Encuentro con Jorge Díaz

Hace unos días fui invitada a asistir a un encuentro con Jorge Díaz autor de “Tengo en mí todos los sueños del mundo” una novela que como ya sabéis he disfrutado de principio a fin. La cita, junto con otros blogueros y personal de la editorial, tuvo lugar en la sede Penguin Random House en Madrid.
Jorge Díaz comenzó contándonos cómo llegó hasta él la historia del naufragio del Príncipe de Asturias. Buscando documentación para su anterior novela, “Cartas a palacio”, cuando descubrió que el compositor Enrique Granados murió en un naufragio y aunque en un principio pensó que se trataba de el del Príncipe de Asturias después descubrió que no. Fue precisamente así como encontró la historia de las estatuas gafadas que viajaban en el barco naufragado y no le cupo duda que serían un buen ingrediente para una novela que, aunque no girara en torno a ellas, las incluyera.
Jorge Díaz ha querido reflejar en “Tengo en mí todos los sueños del mundo” la Europa de la época. Una Europa que se iba a pique sumida en la Primera Guerra Mundial al igual que lo hizo el Príncipe de Asturias. Una época en la que, además, viajar a Sudamérica suponía para muchos la oportunidad de una vida nueva y mejor, un mundo nuevo donde cumplir los sueños propios y ajenos. En el Príncipe de Asturias viajaban no solo los sueños de aquellos que ponían rumbo a otro país, sino también los de todos aquellos familiares que quedaban atrás, pero que con su trabajo, esfuerzo y sacrificio habían contribuido a comprar el pasaje del que marchaba, el pasaje para que él o ella cumpliera el sueño de un futuro mejor que pudiera también rescatar a todos ellos de la miseria.
Como os comentaba en mi reseña aunque Gabriela pueda parecer la protagonista de la novela, ésta se compone de diversas historias que confluirán en el barco. Historias que, aunque de ficción, tienen algunas de ellas una base real como es el caso del Vicari Fiquet, un cura de Sóller que a principios del siglo XX se encargaba de arreglar matrimonios y del que se decía tenía en un cajón el nombre y las características de todas las mujeres en edad de casarse de la zona, emparejando con tanto acierto que estos matrimonios resultaban todo un éxito.

Tratándose de una novela coral con tantas historias distintas era inevitable la pregunta de cómo se organiza, si escribe cada una de ellas al tirón y después encaja, o si por el contrario las va escribiendo al mismo tiempo. Por difícil que pueda parecer Jorge Díaz se decanta por la última opción y realmente no le parece difícil escribir varias tramas a la vez, su trabajo como guionista le ha dado el bagaje necesario para ello ya que en todas las series de televisión se cuentas diversas historias al mismo tiempo, esta forma, además, le permite coger perspectiva sobre lo ya escrito. Lo que para él es fundamental a la hora de escribir es divertirse y en este punto nos confesó que, aunque todas las historias que se incluyen evidentemente son de su agrado, la de Raquel la cupletista es su favorita, es el personaje con el que más se ha divertido.

Preguntado por su método de trabajo, manías, costumbres, y esos otros aspectos que tanto suelen interesarnos a los lectores, Jorge Díaz se definió como un escritor profesional y no de inspiración. Trabaja todos los días y lo hace con un horario de oficina. Es solo en la recta final cuando sus horarios se descontrolan un poco de forma que suele despertarse sobre las 4 AM para escribir hasta las 8 AM y después volver a dormir un poco más. Por lo demás se confiesa sin ninguna manía. Jamás escucha música mientras escribe puesto que se distraería y se pondría a cantar, aunque durante el proceso narrativo de esta novela no ha podido evitar tararear continuamente una canción cuando se sentaba a escribir: Mattinata.
“Tengo en mí todos los sueños del mundo” le ha llevado a Jorge Díaz unos 10 meses de trabajo. El primer borrador lo tuvo listo en unos 6 o 7 meses, en él aparecía algún personaje que terminó saliendo de la historia y, por el contrario, el personaje del periodista no existía, su inclusión fue posterior y se debió a la decisión de incluir los artículos periodísticos que dan inicio a cada capítulo. En cualquier caso los últimos meses fueron los de mayor trabajo ya que se quería aprovechar el centenario del naufragio del Príncipe de Asturias, acontecido el 5 de marzo de 1916, para la publicación de la novela.
Son muchas las historias reales que encontró durante su documentación y que en mayor o menor medida aparecen en la novela, pero también son otras muchas las que se han quedado en el tintero. ¿Quién sabe si las encontraremos en los próximos títulos del autor?
Y con fotos y firmas y las risas que no cesaron en toda la tarde acabó este encuentro. Gracias al autor y a la editorial por facilitarnos estas charlas que tanto nos agradan.