Pocos cristianos piensan ya en la existencia o no de Satanás, una figura que sin embargo es real para los ateos y laicos que lo evocan en Madrid al manifestar su repulsa, incluso su odio, hacia Benedicto XVI, como si el Papa de Roma fuera Dios.
La iglesia Católica, que ha abandonado la existencia del Limbo, y quizás la del Purgatorio, habla cada día menos de Satanás, el ángel Luzbel-Lucifer que quiso ser igual a Yahvé, y que al creerse anti-Dios se convirtió en su parte oscura y en creador de toda maldad.
En Madrid tiene una estatua, El Ángel Caído, de Bellver. Parece que se levantó para los ateos y laicos indignados, parte de los cuales ocuparon durante más de dos meses la Puerta del Sol.
Es su Dios-ídolo, como indicaban sus pancartas “¡Viva Satán!” en las algaradas organizadas para provocar a los católicos en la capital española durante la estancia del Papa.
La escena: jóvenes creyentes ante los laicos que insultan a sus figuras sagradas, arrodillándose y rezando por ellos mientras soportan sus escupitajos.
Estamos ante los autos de fe de hace unos siglos, pero sin muertos y con los papeles cambiados: los católicos, perseguidores de endemoniados y de herejes de entonces, son las víctimas de ahora; y las víctimas endemoniadas de antes aparecen transformadas en verdugos.
Resulta que los católicos actuales se han humanizado, quizás buscando el cristianismo original, y los endemoniados indignados, qué diablos, realmente lo parecen. con sus ojos inyectados en sangre.
Siguiendo con los satanismos, aquí no se necesitan policías, sino exorcistas como el mediático padre José Antonio Fortea, que tiene un blog y que está en Youtube echando demonios de indignados del 15M como los que le sueltan espumarajos a los católicos en la Puerta del Sol.
El cronista no cree en Satanás ni en los endemoniados, pero haberlos, haylos.
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SALAS y unas fotos extraidas de los blogs Batiburrillo y Actualidad y análisis , y de las imágenes de Google.
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