Revista Historia
Me molesta mucho ese discurso que iguala a unos partidos políticos con otros. Me ofende por falso y porque al final, quienes lo manejan, dejan aflorar un reverso tenebroso que me da miedo. Me hiere porque seduce sin dificultad a quienes en su árbol genealógico tienen casi siempre a alguien que les precedió, y que se dejó convencido la piel en el camino para poder disfrutar este plácido domingo otoñal en tiempo presente.
Ahora le ha tocado a la Gran Logia de España, obediencia masónica integrada en la corriente anglosajona y que está en las antípodas de mi pensamiento y modo de ver las cosas. Parece que la ultraderecha, que maneja habilmente ese discurso de descalificación sin más de toda la "clase política" a partir de ese reduccionismo que ha practicado siempre ("todos son iguales"), incorpora de nuevo a la ecuación a la masonería. Una masonería que en España pinta lo que pinta -nada- pero cuya condenación eterna debe procurarles un sueño reparador por las noches. Si no, no se explica...
Viendo la foto, estamos como cuando Mauricio Karl escribía sus anatemas contra los "enemigos de España". Tremendo.
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Fuente fotográfica: Facebook y "Actualidad masónica".Et si omnes, ego non.