Revista Cultura y Ocio

Encuentros tabarquinos

Por Armando_p
El pasado mes de marzo de 2014, publicaba en este blog el artículo El concepto de «tabarquinidad», a raíz de la publicación en la prensa alicantina de la noticia del inicio de las gestiones encaminadas a conseguir de la UNESCO la declaración de la «tabarquinidad» como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Para ilustrar tanto la noticia como el vocablo, reproduje a continuación el artículo de 2010 del Instituto Universitario de Restauración de Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, titulado Fundaciones Tabarkinas: Tabarka, Carloforte y Nueva Tabarca.
Pero, lo cierto, es que la historia de la redescubierta y nuevamente tratada «tabarquinidad» data de décadas atrás. Sin ir demasiado lejos, en mayo de 2008 se llevó a cabo en la tunecina Tabarka el coloquio internacional «De Tabarka à Tabarka, quatre étapes méditerranéennes», cuyas Actas constituyeron la obra publicada en 2011 con el título De Tabarka (Tunisie) aux "nouvelles" Tabarka: Carloforte, Calasetta, Nueva Tabarca. Histoire, Environnement, Préservation, bajo la dirección de Philippe Gourdin y Monique Longerstay, con la participación de autorizadas firmas tunecinas, italianas, españolas y francesas, que le dieron una visión mucho más completa y cosmopolita al citado concepto de la «tabarquinidad». Una obra digna de ser consultada por toda aquella persona interesada en conocer la verdad histórica del periplo tabarquino, cuya riqueza le hace acreedora a la pretendida declaración de la UNESCO.
Encuentros tabarquinos
Pues bien, recientemente, en mi hemeroteca he dado con un artículo escrito en febrero de 1997 por José María Perea, en las páginas del Diario Información, en el que recrea la celebración, en 1988, del 250 Aniversario de la fundación de Carloforte. Esta efemérides dio lugar a otro de esos encuentros de las que el periodista bautiza como las «tres Tabarcas», en el que intervinieron profesores de las universidades de Cagliari, Génova, Roma y Túnez. Recordando el artículo a su vez que, desde junio de 1975, la homenajeada ciudad sarda y nuestro ciudad de Alicante, quedaban hermanadas. Por cierto que el artículo venía a cuento por el anuncio del Patronato de Turismo de la idea de realizar un nuevo encuentro histórico y cultural de esas «tres Tabarcas» del Mediterráneo.
Es decir, el histórico asunto de la «tabarquinidad» no es cosa de hace unos meses, es fruto de un pasado común que, fundamentalmente, en los últimos cuarenta años, va acercando las costas de estos territorios insulares multinacionales y, a buen seguro, gracias al intenso e inmenso trabajo que se está realizando desde todos y cada uno de los países implicados, magníficamente coordinados por Monique Longerstay, dará sus frutos en un futuro próximo, convirtiendo este singular periplo histórico en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

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Los caminos del exilio (Philippe Gourdin)


Este es el artículo íntegro de José María Perea en el Diario Información del 8 de febrero de 1997, en su página 12, al que hacía alusión, integrado en la sección sabatina de «Paseos por la memoria»:
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El anuncio estos días por el Patronato Provincial de Turismo de la idea de realizar un encuentro histórico y cultural entre las «tres Tabarca» del Mediterráneo me trae a la memoria proyectos similares realizados o pendientes de ejecutar. A finales de mayo de 1988 se celebró un encuentro de estas características en Carloforte, la ciudad de la Isola di S. Pietro hermanada con la Tabarca alicantina desde el verano de 1975.Con motivo del V Centenario del título de ciudad de Alicante no se pudo repetir el encuentro, aunque una representación oficial de la isla de Cerdeña asistió a los actos centrales de aquella conmemoración.

Carloforte celebró en 1988 el 250 aniversario de su fundación un 17 de abril de 1738, treinta y dos años antes de la llegada a nuestra isla Plana de los primeros cristianos rescatados de su cautiverio en Argel.
El origen de ambas poblaciones es idéntico. Carlo Emanuele III, llamado «el forte», rey de Cerdeña repobló la isla de San Pietro, situada cerca del cabo Teulada, frente a la costa suroeste sarda, con cautivos de origen ligur procedentes del peñón fortificado de Tabarka, en la costa de Túnez. Una colonia de genoveses implantados en esa zona del Norte de África desde mediados del siglo XIV, dedicados primero a la pesca del coral y después al comercio en general. Con el declive de la pesca y del comercio, más el hostigamiento de los árabes, aquellos tabarquinos abandonan el peñón unido al continente africano por un tómbolo arenoso y los primeros se asientan en San Pietro. En 1741 la Tabarka tunecina es destruida y son capturados sus pobladores, integrantes de la administración civil y de la milicia, y trasladados a Argel, desde donde serían rescatados en 1768, previo pago de una suma económica, y trasladados a la ciudad de Alicante por nuestro Carlos III, donde tras efectuarse la matrícula de todas las familias serían conducidos a Nueva Tabarca para repoblar la isla y servir como avanzadilla militar frente a los ataques de los piratas procedentes de la costa africana.

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La Tabarca italiana, Carloforte, es una isla grande, con más de seis mil habitantes
y pequeñas colinas verdes (Fuente: Diario Información)


Ambas repoblaciones, la de Carloforte y la de la Tabarca alicantina, tuvieron orígenes y fines comunes. Las poblaciones conservan valores arqueológicos, históricos, monumentales y culturales comunes, como tuve ocasión de comprobar cuando representando a la ciudad asistí en mayo de 1988 a un encuentro entre las «tres Tabarcas», en el que intervinieron profesores de las Universidades de Cagliari, Génova, Roma y Túnez.
En Túnez, la actual ciudad de Tabarka ya no ocupa el viejo peñón fortificado, y el recuerdo de aquella época es conservado por historiadores como el profesor Bouba Keisaddot, conocedor de Mikel de Epalza, profesor de la Universidad de Alicante.
En Carloforte, por el contrario, se siguen sintiendo y llamándose tabarquini, y proliferan los mismos apellidos frecuentes en nuestra isla de Tabarca: Luxoro (Luchoro/a ), Jacopino (Chacopino), Parodi, Ruso, Ferrara, Marcenara (Manzanaro), Pitaluga, Leone (Leoni), Belando, Fabiani, Buzo, Capriata, Burguero (Burguera), Ferraro/a, Rivera, etc.
María Teresa Molares, que integraba conmigo la delegación oficial de Alicante, recordará cómo nos quisieron sorprender la noche en que llegamos con una cena a base de atún fresco y seco, mojama y salmonetes idénticos a los que se suelen tomar aquí. Un pequeño islote próximo a Carloforte se llama Isola Plana (isla Plana), donde quedan los restos de una vieja almadraba.

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Este grabado del fuerte María Teresa, en la isla de San Pietro,
recuerda las fortificaciones de nuestra Tabarca alicantina (Autor: Antonio Granara)


Por las calles nos preguntaban los vecinos si quedaban en Alicante gentes con sus mismos apellidos. Y en el despacho oficial del alcalde destaca enmarcado el pergamino del hermanamiento con Alicante aprobado por nuestro Ayuntamiento el 16 de junio de 1975. Diez días después llegaba el alcalde de Carloforte para inaugurar en Tabarca la plaza que lleva el nombre de la ciudad sarda. Y en agosto de aquel mismo año una delegación alicantina, con el alcalde García Romeu, los concejales Tur, Dupuy y Manero, y el pedáneo de Tabarca visitaron Carloforte reafirmando con su presencia el hermanamiento.
En San Pietro, con bellas calas, quedan salinas como las de Santa Pola, se producen nísperos, dátiles, naranjas e higos, y hasta el escudo de Carloforte recuerda al de Alicante, con un castillo sobre el mar.
En aquel viaje se habló de posibles intercambios entre profesores y alumnos de las Universidades de Cágliari y Alicante, de publicaciones, de folklore similar, de experiencias (la reserva marina de Tabarca y las escuelas Escuela Naútico-Pesqueras), de asesoramiento en materia turística y hotelera, y del sueño de un viejo amigo de Alicante, el profesor Sergio Serra, de enlazar la capital sarda por vía aérea con Barcelona para facilitar de ese modo los encuentros entre los tabarquinos.
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