propósitos.
Estudiantes de México, Colombia, Brasil, Venezuela, Chile, Canadá, Panamá, Perú, España, Italia y República Dominicana, entre otros, recibieron clases de preparación física, puntas, repertorio, composición coreográfica, danzas de carácter y dúo clásico.
Además contaron con talleres opcionales de coreografía, actuación, folklore yoruba, bailes populares, maquillaje, diseño, impartidos por expertos de México, Colombia, Venezuela y Cuba.
Los maestros pudieron perfeccionar conocimientos en las clases magistrales sobre metodología de la enseñanza de la escuela cubana de ballet, que compartieron el propio Fernando Alonso, a sus 98 años de edad, y la directora de la Escuela Nacional, Ramona de Saá.
La primera bailarina cubana Viengsay Valdés y el preparador físico de la Escuela José Candia participaron en varias de las conferencias del evento efectuado en esta capital del 24 de marzo al 6 de abril.
El Encuentro rindió homenaje a la obra pedagógica de los maestros Alonso y Mirta Hermida, esta última recién fallecida.
Al decir del historiador del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Miguel Cabrera, Hermida no fue una simple transmisora de pasos técnicos sino un evangelio vivo en el sentido promulgado por el célebre educador cubano José de la Luz y Caballero.
Minutos antes de clausurar el evento dedicado especialmente a la pedagoga, Cabrera se refirió a Hermida como una sacerdotisa de la enseñanza del ballet en el país, siempre vinculada a Alicia y Fernando Alonso.
Por estos días, algunos de sus colegas prefieren creer que está de viaje, otros dijeron sentirla en los pasillos de la Escuela y entre cortinas en los teatros cuando los estudiantes se preparan para bailar.
Las conferencias del XIX Encuentro promovieron debates en torno a la crítica de ballet, la kinesiología, la neurocognición y el diseño aplicados a la danza, entre otras materias.
Durante el evento, estudiantes de las diferentes naciones compartieron el escenario del Teatro Nacional en siete galas artísticas con obras contemporáneas, neoclásicas y tres suites de grandes clásicos, La bella durmiente, Coppelia y Don Quijote.
Los aprendices cubanos sobresalieron en estos espectáculos por la sólida preparación física, técnica y artística, además de la capacidad de resistencia y la aparente facilidad con que ejecutan pasos espectaculares.