Las ventajas de la energía solar como fuente renovable están fuera de discusión. Sin embargo, entre sus principales inconvenientes se encuentran la dependencia de las condiciones climáticas y horarias. Pero, ¿te imaginas poder disfrutar de esta energía durante todo el año, las veinticuatro horas del día y con independencia de si hay tormentas, viento o, sencillamente, esté nublado?
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Esto ya es posible gracias a una empresa gallega -Solar PTS- que ha resuelto esta problemática mediante la combinación de dos tecnologías, la energía solar térmica y la bomba de calor. Sus paneles solares termodinámicos son capaces de captar el calor del viento, de la lluvia y del sol durante los 365 días del año. El sistema tan sólo se detiene cuando la temperatura exterior baja de menos 5 grados centígrados, por lo que la mejora de la eficiencia energética puede permitir ahorros del 80%.
¿Cómo funcionan estos paneles?
A diferencia de lo que sucede con los circuitos de los paneles solares clásicos, en lugar de circular agua, lo hace un gas refrigerante a 10 grados centígrados bajo cero, muy parecido al de los aparatos de aire acondicionado, cuyo punto de congelación oscila entre los menos 110 y menos 130 grados centígrados.
Es este gas, precisamente, el que permite que cuando se comprime y se vuelve líquido, pase por los paneles solares y se evapore por su baja temperatura. En esta reacción en el exterior, se absorbe el calor del ambiente por las dos caras de los paneles, incluso, aunque sea de noche o esté nevando. Cuando el gas calentado llega a un intercambiador de temperatura, se transfiere el calor al agua que se va a calentar, pudiendo utilizarla tanto para uso sanitario , la calefacción o, incluso, la piscina.
Otra de las diferencias respecto a los sistemas tradicionales se encuentra en el material de los paneles: construidos con aluminio anodizado, los paneles han visto reducido su peso significativamente, de modo que un panel de casi dos metros cuadrados no supera los ocho kilogramos de peso. A ello se suma la durabilidad y anticorrosión del circuito de gas, que evita su renovación por décadas.
Ya existen instalaciones de estos paneles en nuestro país y algunas de las experiencias realizadas hablan de ahorros anuales de más de 40.000 euros al año, evitando emisiones de 75 toneladas de dióxido de carbono. En cuanto a los periodos de amortización de las instalaciones, éstos no suelen superar los cuatro años, puesto que la inversión necesaria para una instalación en una vivienda se mueve en la horquilla de los 1.700 y 2.000 euros.
Esta tecnología aún tiene largo recorrido en ámbitos como la Administración Pública, en donde aún no ha despegado porque este tipo de paneles aún no se contemplan en la mayoría de los pliegos técnicos publicados en los concursos convocados.