Las oficinas de la empresa de Gustavo estaban en la octava planta del edificio, cuando llegamos el ascensor le cedí el paso, a lo que ella respondió con una sonrisa dándome las gracias. No pude evitar una mirada furtiva a su trasero que en esta ocasión cubría una falda ajustada que llegaba hasta la mitad de sus muslos, imagen que procuré, no sin esfuerzo, quitar de mi cabeza y concentrarme en la reunión.
– He visto tu plan y me ha gustado, creo que puede ser una buena estrategia de lanzamiento, aunque tengo algunas dudas que ya te plateare en la reunión.
– Adelántame algo.
– No, prefiero decírtelo cuando estemos reunidos ,el contexto me ayudará a plantearlo mejor. No te preocupes nada grave, solo un par de sugerencias. Venga, ya hemos llegado, vamos que Gustavo debe estar esperando.
– Vale como prefieras.
Salimos del ascensor hacia la puerta de las oficinas, se giró hacia mí y me dijo:
– Casi se me olvida, llevo puesta la ropa interior que viste el otro día.
Momento extraído del relato Con las bragas en la mano