Revista Cultura y Ocio
Hace unas semanas tuvimos el placer de asistir a un encuentro con Roberto Santiago, autor de Ana, esa novela que no he dejado de recomendar desde que la leí y que ya se ha convertido en uno de los mejores libros que voy a leer este año.
Todos los que os habéis podido cruzar conmigo o habéis cruzado conmigo cualquier tipo de tweet o conversación habréis recibido la misma respuesta, una novela que a pesar de sus 860 páginas devoré, que me enganchó en el minuto uno y de la que no me pude despegar hasta el final por estar llena de giros y acción a lo largo de todo el texto.
Desde que la terminé, incluso antes, intenté que la editorial hiciera un encuentro con Roberto y mis súplicas fueron escuchadas y nos encontramos una vez más en La ciudad invisible para poder preguntar y comentar todo lo que quisiéramos.
Esta fue una de las pocas veces que casi todos los presentes teníamos la novela leída por lo que no hubo que tener tanto cuidado en lo que se preguntaba y cómo y pudimos despacharnos agusto. Aún así, voy a tener cuidado en lo que cuento para que nadie que no la haya leído sufra ningún spoiler.
Lo primero que quisimos saber, ya que yo explícitamente lo había preguntado mediante mail, era qué es la portada. Todos dimos nuestra opinión, que si una rosa, un corazón, un papel arrugado.... Roberto nos dijo que ni él mismo lo sabía, que se había decidido por ella por lo llamativa que era pero posteriormente la editorial colgó un gif que sí que aclara lo que podría ser: un corazón latiendo.
En cuanto al título, llamativo por lo grande y conciso, por lo visto también hubo varias opciones, una de ellas "La buena sangre" pero que después de darle vueltas y vueltas se dieron cuenta de que como se referían ellos mismos siempre a la novela era como "La novela de Ana" así que no hubo que buscar tres pies al gato y se quedó con la versión simple.
Roberto nos estuvo contando que él, escritor durante muchos años de novela infantil, había ido escribiendo trozos, relatos de historias que no estaban relacionadas entre sí y que iba guardando en un cajón. Estas historias no estaban destinadas a formar parte de Ana pero después sí que ha podido utilizar muchas de ellas para el personaje.
La escritura de la novela de Ana como tal empieza en verano de 2015 cuando recibe la llamada de unos editores que conocen sus novelas infantiles (entre otras la famosa saga de los Futbolísimos) y le proponen escribir algo distinto, algo para adultos. Él no tenía muy claro qué es lo que iba a escribir pero casi cuando se estaban despidiendo recordó algo que le había pasado hace 20 años: él se había matriculado en derecho aunque tuvo claro desde el principio que esa no era su vocación. El día que vio la película de "Veredicto final" tuvo el valor de enfrentarse a sus padres y y decirles que no quería estudiar derecho y escribió un relato de manera compulsiva sobre una estudiante de derecho. Ésto es lo que le vino a la mente cuando se estaba despidiendo de los editores y en ese instante les propuso escribir un thriller judicial y aunque ellos no estaban muy convencidos, ya que buscaban otra cosa, ahí es donde Ana empezó a crecer.
A partir de ahí, en Roberto ya se desató la necesidad de escribir esta historia y tuvo que anular todos los planes que tenía para el verano, sentarse a escribir y en los primeros días ya tenía las 100 primeras páginas.
En cuanto a la manera que tiene de escribir nos contó que había aprendido hace años en un curso de escritura que tenía entre el profesorado a Juan José Millás, que había escritores de brújula y escritores de mapa. Los escritores de mapa eran los que tenían todo planeado antes de empezar a escribir y los de brújula los que iban dejando que los personajes y la acción se fueran desarrollando mientras iba escribiendo. Roberto se confiesa de estos últimos, mientras escribe no sabe hacia dónde va. Este hecho en una novela de casi 900 páginas en la que quedan todos los cabos atados nos pareció algo casi imposible. El autor nos dijo que únicamente al final sí que tuvo que retocar algún capítulo para que todo tuviera sentido.
Nos contó que cuando empezó a escribir solo tenía claros los tres pilares de la novela: juicio-abogada, el personaje de Ana que se iba a inspirar en los relatos que tenía escritos sobre diferentes mujeres y el mundo del juego. Sobre este último además tenía mucha documentación ya que en el pasado había estado en conversaciones para hacer una película sobre el mundo del juego y había podido entrevistarse con mucha gente e incluso acudir a grandes partidas o meterse en un torneo. Durante caso 4 años conoció a prestamistas, corredores de apuestas, gente verdaderamente enganchada, estuvo en partidas privadas, clandestinas... es decir, la parte de documentación más complicada ya la tenía.
El otro punto fundamental de la novela es todo lo que se desarrolla en cuanto al derecho: las fases en las que se divide un juicio: el período de instrucción, la búsqueda de pruebas, de testigos, las declaraciones, la elección del jurado popular, el propio juicio, los alegatos y la resolución ha sido posible gracias a la ayuda de dos grandes expertos a quienes nombra en los agradecimientos (Zulima Almira y Javier Gaspar) y que le estuvieron asesorado, pasando casos reales, sentencias, leyes... además, Roberto pudo acudir a juicios con jurado para ver cómo se desarrollaban pidiendo incluso permiso para quedarse en las partes que no son públicas. Todo esto le ha ayudado a desarrollar esta parte de la novela con total claridad, coherencia y verosimilitud. Como yo misma dije en mi reseña y así se lo hice saber, para mí una de las grandes virtudes de esta novela es que explica perfectamente todo lo relacionado con el derecho y con el juicio en sí sin aburrir, sin dar lecciones e incluso despertando un gran interés por ello a quien de primeras no lo tenía como era mi caso.
A Roberto le pareció que estas dos temáticas: el mundo del juego y el desarrollo de un juicio en España eran muy atractivas porque no se habían tratado actualmente en novelas, es más, creía que todos sabíamos mucho de los juicios en Estados Unidos por las películas pero nadie sabía nada de cómo se desarrollaba un juicio con jurado popular en España. Además, servía como crítica a la libertad que hay hoy en día en cuanto a anuncios e incitación al juego. Todos vemos actualmente, en televisión, cartelería... a famosos anunciando páginas online de apuestas y todos conocemos gente a nuestro alrededor que ha jugado en ellas. Un mundo en el que actualmente es muy fácil entrar y más fácil aún quedarse enganchado.
También quisimos saber porqué había querido introducir el tema de la violencia de género en la novela, un tema delicado que en la novela está muy bien tratado. Roberto nos contó que no era algo que tuviera pensado, que es un tema que conoce de cerca y que el personaje que lo sufre se lo pidió cuando iba escribiendo.
Otro de los puntos importantes en esta historia son los interrogantes que nos lanza el autor desde la novela y es que como él mismo dijo en ella intenta lanzar preguntas pero no dar respuestas: ¿el fin justifica los medios? Para él no pero habrá gente que piense que sí dependiente qué caso, aquí es donde se nos plantea un dilema ético sobre el que no voy a dar más datos para no hacer spoiler.
Sobre los personajes también pudimos hablar largo y tendido y es que aunque en esta novela el personaje indiscutible es Ana, todos los que la rodean no se quedan atrás en la historia. Coincidimos en que sobre todo es una historia de mujeres valientes y a todos nos gustaría que hubiera una segunda parte de Ana, que Ana Tramel siguiera en nuestras vidas defendiendo casos. Roberto no cierra la posibilidad de que Ana siga dado el cariño que le ha generado a la gente. Desde aquí suplicamos que así sea ya que cuento los meses para seguir aprendiendo de derecho y seguir disfrutando de la mano de Ana.
También se habló de la posibilidad de que Ana fuera llevada a la pantalla y, aunque todos querríamos que se hiciera una serie con ella, ya que es muy extensa y ninguno de los presentes queríamos que se quitada nada de lo que aparece en la novela, parece que de momento hay posibilidad de que se convierta en una película. En cualquier caso es una novela que merece la pena leer para no perderse nada de lo que el autor ha sabido describir tan bien en el texto.
Como imaginaréis estuvimos hablando de muchas más cosas, saltando de un tema a otro y es que como os digo, todos queríamos saber ya que es un libro que despierta muchos sentimientos y ante el que todos habíamos quedado encantados.
Como conclusión os diré lo mismo que le dije al autor. Para mí este libro ha conseguido dos cosas fundamentales: que me interese por un tema como el Derecho sobre el que no solo no sabía nada sino que ni siquiera me interesaba y además que lo entienda sin aburrirme en explicaciones y que lograra empatizar con un personaje como Ana, un personaje complicado, con unas decisiones que no siempre compartiremos y que quizá es capaz de proyectar lo que todos querríamos ser si no tuviéramos nada que perder en el camino.
Si no lo habéis hecho aún, leed Ana porque cuando empecéis no podréis parar y no la olvidaréis.