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Encuentro con Antonio Gómez Rufo

Publicado el 26 marzo 2016 por Entremislibrosyo
Encuentro con Antonio Gómez RufoUna vez más y gracias a Ediciones B tuve la oportunidad de acudir hace unos días a una tertulia en el Café Gijón. En esta ocasión el autor que nos acompañaba era Antonio Gómez Rufo con su último libro publicado, “Madrid. La novela”, en cuya lectura precisamente me hallo inmersa.
Aunque llegué un poco tarde y la mala acústica del lugar no facilitaba la charla fue un placer escuchar hablar al autor que nos contó cómo la idea de escribir una novela sobre Madrid llevaba mucho tiempo en su cabeza por lo que cuando la editorial se lo propuso no lo dudó y se puso manos a la obra con una novela en la que Madrid no es un escenario más o menos importante, sino que es la gran protagonista en un libro que aúna el rigor histórico con la ficción y que se articula a través de tres familias que un buen día, allá por el siglo XVI, llegaron a Madrid procedentes de otros lugares y se convirtieron en madrileños.
Gómez Rufo opina que los madrileños en general conocen poco de su historia y espera que esta novela sirva para ponerle remedio a esto. Por ello ha intentado ser riguroso en todo lo que se cuenta y aquello que no deja de ser una leyenda que no está demostrada, ha preferido ponerlo en boca de los personajes. En cualquier caso, él mismo ha aprendido mucho sobre la ciudad y espera haber conseguido trasladar toda esta historia de una forma amena y sencilla. Yo, que llevo la lectura ya muy avanzada, os aseguro que sí lo ha conseguido.
Dos son los grandes momentos que marcan el inicio y el final de una novela que comienza cuando Felipe II traslada la capitalidad del reino a Madrid desde Toledo y termina con los atentados del 11 de marzo de 2004, esa última gran tragedia que ha vivido esta maravillosa ciudad, pero que también sirvió para mostrar la solidaridad y generosidad de una ciudad y de sus ciudadanos. Barajó otros momentos para finalizar el libro, como la abdicación de Juan Carlos I, pero al final llegó a la conclusión que no debía ser un hecho nacional el que marca el fin de “Madrid. La novela”, sino un acontecimiento local.
Preguntado por su metodología de trabajo nos sorprendió a todos confesando que escribe siempre desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana, en casa, en medio de lo que denomina un caos ordenado y con música de fondo cuyo estilo cambia según el tema del capítulo que esté escribiendo. Que todo parte siempre de una primera idea que él considera una gestación, un embarazo que va creciendo en su cabeza y que cuando rompe aguas ya sabe dónde se va a desarrollar, qué personajes tendrá y, lo más curioso, cuántas páginas tendrá. Gómez Rufo lo tiene todo claro cuando se sienta a escribir y no permite que los personajes tomen el mando y lo tienten a cobrar más protagonismo, “hay que pararles los pies”, nos dijo.
Nos comentó también que aprendió a escribir diálogos trabajando con Berlanga y que un buen diálogo, cosa nada fácil de conseguir para que resulte natural, es como una escalera por la que se avanza y en la que no sobra ningún peldaño. Construyendo diálogos es como más cómodo se siente, siendo las descripciones lo que más complicado le resulta en sus novelas. Novelas que, recalcó, solo publica cuando se siente plenamente satisfecho.
Escribir “Madrid. La novela” le ha resultado agotador y ha terminado realmente cansado, agotado, ha supuesto un verdadero esfuerzo que sin duda ha merecido la pena ya que hace mucho tiempo que pensaba que Madrid merecía un libro así como igualmente piensa que a Madrid le falta una novela sobre los años ochenta, sobre los años de aquella movida madrileña que sí ha dejado huella en la música y en el cine, pero no en la literatura. Él no se considera el más adecuado para hacerlo porque no cree tener la perspectiva necesaria para ello ya que es una época que ha vivido y teme que la novela resultara demasiado subjetiva.
Y entre preguntas y anécdotas terminó una tarde que finalizó con la firma de ejemplares. Agradecer una vez más, tanto a Ediciones B como al autor la oportunidad de acudir a estos encuentros que espero pronto se repitan.

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