Roberto comenzó contándonos que en un principio la novela se titulaba La buena sangre, haciendo referencia al vínculo sanguíneo que une a Ana, la protagonista, con su hermano, el otro gran protagonista de la novela aun ausente. Pero ¿cómo nació esta novela? En el verano de 2015 Planeta se puso en contacto con él. Tras finalizar una reunión con dos de sus editores no quedó muy claro cómo terminaría el asunto, ellos le proponían algo de corte juvenil cuando a Roberto le asaltó el recuerdo de unosrelatos que durante mucho tiempo estuvo escribiendo, unos relatos sobre Ana sin saber que era ellay lo tuvo claro en ese momento, escribiría un thriller judicial y la protagonista sería esa mujer que se enfrentaría contra algo, ya vería el qué. Solo quedaba encerrarse a escribir.
Preguntado por su metodología de trabajo, Roberto Santiago echa mano de uno de sus profesores en la Escuela de Letras, Juan José Millás, para contarnos quehay dos tipos de escritores, los que escriben con mapa y los que escriben con brújula. Los primeros son aquellos que lo saben todo desde el principio, una ruta trazada de la que no se salen; mientras que los segundos son los que, como él mismo, saben hacia dónde van, pero desconocen cómo llegarán hasta la meta, por lo queteniendo claros solo dos conceptos, abogada y juicio, cada página de Ana le iba descubriendo lo que ocurríade forma que en todo momento se sentía al borde un abismo. Una forma de escribir así implica necesariamente una importante labor posterior de revisión y corrección. Nos cuenta también que normalmente escribe en su casa, pero no tiene manías especiales y prácticamente puede escribir en cualquier lugar y se imponeuna autodisciplina: escribir todos los días, pase lo que pase y sea lo que sea, aunque luego tenga que desechar lo escrito.
Roberto Santiago tenía un trabajo de documentación previo sobre el todo lo que rodea al mundo del juego como son los prestamistas, las partidas clandestinas, los corredores de apuestas, las partidas privadas dentro de los casinos… Una documentación que se convirtió en
una vivencia personal en la que el autor conoció de primera mano muchos de los casos y de las situaciones que se cuentan en la novela. Un mundo terrible que está muy cerca de nosotros y sobre el que casi no se ha escrito nada. Importante ha sido también la labor de documentación para que la parte jurídica fuera fiel a nuestro sistema judicial. Roberto no solo asistió a numerosos juicios, sino que contó con la ayuda de dos abogados que le asesoraron en las distintas fases de los procedimientos.No sabe si Ana tendrá una continuación, a él le gustaría porque tiene muchas más cosas que contar de ella, muchos más casos, su vida personal… pero primero hay que ver cuál es la acogida de los lectores. Lo que sí se sabe ya es que habrá una película y en este aspecto todos los asistentes estuvimos de acuerdo, una película se quedará corta para contar todo lo que sucede en la novela y sería mejor una serie de televisión.Y así transcurrió una tarde muy agradable que como siempre terminó con las firmas, las dedicatorias y las fotos. Desde aquí agradecer a la editorial su invitación y a Roberto su buena disposición para charlar con nosotros. ¿Aún no habéis leído Ana? Pues es una estupenda opción para estos días de descanso que se acercan.