Revista Cine
Director: Tony Scott
"Enemy of the State" siempre las daban los viernes por la noche, en esos típicos programas "Viernes de cine" o "Domingos de cine", pero los domingos no se podía ver tele hasta tan tarde porque al otro día había colegio, así que claramente esta película de Tony Scott la vi, más de una vez me imagino, un día viernes. En ese entonces no sabía que era de Tony Scott, pero daba lo mismo: de igual forma me gustaba verla. Tiempo después me enteré, por fin, que era de Tony Scott, y desde entonces he pensado "oye, ¿por qué no le echas una mirada ahora que sabes que es de Tony Scott?", y como siempre es sano descansar la mente con algún entretenimiento de calidad, me dije que bueno.
"Enemy of the State" podría considerarse más vigente que nunca (quizás con más fuerza hace un par de años atrás), dado que su eje central es la vigilancia versus la privacidad ciudadana, de las cada vez más permisivas facultades que, por ejemplo, la NSA adquiere en pos de la lucha contra todo aquel que busque dañar a ese gran país que es Estados Unidos. En la película, una nueva ley de vigilancia y telecomunicaciones se está votando en el parlamento estadounidense, y cierto reticente senador no quiere votar a favor de ella, y como suele pasar, alguien intenta ser persuasivo para que cambie de opinión (alguien de la NSA, un malo maloso interpretado por Jon Voight, cuyo personaje, curiosamente, nació un nueve de septiembre, un 11-09, o en modo gringo, ¡9/11!), sólo que dicha persuasión queda registrada y, como ya se podrán imaginar, los nobles agentes de la NSA harán todo lo posible para evitar que el contenido de ese registro se haga público. Will Smith se ve involucrado de manera tangencial, accidental, pero qué importa, su rostro queda en la mira de los malos malosos y éstos lo persiguen incesantemente valiéndose de sus excesivas facultades de televigilancia (satélites, cámaras públicas y privadas, micrófonos, acceso a cuentas bancarias, etc.) y de unos cuantos antipáticos agentes de campo. De repente aparece el buen Gene Hackman para socorrer, muy a su pesar, a Will Smith, y qué más puedo decir, "Enemy of the State" es una entretenida y fluida película de espionaje y conspiraciones en donde un hombre común y corriente, en este caso un acomodado abogado de una firma importante, intentará combatir la fuerza bruta de estos agentes corruptos y recuperar la honra ensuciada (pues ustedes saben que una de las medidas es restar credibilidad al protagonista a través de medios escritos y televisivos que, sorpresa, no hacen más que vender pomadas). Ya digo, la historia es ágil, está bien rodada y muestra con claridad aquello que quiere denunciar, si bien no deja de desenvolverse como una buena y solvente cinta de acción en vez de un denso thriller con connotaciones políticas y morales. Dura más de dos horas pero el metraje se pasa volando y las piezas, con naturalidad y elegancia (elegancia para una cinta de acción, claro), van cayendo en sus respectivos lugares hasta que llegamos a la inevitable pero siempre agradecida escena en donde todos se apuntan con sus armas y luego arman un desastroso tiroteo.
La lección es, por supuesto, que el gobierno no puede ni tiene derecho a violar la privacidad de los ciudadanos. También me alegro de informar que, en la historia, ningún perro es lastimado... bueno, uno es pintado de verde con un aerosol por los malos de la NSA, algo que le causa gracia a los agentes nerd que mueven satélites en sus camiones de helados y que de seguro le resultaría hilarante a ese hijo de puta que, en una ciudad de México, no sólo pintó a una perra entera de azul con esa gruesa pintura para paredes, sino que también la obligaron a beberla (además de otros dañinos productos químicos) para luego herirla con un picahielos. A esta bestia lo pillaron porque subió fotos de la "gracia" a Facebook. La pobre perra murió, pero esperemos que aquellos que están exigiendo castigo para este torturador logren que éste pase un buen tiempo tras las rejas, y que reciba una calurosa, sudorosa y afectuosa bienvenida de reos más hardcore para sus cosas. Probablemente deba pagar una multa, en todo caso...
Tenía algo más que agregar, pero lo he olvidado. Eso sí, ¿qué demonios hace Gabriel Byrne acá? Ahora recuerdo lo que iba a decir: me resulta gracioso que las distintas agencias estadounidenses se topen y molesten con frecuencia, de hecho siempre parecen haber rencillas entre unos y otros. Acá también entran en juego unos tipos del FBI que hacen vigilancia pero a la antigua: plantándose en algún departamento cerca del lugar a vigilar (el restaurante de un mafioso italiano), usar binoculares o telescopios e ir anotando las visitas y demás información de interés. Los de la NSA lo hacen sentados en una cómoda oficina. Cada uno tendrá sus métodos, supongo...