Los mil días y muchos más
Encuentro con nuestra Historia
Los mil días y muchos más
La memoria es una construcción que selecciona cuidadosamente los recuerdos, especialmente, los años que determinaron mi caminar, 69 – 73. Nacimos en la década de los años 50. Vivimos en un país de luchas, de desencuentros, asesinatos de campesinos, estudiantes, obreros, trabajadores, de grandes confrontaciones ideológicas, políticas y sociales. Poderosas movilizaciones populares se hacían sentir en las calles. Alza importante del movimiento obrero, campesino y estudiantil, con conciencia de clase, avanzaba en pasos agigantados, con gobiernos elegidos por votación popular e interrumpido, drásticamente, por el golpe Militar, el 11 de septiembre de 1973, encabezada por el dictador Augusto Pinochet.
Ésa es nuestra historia…
El mundo dividido en dos grandes bloques: capitalismo y comunismo. Y ya había sido declarada una guerra: “la guerra fría”, lo determinaba que de este lado del mundo “occidental y cristiano”, todo movimiento social que cuestionara el poder era visto como una amenaza comunista.
En el año 1959, vimos como una pequeña Isla caribeña, Cuba, de tan sólo 1.100 kilómetros de largo, había hecho una revolución. Se enfrentó al país más poderoso del mundo, Estados Unidos.
Un día, triste y amargo para todo nuestro entorno, fue el asesinato de Ernesto Che Guevara, en octubre del 67. Fue apresado vivo en el pueblo de la Higuera en Bolivia, la noticia recorría toda nuestra América morena.
En el 68, “Mayo Francés” cuando estudiantes e intelectuales parisinos se levantaron para protestar contra el régimen económico, cultural y educacional y contra la política colonialista de su país.
En esos años, todo se debatía, todo era objeto de discusión, porque lo que se estaba cuestionando era el sistema reinante, los valores vigentes. Mi hogar no estaba exento a esas discusiones, tenía el sello de un allendismo a ultranza, los temas de política nacional e internacional eran recurrentes en la mesa de los días domingo en familia.
Veíamos en la televisión, las imágenes de Vietnam, el horror de muertes de campesinos, niños y adultos destrozados por las bombas napalm.
Escuchábamos a Víctor Jara, Mercedes Sosa, Quilapayun, Intillimani, los Olimareños, Violeta Parra, Daniel Viglietti, Joan Manuel Serrat, Joan Baez, Atahualpa Yupanqui, Piero, Sandro, los Beatles. Frecuentábamos las peñas folclóricas: “Chile Rie y Canta y la Peña de los Parras”. La música fue muy importante para nuestra generación, hasta hoy nos siguen sus voces y nos evoca a ese período de guitarreos, largos encuentros de cantos, compañerismo y solidaridad.
Leíamos los poemas de Mario Benedetti, Pablo Neruda, Roque Dalton, Miguel Hernández, o Nicolás Guillen.
En esa época, era muy reconfortante leer a Mafalda de Quino. Tan así, que le decía a mi madre, “soy mafaldiana, no me gusta la sopa”.
En las discusiones más militantes, sacábamos los libros de los clásicos: Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Trotsky y Lenin.
Con gran admiración, entusiasmo y esperanza, pensábamos que era posible un mundo mejor. Veíamos las experiencias de Envar El Kadri en Taco Ralo, Tucumán; de los Tupamaros y MLN, encabezado por Raúl Sendic y del propio Miguel Enríquez, líder del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Nos íbamos un poco más lejos y observábamos la experiencia vietnamita de Giap, la china de Mao Tse tung y su guerra prolongada; la bolchevique con Lenin, la lucha contra el colonialismo francés en Argelia o la del pueblo Palestino y su Organización para la Liberación Palestina.
La primera Revolución Latinoamericana, la Cubana, encabezada por los Comandantes hermanos Fidel y Raúl Castro, Camilo Cienfuego y el Che Guevara, la sentíamos tan cercana, tan posible…era nuestra revolución.
Los escritos de Ernesto Guevara, el Che, eran de cabecera. Un hombre querible, por su posición crítica, antiimperialista… Era un hombre nuevo, ejemplo de honestidad, entrega por su conciencia de clase… queríamos ser como el Che.
Así, nos iniciamos en política…
Nos incorporamos a organizaciones políticas que planteaban o surgían a la luz de la revolución cubana, era nuestro imaginario colectivo. En ocasiones en contradicción con las posiciones políticas reformistas o socialdemócratas. Creíamos en la Revolución. Se hacían grande murales y rayados callejeros con consignas elaboradas por las organizaciones políticas y sociales, se volanteaba, se entregaban boletines afuera de las fábricas, en las escuelas y las universidades, en las poblaciones, del mismo modo se repartía y vendía los periódicos de los partidos políticos. Se planteaban las distintas visiones de la realidad del momento. Siempre con el apoyo irrestricto al gobierno popular de Salvador Allende. Nos unía la decisión de comprometernos en el proceso de la vía al socialismo, de ser coherente en la práctica de las ideas revolucionarias que a diario íbamos adquiriendo.
Participar y sumarse a alguna organización política, no era difícil, el país estaba dividido en tres tercios: la derecha, representada por el Partido Nacional, el centro representada por el Partido Demócrata Cristiano y la izquierda que era una coalición de partidos políticos que lo componía mayoritariamente el Partido Comunista, Partido Socialista, Partido Social Demócrata, Izquierda Cristiana, MAPU y otros más pequeños.
Soy hija de esa generación, que se debatía entre el capitalismo y el socialismo. Crecimos escuchando a los adultos sobre política en las reuniones familiares, en las escuelas, con lo/as amigo/as, en la calle, en la locomoción colectiva, en el trayecto hacia la escuela, universidad o trabajo.
Unidad Popular
El conglomerado político se formó en octubre de 1969, en reemplazo del Frente de Acción Popular, con motivo de las elecciones presidenciales de 1970. Conformada por el Partido Comunista, Partido Radical, Partido Socialista, el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitario), el Partido de Izquierda Radical y la Acción Popular Independiente, la Izquierda Cristiana. Además, contó con el apoyo de la central sindical nacional, la CUT (Central Única de Trabajadores). Para los simpatizantes de la UP, se formaron los Comités de la Unidad Popular.
El 4 de septiembre de 1970, todo Chile y América Latina, estaban pendiente de los resultados electorales, por ser el primer país que u presidente socialista llegaba a la presidencia por la vía electoral. “vía pacífica al socialismo”.
Mis padres ansiosos, nerviosos por los resultados electorales, nos tenían a los tres hermanos, en absoluto silencio para escuchar cada computo por la radio y la Televisión Nacional, ya en horas avanzada de la noche anuncian, reconocen el triunfo de la Unidad Popular, encabezada por el doctor Salvador Allende Gossen, con el 36,61% de los votos, contra Jorge Alessandri Rodríguez, candidato del Partido Nacional con el 35,25% de los votos y Radomiro Tomic, del Partido Demócrata Cristiano con el 15,43% de votos.
Horas más tarde, una manifestación espontánea de miles y miles de seguidores de la Unidad Popular, en pleno centro de Santiago, recibió el primer discurso del recién electo Presidente, dirigido a los trabajadores y a los sectores populares, donde reafirma su compromiso con su Programa de Gobierno y sus 40 medidas. La alegría del pueblo se hacía sentir, familias completas con canticos y consigas no paraban de bailar como en un verdadero carnaval. Uno de los momentos más felices vividos por el pueblo chileno. Allende, asumió el cargo, el 3 de noviembre de 1970.
La militancia
A la edad 13 años, al calor del triunfo popular en 1970, me incorporo a la juventud socialista. Una invitación a una asamblea de izquierda al interior del Liceo N° 5 de niñas, que durante la semana llamaba por medio de carteles pegados en los muros del viejo e histórico edificio, ubicado a pocas cuadra de la casa de Gobierno y a una cuadra del edificio que fue la sede de la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo, más conocido como UNTACD III. (Fue terminado en 275 días, con miles de voluntarios para lograr terminarlo para la conferencia. Recuerdo que todos los días había inmenso letrero, afuera de la construcción, que mostraba los días que faltaban para su término. Se logró el objetivo y se realizó la conferencia en 1972). Ahí, justo ahí, pleno centro de Santiago, inicio mi militancia.
En la asamblea, me preguntan en qué partido usted milita compañera? Y ante la numerosa asamblea me declaro socialista. Una de las participantes dice, “tu papá es socialdemócrata y es candidato a Regidor por la comuna de Ñuñoa” (comuna en que vivíamos). Sí efectivamente, pero yo soy socialista porque soy marxista y mi papá no lo es. Las militantes socialistas me abordan al término de la asamblea y me preguntan: “¿en qué núcleo, seccional o regional perteneces?” Me hablaban en un idioma que no conocía… Sólo sabía que era socialista porque escuchaba las eternas discusiones de mi padre con sus correligionarios que creían en una economía mixta. Se declaraban no marxistas. Nunca estuve de acuerdo con ellos. Desde ese día me incorporo al núcleo Camilo Torres, de la Juventud Socialista de la séptima comuna del Regional Centro. El Núcleo al cual pertenecía estaba compuesto por 50 militantes y simpatizantes en la jornada de la mañana y había otro núcleo, llamado Nadezhda Krupskaya, de 50 compañeras en la jornada de la tarde.
La opción de militancia que cada una tomamos, era una opción de vida, que muchas veces traía confrontaciones con los padres. Muy por el contrario, otras no teníamos problemas, era sentirse con el apoyo y la complicidad de verdaderos compañeros en la construcción de la sociedad que queríamos. Las madres con una formación más conservadora, siempre el miedo estaba presente en ellas. Por el riesgo de perder la vida. Nosotras muy joven y temerarias, no sentíamos ese temor por el contrario, siempre fuimos de la primera línea.
Amábamos la vida, y estábamos dispuestas a arriesgarla para realizar los cambios profundos en la sociedad. No había otra posibilidad que el camino ya trazado por el propio peso del contexto y de la historia en nuestras espaldas.
Con morral de lana o cuero al hombro, zapatos bajos o zapatillas, pantalón de jeans, pelo atado, sin maquillaje, cara lavada. Nos sentíamos desafiando a la sociedad que inculcaba lo contrario para las mujeres. Buscábamos la independencia, dejábamos a muy temprana edad nuestra casa paterna (a los 16 años, dejé mi familia) y construíamos espacios como la sociedad que queríamos construir.
Unidad Popular: Construyendo Socialismo
La participación no era, ni es un fin en sí mismo, sino una herramienta para avanzar en la toma de conciencia de clase, para lograr el poder real del pueblo en su conjunto.
Los estudiantes secundarios estábamos agrupados y coordinados por territorios, el Liceo N°5 de niñas, (establecimiento donde estudiaba), el Liceo N° 8 de hombres, el Comercial N°3, el Liceo N° 10, era el único mixto del sector y el Liceo N° 13 de niñas, (hoy Carmela Carvajal), eran parte de la coordinación estudiantil, todos perteneciente al Cordón Vicuña Mackenna.
Cada estudiante militante o simpatizante de la Unida popular, se hacía sentir como parte de una gran familia, respetuoso, solidario, cómplices, con principios y valores, siempre en imagen y semejanza del Che. Sentirse y sentirnos libres, independientes, protagonistas en la construcción del país que soñábamos. Cada día nos dotábamos de herramientas necesarias para convertirnos en hombre y mujeres comprometida/os, pensantes, militantes donde nos encontremos, en la escuela, universidad, en el sindicato, en las orgánicas políticas, en hombre y mujeres revolucionaria/os.
El contexto estudiantil era reflejo de lo que sucedía en la política a nivel nacional: grandes debates, encuentros, desencuentros, y un alto nivel de politización y una participación masiva de los estudiantes, posiciones políticas que representaban los tres tercios (izquierda, centro y derecha). Todos agrupados en la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES), que logró masificarse, alcanzó un nivel de relevancia política. El trabajo principal de la Federación y de los estudiantes de izquierda, fue la lucha por la implementación de la Escuela Nacional Unificada. (ENU).
Los estudiantes secundarios que pertenecían a la educación fiscal técnica, industrial y especial estaban agrupados, a nivel nacional, en una organización denominada Federación de Estudiantes Industriales, Técnicos y Especiales. Los liceos comerciales tenían otra organización, la Federación de Estudiantes de Comerciales o FECOCh, Las tres federaciones tenían una relación muy estrecha, todas controladas por la izquierda. Los estudiantes secundarios de derecha se concentraban en los liceos emblemáticos, como: el Instituto Nacional y en los colegios particulares. La FESES, se quiebra en el contexto de las elecciones de la Federación, porque la Democracia Cristiana, se retira de la mesa política en la que proponías delegados por colegio para las votaciones y la izquierda “un hombre un voto”. Sabían que con la propuesta de la izquierda perdían la votación.
Los Centros de Alumnos, eran elegidos por todos los estudiantes de cada liceo y siempre con la representación de los tres tercios. En el liceo que yo estudiaba, la derecha tenía la presidencia, luego la DC y la izquierda en tercer lugar. El año 73, se logra ganar la presidencia, fui elegida presidenta del Centro de Alumnas por primera vez en la historia de ese liceo.
La derecha, en esa época era muy agresiva, tenía como apoyo a la ultraderecha, el comando Rolando Matus y Patria y Libertad. Eran contrarios a la implementación de la Escuela Nacional Unificada.
Una anécdota: Las alumnas de mi liceo nos comentan que recibieron una información: al día siguiente la derecha junto a la Democracia Cristina, harían un paro nacional y que se tomarían los liceos y colegios de Santiago. Nosotras, al recibir la noticia, nos organizamos y decidimos tomamos el liceo en la mañana muy temprano. Éramos alrededor de 100 alumnas, pocas para el recinto tan grande. Teníamos que cubrir muchas posibles entradas y sabíamos que nos enfrentábamos a la retoma del liceo por el comando Rolando Matus y Patria y Libertad. Justo al lado del liceo, se estaba construyendo un gran edificio, hoy es de la Universidad de Chile. Fuimos hablar con los trabajadores para solicitar apoyo en caso de la retoma. El jefe de la obras nos dijo que no podían abandonar el trabajo. Le propusimos en caso de emergencia podíamos tocar la campana del liceo, aceptó y dijo, sólo en caso de emergencia. Las compañeras estábamos en asamblea organizando los turnos, de pronto una de las alumnas que estaban haciendo guardia en los techos nos mandan un mensaje diciendo que los de derecha se estaban metiendo por la sala de música y que venían armados. Nosotras para defendernos sólo teníamos algunas ondas, nunchakos y palos, con eso no lográbamos controlar la situación, sin pensarlos dos veces, comenzamos a tocar la campana a todo dar, en pocos minutos aparecen unos 50 obreros con sus cascos y sus herramientas de trabajo, palas, picotas y martillos. Los de derecha que entraron decididos a sacarnos del recinto, vieron a los trabajadores en masa y con sus herramientas en alza, rápidamente, escaparon por donde mismo entraron. Aún tengo esa maravillosa imagen de solidaridad de los trabajadores. El conflicto de fondo era por la inminente implementación de la ENU
Escuela Nacional Unificada (ENU)
Escuela Nacional Unificada (ENU), fue impulsada por Salvador Allende, quien intentó hacer una profunda reforma educativa integral permanente; un proyecto de transformación de la educación que involucró a diversos actores como docentes, estudiantes, padres y organizaciones sociales. Su objetivo principal, cambiar el sistema educativo tradicional que lo consideraba, elitista y clasista y reemplazarlo por uno nuevo sistema educativo capaz de asegurar a los trabajadores el acceso a la educación de calidad, igualitaria sin distinción de género, democrática, participativa, pluralista y acorde con las necesidades económicas del país, esencial de la construcción de una sociedad más justa, que permita mejorar sus condiciones de vida.
La propuesta de la reforma educacional de la Unidad Popular, significó, para un país polarizado, la reacción de los dos tercios de la población estudiantil, (la derecha y la democracia Cristina) múltiples marchas en las calles céntricas, rayados callejeros, tomas en las escuelas y liceos, medios de comunicación al servicios de los empresarios y de los poderosos, debates y fuertes enfrentamientos. Medios que denunciaban su temor al avance de una sociedad socialista que no permitirían a ningún costo.
Así, la “vía pacífica al socialismo”, no se lograba ver…
Los estudiantes de izquierda, nos esforzábamos-preparábamos para ganar la lucha ideológica en los diversos frentes naturales que nos encontrábamos. Cada día crecía y masificaba la propuesta del proyecto ENU. Al mismo ritmo o tiempo, crecía el apoyo popular de la población chilena al difícil proceso de la Unidad Popular. Faltó tiempo, los mil días de la “vía pacífica al socialismo”, no fueron suficiente para producir cambios en una sociedad conservadora, apoyada por los Estados Unidos, donde la derecha y los sectores de centro, representada por la Democracia Cristiana eran fuertes y con trayectoria electoral.
Cada propuesta que el poder ejecutivo llevaba al Senado, eran grandes debates y finalmente rechazados, la derecha, en conjunto con el centro, tenían la mayoría en el parlamento. Fue un periodo muy difícil de gobernar con ésa oposición tan agresiva…
Paro de los camioneros y empresarios
En octubre de 1972, en el contexto del paro Nacional, realizado por los dueños del transporte y el gremio de los camioneros, apoyado por los empresarios y los partidos de la derecha y del centro, representada por la Democracia Cristiana, los más reaccionarios… huelga que duró más de tres semanas, profundizó el desabastecimiento económico y de alimentos para la población, el Gobierno de Allende, se vio en la necesidad de decretar el Estado de Emergencia…
Ante el agresivo ataque de los sectores de la burguesía contra el gobierno y al pueblo chileno, los trabajadores, en conjunto con los partidos de la Unidad Popular y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), nacen de los Cordones Industriales. También fue muy importante la participación y la formación de las Juntas de Abastecimientos y Precios (JAP) y los Cordones Comunales o Comandos Comunales.
Una de la experiencia significativa vivida en esa época fue la participación en el Comando Comunal del Cordón Vicuña Mackenna, donde en conjunto los estudiantes de todos los liceos organizados y coordinados , obreros, trabajadores, pobladores de la Séptima comuna, nos organizamos para abrir los locales comerciales donde la derecha tenía acaparado los alimentos. Por supuesto, con fuertes enfrentamientos, logramos repartir los alimentos a todas as familias del sector previamente catastradas. La participación de un núcleo que prostitutas que vivían y trabajaban en el sector fue vital. Años después, época de dictadura, esas compañeras abrieron sus casas para refugiarnos en casos de emergencia, las teníamos como casas de seguridad. Un día recurrimos a las compañeras después de una reunión a pocas cuadras de ellas, nos avisaron que nos estaban vigilando, nos fuimos con Claudio Thauby cortando el seguimiento a San Camilo a una de sus casa (hoy Claudio, es parte de la lista de los 119 compañero/as detenidos desaparecidos desde la Villa Grimaldi), ellas nos protegieron y libramos, en ese momento 1974, de la DINA.
Los Cordones Industriales, cumplieron una función muy importante en el proceso de la Unidad Popular, propiciaron las tomas de los medios de producción y las fábricas, el control de la sociedad por parte de la clase trabajadora. Entregó respuestas concretas al problema del desabastecimiento y la falta de alimentos para la población. , un hecho que agudizó la lucha de clases de la época.
La política implementada por el presidente Allende y sector mayoritario de la UP, decidieron la incorporación de militares al Gobierno. Nosotras como núcleo de estudiante y militante del Partido Socialista, escribimos una carta al Presidente manifestando nuestro descontento a la decisión tomada por el Gobierno. Sentíamos que era nuestro deber hacer presente nuestra opinión porque representábamos la voz de los estudiantes de la coordinación de los liceos. Recibimos respuesta del compañero Presidente, en la que nos manifiesta que él, si bien es militante del Partido, ante todo el respeto a la mayoría representada al interior de la Unidad Popular, es decir, valoró la opinión del Partido Comunista de Chile. La decisión tomada tuvo rápidamente sus repercusiones, ad portas de un golpe de Estado, propiciado por los mismos oficiales de las Fuerzas Armadas y de Carabineros que ellos habían depositado su confianza para detener la agresividad derecha reaccionaria, sin darse cuenta que ellos siempre han representado a los grandes capitalistas nacionales. Meses más tarde, la traición por parte de ellos, el complot que se venía gestando, la represión a todo/as el pueblo activo y consciente y por supuesto, la destrucción de lo que se había conquistado los trabajadores.
En marzo de 1973, se llevaron a cabo las elecciones parlamentarias, en medio de una gran crisis económica, social y política. La derecha y el Centro, representada por la Democracia Cristiana, estaban convencidos que el resultado de la elecciones les permitiría obtener los dos tercios en el Congreso para acusar constitucionalmente al Presidente Allende. Sin embargo, los candidatos de la Unidad Popular logran una significativa victoria del 43,3 por ciento de la votación, muy por sobre los 36, 3% obtenidos en las elecciones presidenciales. Los resultados para la oposición fueron desbastadores… acusando, incluso, de fraude electoral, al no conseguir sus objetivos, de derrocar constitucionalmente a Allende, aceleran, preparan y consolidan un golpe militar. Sus primeros preparativos, el “Tanquetazo”.
Sublevación Militar
La sublevación de un sector de los militares del Regimiento Blindado N.º 2, liderado por el teniente coronel Roberto Souper, el 29 de junio de 1973, en contra del gobierno de la Unidad Popular. Al echo se le llamó “Tanquetazo” porque hicieron presencia con dieciséis vehículos pesados armados, especialmente, tanques que cercaron el Palacio de Gobierno y el Ministerio de Defensa. Los tanques abrieron fuego contra estos edificios. El palacio de gobierno recibió alrededor de 500 impactos de bala de ametralladoras, mientras que la Guardia de Palacio disparó más 450 balas. El Comandante en Jefe del Ejército, Carlos Prats, soldado leal al gobierno popular logró controlar la sublevación.
El Presidente Allende, convocó ese mismo día 29, a una manifestación frente al Palacio de La Moneda. Salió al balcón en compañía de los tres Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y rindió homenaje a las fuerzas leales del Ejército de Chile, de la Armada Nacional y de la Aviación y a cinco civiles que perdieron su vida, como consecuencia de la sublevación militar. Sin embargo, a no más de tres meses, el 11 de septiembre de 1973, las tres ramas de las Fuerzas Armadas más el Cuerpo de Carabineros derroca, por medio de un Golpe de Estado, liderado por Augusto Pinochet, al gobierno elegido democráticamente del Presidente Salvador Allende Gossen. Quien muere en La Moneda defendiendo el gobierno popular.
Resistencia y Detención
El 11 de septiembre de 1973, a la 8 de la mañana nos reunimos en una asamblea estudiantil, (aprovechando un paro de la derecha) con unas compañeras de mi liceo en la sede del Partido Socialista, ubicada en vicuña Mackenna con Las Tranqueras. Luego de anunciarnos que había un alzamiento de las FFAA y que el golpe de Estado venía ya, sin saber lo que significaba con claridad un Golpe de Estado, desalojamos la sede para dirigirnos al Liceo N° 8 de Hombre, lugar común de concentración de los estudiantes del sector. Desde ahí escuchamos el último discurso del Presidente Allende y asistimos, impotentes, al bombardeo de la Moneda. Los estudiantes resolvimos ir en apoyo a las industrias intervenidas por los trabajadores del Cordón Vicuña Mackenna. Cuando fui a buscar el maletín de primeros auxilio a mi casa, me enteré que mi padre, que trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas, (enfrente de La Moneda) era una de los defensores del gobierno de la UP. Posteriormente, será detenido, acusado de franco tirador y llevado al Estadio Nacional.
Me dirijo al Cordón Vicuña Mackenna para incorporarme a la resistencia al golpe en las industrias del sector. el 12 de septiembre a las 7:00 de la mañana, nos allanan y detienen en la Industria Easton Chile, Nos trasladan a la Escuela Suboficiales de Carabineros, posteriormente, al Regimiento Tacna y finalmente al Estadio Chile, hoy Estadio Víctor Jara.
En el bus de carabineros que nos traslada al Estadio Chile entono la Marsellesa Socialista porque prefería “morir cantando que llorando”. Soy la primera detenida que ingresa al Estadio Chile; allí, sufro apremios ilegítimos y soy testigo de torturas y asesinatos de compañera/os. Nos encontrábamos cerca de 7 mil en un recinto que no cabían más de 3 mil personas.
Para mi sorpresa, un día me llaman por los parlantes y me fueron a buscar unos militares para presentarme a la guardia principal, pensé.., nuevamente a interrogatorio. Nada de eso, cuando llego al lugar veo formados los “Boinas Negras” que estaban a cargo del Estadio y en la puerta central veo a tres hombres vestidos de Policía de Investigaciones, armados con fusiles, uno de ellos era mi padre disfrazado de policía, (sorpresa grata para mí, lo hacía muerto), cuando lo miro me da vuelta la cara…con esa actitud entendí que a cualquier costo me sacaba de ese recinto. Luego de recibir la última arenga con amenaza de muerte, de parte de la comandancia, en presencia de todos, me dice que me tiene que entregar a la Policía de investigaciones. Creo haber sido la primera y única rescatada, de ese lugar, por un padre cómplice de toda la actividad política de su hija, mi fiel e incondicional compañero Social Demócrata.
Y, nos persiguieron, y persiguieron…
Alguno/as debieron abandonar el país, otra/os pasaron a la clandestinidad, otra/os se encuentran sus nombres en la lista de los detenida/os desaparecida/os o ejecutada/os político/as; otra/os fuimos secuestrado/as en las cárceles clandestinas de la dictadura. El año 1975, fui apresada en calidad de detenida desaparecida en el ex cuartel Terranova hoy Parque por la Paz Villa Grimaldi, posteriormente, fui trasladada a otro centro clandestino llamado “ Cuatro Álamos” para finalmente ser reconocida como prisionera política y en libre plática en “Tres Álamos”.
Como dice mi compañero” todo/as entregamos la vida, alguno/as la perdieron y otra/os tenemos la obligación moral de transmitir nuestra historia”. Sólo nuestra convicción, con principios y valores aprendidos por nuestra historia nos hace seres más libres y más dignos. Seremos como el Che.
Zabrina Pérez Allende
Octubre 2020