Hace unos días tuve que dar gracias a la existencia de las redes sociales porque un providencial mensaje en ellas del escritor Benito Olmo, hizo posible que pudiera acudir al encuentro que Dolores Redondo tuvo con todos aquellos que nos dimos cita en el salón de actos de la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla.

Comenzado el acto, cuya presentación corrió a cargo de la periodista Vicky Román, fue la propia Dolores Redondo la que magistralmente cedió la palabra a los presentes combinando el coloquio con la información que las preguntas y la situación daban lugar en cada caso.Confirmó la autora que con su tercera entrega, finalizaba la trilogía aunque no era el punto final de las aventuras de la inspectora Amaia Salazar, ya que con toda seguridad volveremos a saber de ella.
Nos habló de sus comienzos, de la sorpresa que para ella supuso el éxito de El guardian invisible y de su eterna gratitud hacia los lectores porque eran los causantes en buena parte, de la popularidad de su saga. Contó como todo partió en base a la idea de una noticia publicada por un periódico sobre una serie de asesinatos cometidos por una secta, de los problemas en documentarse debido al secreto de sumario.
Hablamos de sus villanos y de lo que les mueve, de cómo lo importante no es lo que creemos sino lo que es capaz de hacer la gente por ello, y entre motivos y anécdotas llegamos en nuestra tertulia hasta la figura de Amaia, un personaje que a la escritora le encanta, la encuentra una mujer que se exige mucho debido al puesto que ocupa dentro de un mundo marcado por el predominio masculino durante muchos años y en el que ella ha sabido trabajarse un lugar. Una mujer que tiene el encanto de no ser perfecta pero lo suple con su gran capacidad de lucha.Llegados a este punto la infinidad de anécdotas podían servir de base para escribir un documento aparte pero entre las que más encandilo a los asistentes fueron entre otras las preguntas picaras de cierto club de lectoras de una biblioteca sobre detalles en la relación entre la inspectora y el juez o como la autora fue invitada a la inauguración de la comisaria de la policía foral de Elizondo, la cual fue terminada después de que se publicara la novela y en la que en uno de sus despachos alberga una placa donde reza “Aquí investiga la inspectora Amaia Salazar”.
