Ender el Xenocida. Xenocide. Orson Scott Card. 1991
Ender el Xenocida es una novela de ciencia ficción escrita por el autor norteamericano Orson Scott Card. Es la tercer novela de la saga de Ender y es antecedida por El juego de Ender y La voz de los muertos, y sucedida por Los hijos de la mente.
En la novela anterior Ender resuelve algunos nudos gordianos en el planeta Lusitania. La colonia portuguesa en la cual se le solicito su ayuda como Portavoz de los muertos, el papel de estas personas es el de resolver peliagudos dilemas morales, basándose en unas escrituras que el propio Ender escribió cientos de años antes.
Como pueden ver, a Ender le gusta jugar a ser Cristo y apóstol al mismo tiempo.
¿Pero cómo es posible que Ender viva varios cientos de años podría preguntar alguien? La respuesta es que no lo ha hecho, Ender es un hombre de mediana edad que se ha pasado brincando de planeta en planeta, en tránsito subluminico, envejeciendo objetivamente solamente unas cuantas décadas.
Al llegar a Lusitania se revelan ante él tres cosas muy interesantes, los cerdis o cerdinhos o pequeninhos, unos extraterrestres autóctonos bípedos con características de cerdos. La discolada, un mortal virus que reside dentro del planeta, y la cual llevan integrada en el ADN todos sus moradores. Así como también la aparición de Jane, la inteligencia artificial que se convierte en “amiga” de Ender, nacida en el nexo de los ansibles, los sistemas de comunicación instantánea, sin los cuales el imperio humano no podría existir.
El gobierno central, al enterarse de la naturaleza de la discolada, envía una flota de guerra hacia Lusitania con el fin de volar en pedazos el planeta y prevenir que esté mortal virus se expanda entre las estrellas.
Ender convence a Jane de retardar la llegada de la flota de la Tierra, lo cual Jane realiza sin problemas, ya que es una inteligencia artificial que reside precisamente dentro de los controles de navegación y comunicación de la flota estelar.
Como si esto fuera poco, Ender llevó consigo el último huevo de los insectores a Lusitania, el cual se desarrolla en una Reina, y ella comienza a reconstruir a su especie. Los insectores son la especie con la cual la humanidad se encontraba en conflicto en la primera novela, y su genocidio es la razón por la que Ender recibió el mote de xenocida.
En el distante planeta Sendero, se instruye a algunos de sus pobladores con la sabiduría y la inteligencia de los grandes consejeros de la antigua China, siguiendo los preceptos del taoísmo.
Convenientemente, a todos estos “consejeros” se les implanta genéticamente una naturaleza obsesiva compulsiva, cuando tienen un objetivo entre ceja y ceja no descansan hasta resolverlo. Y es aquí donde a la joven Quing-Jao se le encarga descubrir el motivo de la desaparición de la Flota Estelar que iba rumbo a Lusitania.
El tema más relevante a mi consideración en Ender el Xenocida es la responsabilidad y los derechos de los cerdis, llevan en su código genético un virus inocuo para ellos, pero mortal para los demás. ¿Debe permitírseles salir de su planeta?, ¿Tiene la humanidad el derecho de prohibirle a otra especie consciente su crecimiento y eventual migración a las estrellas?, esas son las preguntas relevantes e interesantes en la novela.
Una de las cosas que me desagradaron es el uso tan obvio de Card por manipular emocionalmente a los lectores, crea conflictos para los cuales otro autor se esforzaría en desarrollar una solución ingeniosa. Pero los personajes de Card solo le dan vuelta a la tuerca, y se sacan soluciones de la manga que solo embrollan más el asunto.
Lo cual nos lleva al segundo detalle que me hizo rechinar los dientes: los filotes. Esta “teoría” de viaje supralumínico, la cual recuerda vagamente a la teoría de cuerdas, es usada por el autor para resolver algunos conflictos, y el método se me hace tan implausible que hasta se me salen las lagrimas de coraje.
¿Se le subieron los humos a la cabeza de Orson Scott Card por haber ganado los Premios Nébula y Hugo en años consecutivos?, la verdad no lo sé. ¿Ender el Xenocida está a la altura de la Voz de los muertos y El juego de Ender? a mi consideración, no lo está.
¿Recomiendo la lectura del libro?, si tu naturaleza es tan morbosa como la mía, entonces sí. Y voy a leer la novela final de la saga, Los hijos de la mente, aunque solo sea para curar los problemas de constipación que he estado sufriendo recientemente.