A veces libro de “famoso” es sinónimo de mirarlo con ojos críticos. De Detroit a Triana es un libro sin grandes pretensiones salvo la de pasar un buen rato, aprender algo de chismorreo y de paso adquirir ciertos toques de cultura mezclado con experiencias personales del autor y algo de amor.
Este cóctel ha hecho que su lectura fuera de lo más entretenida tanto que me duró dos tarde. Por eso tenía curiosidad por hablar con Ken Appledorn y saber si el protagonista del libro es la persona de carne y hueso con la que iba a encontrarme. En un lugar emblemático de Triana (no podía elegir un marco mejor) y bajo un sol de auténtica justicia que por momentos temí nos convirtiera en tertulianos derretidos me bastó sólo dos minutos para comprobar que Ken es tal y como se muestra, un tío sencillo, a veces tímido y en cierto modo una especie de hibrido entre un andaluz con acento raro y un americano que desayuna, mientras hablamos una tostada de jamón con todos su avíos al más puro estilo autóctono.
No pretende ganar el Planeta con su libro pero sí que la gente pase un buen rato con su lectura aunque intente dejar claro que él no es escritor sino un apasionado de la interpretación. En nuestro encuentro Ken hizo de él mismo y el resultado fue este.
A comienzos del segundo milenio, llega a Sevilla Ken, hasta entonces el típico estudiante americano, que vive con su típica familia americana en la típica gran casa de un barrio residencial y cuya vida ha seguido paso a paso y punto por punto todos los tópicos que estamos acostumbrados a ver en las típicas películas americanas. Ya en Sevilla, la ciudad más típico-tópica de España, Ken se aloja con una familia más sevillana que la Giralda e inicia un curso acelerado en españolismo, andalucismo y sevillanismo que sólo podía acabar de dos maneras: a) corriendo sin parar de vuelta a los USA b) cayendo fulminado por la idiosincrasia bética. Ken se decidió por la segunda vía pero no sin antes hacer un master en procesiones de Semana Santa, bodas gitanas y humor de la calle que resolvió con cum laude, convirtiéndose él mismo en más trianero que muchos que han nacido a la sombra del puente del Guadalquivir
Libros en el petate: Buenos días Ken, quién más y quién menos te conoce de televisión, de las series de Canal Sur, de internet, de tu relación con Jorge Cadaval pero yo quiero que me cuentes tú, quién es Ken Appledorn.
Ken Appledorn: Ken es un norteamericano andaluz que está en el intento de ser divertido y simpático y que procura echar una mano a los demás a la vez que intenta disfrutar de la vida.
L.P: Tienes una trayectoria en el cine y en televisión reconocida.
K.A: Yo diría que tengo una trayectoria pero no necesariamente reconocida. Por gran público no, pero dentro del ámbito audiovisual creo sí. Hay gente que me mira y no sabe de qué me conoce pero les suena mi cara. Creo que los jóvenes de menos de veinticinco años me conocen por series como Malviviendo, Brigada de Fenómenos u otras que se han hecho populares a través de las redes sociales. Luego está la otra parte, las mujeres de cincuenta años que me conocen por ser el marido de Jorge. Eso está guay por la forma tan variopinta por la que me conocen.
L.P: Me ha sorprendido tu salto a la literatura. Puedes explicarnos como surge todo esto.
K.A: Yo no me veo como escritor. Todo surgió en el programa de Bertín y a alguien de la editorial Espasa le gustó mi desparpajo o algo que vieron de la historia de Detroit a Triana o cualquier enfoque de mi vida viviendo en España y me propusieron la idea de escribir un diario con anécdotas. Yo les dije que no, yo no era escritor y no sabía cómo podría hacer eso pero por su parte respondieron que no había prisa y que podría hacerlo poco a poco sin poner un tiempo de entrega. Finalmente quedamos en que ellos me propondrían temas y yo iría enviándoles material con partes de mi vida y anécdotas que me hubieran ocurrido en mi estancia en Sevilla. De ahí sacamos una línea argumental y durante año y medio fuimos construyendo la historia completa.
L.P: Llama la atención como era tu vida en Estados Unidos y lo que te cambia esa vida al llegar aquí. Te imaginabas en algún vivir de la forma que lo haces ahora.
K.A: En parte sí pero yo creo que de una forma u otra yo hubiera terminado siendo actor porque por dentro lo deseaba y quizás hubiera estado trabajando por las mañanas y por la noche sería actor en pequeñas obras de teatro. Jorge tiene la culpa de que este en España ya que si no me hubiera enamorado no estaría aquí. Mi experiencia en España como Erasmus hubiera sido fantástica pero hubiera acabado ahí aunque debo reconocer que si el día de mañana lo nuestro no funcionara me quedaría a vivir en España porque me he enamorado de este país y me encanta.
L.P: En tu libro por lo que cuentas parece que siempre pones la tirita antes de que tengas la herida. Ha cambiado en ese aspecto Ken tras vivir en España.
K.A: Siempre y no he cambiado (risas). Cualquier cosas siempre la hago más grande de lo que es y luego no es para tanto aunque yo siempre me pongo en lo peor y puede que para que cuando ocurra piense "mira, no ha estado tal mal, al final ha sido fantástico" y no sé porque tengo esa actitud aunque Jorge es muy distinto a mí en ese aspecto, él siempre dice adelante en cualquier cosa y me encanta porque necesito ese contrapunto de positividad que me da. Cuando me propusieron escribir este libro yo tenía muchas dudas sobre lo que opinaría la gente y Jorge me dijo "Ken, te han dado la oportunidad de escribir un libro, hazlo, disfrútalo, es una experiencia" y fue el primero que me animo.
L.P: Es imposible no comparar Estados Unidos y España.¿ Funcionamos de forma tan distinta ?
K.A: Yo creo que no, aunque hay diferencias. Lo que más me gusta de España es la vida en la calle y lo social que es la gente aquí, en especial los andaluces. Los americanos no se expresan tanto como vosotros, nos guardamos algo más las emociones y no dejamos que fluyen tan espontáneamente como aquí.
L.P: En tu libro nos describes con tres palabras: Modernidad, tradición y cachondeo. Ha cambiado mucho España desde que cambiaste.
K.A: Yo he cambiado más que España. Antes era más despistado, no entendía las cosas y me enfadaba por casi todo y ahora he asimilado mucho de esta cultura y no creo que haya cambiado tanto, incluso me veo más español que americano ahora. Creo que soy hasta menos gracioso porque ya no tengo esa inocencia que convertía cualquier experiencia en algo nuevo y ya no me sorprendo tanto como antes. España sigue siendo igual salvo en cuestiones políticas que ahora parece que se habla de política todo el día con todos los casos de corrupción que hay.
L.P: La televisión fue como tu vehículo para descubrir España.
K.A: Si, y sin entenderla muchas veces aunque la lectura también influyó sobre todo la prensa deportiva aunque no son los mejores ejemplos la tele y la prensa. Yo creo que verdaderamente descubrí España gracias a la calle y a la familia Cadaval.
L.P: Pero tú dices en tu libro que gracias a esos programas de la tele ibas conociendo la forma de ser española.
K.A: En ese sentido me encanta España ya que en Estados Unidos esos programas son antiguos, ya no se hacían y a mí me parecían de gran colorido y muy teatral y eso me encantaba y me da pena que se esté perdiendo. Allí en Estados Unidos es impensable que en horario punta salgan ciertas cosas como las que aparecen aquí y que las veis normales.
L.P: En De Detroit a Triana sorprende porque hay reflexiones, momentos de cultura, amor. Qué le dirías a los que piensas que este es otro libro de humor.
K.A: No sé, no ha sido premeditado, todo de lo que hablas ha salido de forma natural y me alegra que me digas eso ya que para mí es un halago. Mi intención fue hacerlo en clave de humor pero lo que quería evitar es que fuera un libro profundo cuando hablo sobre la homosexualidad y el tema gay como he podido leer en otros libros de personajes famosos. Quería que fuera más light al hablar de ese tema, quería un libro simpático y que contara de paso algo de mi relación con Jorge.
L.P: Haces hincapié varias veces aunque de forma breve en la docencia. Dices de ella que debe ser culta y a la vez divertida. En ese aspecto te han marcado tus profesores porque incluso gracias a una de ellas fue que viniste a España.
K.A: Para mí son muy importantes, les tengo mucho respecto. Incluso me han ofrecido dar clases y me cuesta hacerlo porque tengo la perspectiva como estudiante y lo importante que es estar aprendiendo y me cuesta verme en esa posición porque yo siento que estoy aprendiendo continuamente y aún tengo más que aprender.
L.P: Todo en tu libro anécdotas incluidas es verdad.
K.A: En un ochenta por ciento sí, el otro veinte restantes esta exagerado.
L.P: Entonces me obligas a preguntarte si existió Remedios, una mujer digna de conocer.
K.A: El viaje del imserso existe, Remedios existe pero hay ciertas cosas que están un poco exageradas para que sean mucho más cómicas.
L.P: La parte final me ha gustado mucho, creo que parte del libro es en cierto modo un homenaje a Jorge, me equivoco.
K.A: Es verdad, no hay nada falso en el libro de toda mi relación con Jorge. Quería tener un cierto homenaje hacia él porque es mi apoyo principal y se lo merece, es la persona más positiva que conozco y no miento cuando hablo de todo esto.
L.P: Mi opinión personal es que te han quedado cosas por contar.
K.A: Me ha costado trabajo dejar cosas fuera y aún tengo cosas por contar y me han preguntado si escribiría una segunda parte pero ni lo he pensado porque primero quería ver la reacción de la gente sobre este libro. Tienes que entender que me ha costado hacerlo dos años, escribiendo poco a poco y ya te dije antes que no soy escritor.
L.P: Es que echo en falta esa parte de tu vida delante de las cámaras, esas anécdotas de las series, el cine o Internet.
K.A: Había tantas cosas que contar que debimos centrarnos en una línea argumental que tratara sobre todo aspectos y hemos tenido que recortar un poco. Incluso la forma en que Jorge me pidió la mano da para otro libro y no en un sólo capitulo como la cuento aquí.
L.P: Ken ha sido un verdadero placer conocerte y charlar contigo sobre un libro que me ha gustado y que he leído en dos tarde.
K.A: Muchas gracias a ti Fernando, encantado con esta conversación. Me alegra que me digas eso porque algo de miedo tenía ya que yo escribo de forma muy sencilla y no sabía si iba a resultar lo suficientemente interesante al público.