Revista Espiritualidad

Energía positiva, lo mejor para fortalecer cuerpo, mente y espíritu.

Por Fran Laviada Francisco Álvarez Arias @FranLaviada
Energía positiva, lo mejor para fortalecer cuerpo, mente y espíritu.

Hay que tener en cuenta que para nuestra salud física y mental, es muy importante pensar siempre o al menos intentarlo con todas nuestras fuerzas, en positivo. Cuando lo hacemos estamos favoreciendo no solo llevarnos bien con nosotros mismos, lo cual, es de vital importancia para nuestro equilibrio mental, también se mejora la relación con las demás personas que forman parte de nuestro entorno, y estamos logrando que nuestra vida sea mucho más fácil de llevar, y en definitiva más placentera, algo a lo que sin duda alguna, aspiramos todos los seres humanos, excepto algunos, que se empeñan en vivir con permanente “cara de palo”, masticando sus frustraciones, y lo que es peor, echando “sal en el café” del prójimo, lo que equivale a decir, que esa clase de individuos, hay que procurar mantenerlos lo más lejos posible de nuestras vidas, para que evitar que su “toxicidad existencial”, nos haga imposible respirar.

   Pensar en positivo hace que uno se sienta mejor y eso es indudable que repercute en nuestra salud de la forma más beneficiosa posible, tanto a nivel físico, como psíquico y espiritual. Resulta evidente que la negatividad no aporta recompensa alguna, al contrario, incide de forma dañina en nuestro organismo. Algunos estudios han llegado a la conclusión de que cuando se tienen pensamientos negativos el sistema inmunitario del ser humano, se debilita y se hace más propenso a las enfermedades. Por eso hay que hacer todo lo contrario, es decir tener pensamientos positivos que van a dar un soplo de aire fresco a nuestra existencia, más energía a nuestra vida diaria, van a evitar que el pesimismo aparezca con frecuencia, además de aumentar los momentos de alegría, también facilitaran la convivencia (casi siempre complicada) con el resto de los mortales y muchas veces eliminarán esos estados de irritabilidad o enfado, que tantas veces se asocian al quehacer diario de la vida de las personas.

   Ser positivo es pensar en positivo. Tener pensamientos que nos favorezcan, que nos hagan estar más contentos y satisfechos el mayor tiempo posible y eliminar aquellos que nos hacen daño, ese es el objetivo y depende solamente de uno mismo. Para muchos puede ser una tarea difícil, y por desgracia para otros, misión imposible, o casi, ya que nunca hay que perder la esperanza y siempre hay que intentarlo (nada bueno es gratuito), y en todo caso aprender de todas aquellas personas que han cambiado el chip y viven su vida en positivo, con pensamientos que favorecen su estado de ánimo y que les hacen disfrutar de una existencia mucho más agradable, plena y satisfactoria. Aunque en este asunto, el trabajo ha de ser diario. La vida (buena), es algo que se construye día a día.

   Qué duda cabe, que la expresión tan conocida de ver la botella medio llena o medio vacía, refleja claramente esa línea divisoria existente entre lo positivo y lo negativo. Muchas personas no la cruzan nunca. Los que están en el lado del “más” siempre tendrán una vida mejor que los que se encuentran en el terreno del “menos”, es así de sencillo, aunque como ya sabemos, hay asuntos incontrolables, situaciones terribles que llegan cuando menos se esperan, y que nunca estamos preparados para poder afrontarlas con la fortaleza necesaria, aunque somos conocedores de ellas, y que le pueden tocar a cualquiera, pues “la ruleta de la vida”, es a veces demasiado caprichosa. Imposible encontrar una explicación coherente, para tantas desgracias que ocurren todos los días.

   Para finalizar, y haciendo referencia a la “Ley de la Atracción”, que viene más o menos a decir, que el ser humano es como un imán, que atrae tanto lo bueno, como lo malo, atraigamos pues lo positivo pensando siempre en ello, y será lo que recibamos con más probabilidad. Pero que nadie se engañe, a ver si alguno se cree que mañana va a ser millonario, tan solo con querer que le toque la lotería. ¿Qué bonito sería, verdad?

Fran Laviada



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