Las energías renovables comienza a reemplazar a las energías contaminantes
Desde hace ya algún tiempo las energías renovables han comenzado a ocupar cada vez más espacio en todo el mundo, y a pesar de ello, algunas personas todavía se cuestionan el éxito y la necesidad de las mismas en base a información errónea. Vamos a comentar algunas evidencias que mucha gente prefiere no oír.
En primer lugar merece la pena recordar que las centrales eléctricas que actualmente nos suministran energía y a las que consideramos muy fiables, estables y económicas, no lo son en realidad, esto es solo una apariencia de realidad por no profundizar en el análisis.
Un examen en detalle de los costes demuestra que realmente nos están saliendo muy caras, de hecho es poco honesta la forma de presentar los costes de producción de la electricidad. En primer lugar los costes generales de los combustibles fósiles son muy altos si tenemos en cuenta sus costes ocultos.
Al igual que se critican las subvenciones a las energías renovables indicando solo gracias al dinero aportado por todos los ciudadanos pueden ser rentables. Lo más honesto para que las cuentas sean claras es también tener en cuenta lo que aportan los ciudadanos a sostenimiento de las energías sucias. Si, todos los ciudadanos a través de sus gobiernos contribuyen notablemente al sostenimiento de las energías sucias, queramos verlo o no. ¿Como?
El primer coste oculto del petroleo, el carbón y la engría nuclear es su impacto negativo sobre el medio ambiente. El enorme coste económico y la dificultad de regenerar el entorno cuando hay una catástrofe ambiental causada por la extracción, o el transporte de las energías sucias, así como los costes relacionados con el final de la explotación de una central eléctrica térmica o nuclear suelen ser asumidos en gran parte cuando no en su totalidad por los gobiernos. Esto hace que los gastos derivados simplemente vayan a las cuentas públicas y no a la factura de la electricidad. Si las empresas asumieran los costes reales en su totalidad en precio de la electricidad o la gasolina no sería el que es. Por cuantificar todavía está la incidencia de los combustibles fósiles al cambio climático, algo que ya no es cuestionado por nadie, excepto por Donal Trump.
Otro coste enorme que no se tiene en cuenta en ningún caso, es el coste sobre la salud y la calidad de vida de las personas. Los costes sanitarios directamente derivados de los contaminantes emitidos a la atmósfera por los motores diésel y las centrales de carbón son asumidos en su totalidad por los sistemas sanitarios y en ningún caso se repercute este coste en la factura eléctrica. Casi la totalidad de los casos de asma y enfermedades respiratorias en las grandes ciudades son causados por la mala calidad del aire debido a la contaminación. También muchos casos de cáncer y otras enfermedades raras tiene estrecha relación con la contaminación del aire que respiramos. A esto también hay que añadir los costes por la perdidas de horas de trabajo debidos a estas enfermedades.
Teniendo esto en cuenta ¿cual debería ser el coste de la electricidad procedente de las centrales de carbón o petroleo y el de la gasolina que quemamos en nuestros coches?
También sería bueno replantearnos la “fiabilidad” de las plantas de carbón o de gas. En los costes de la energía, a menudo no se tienen en cuenta los factores de tiempo asociados a la adaptación entre la producción de energía y la demanda. El tiempo necesario para entrar en línea o desconectarse de línea no se valoran adecuadamente. El carbón y la energía nuclear son incapaces de entrar en linea rápidamente, por lo general necesitan de uno a tres días para su puesta en marcha, así como para apagarse. Esto significa que no son tan eficientes como muchas personas piensan, porque en realidad son muy inflexibles. Esto implica que para que sean rentables tienen que estar funcionado y en linea de forma continua necesitando cargas de punta flexible y centrales eléctricas intermedias de apoyo fin de poder seguir las variaciones de la demanda. Esto en realidad es la esencia de la ineficiencia, tenemos que consumir lo que producimos para no tirarlo.
En el otro lado están las energías renovables intermitentes como la eólica y solar que parten en desventaja económica debido a los altos costes de capital para su instalación inicial, pero a cambio los costes de combustible son cero, los de mantenimiento son muchos más bajos y los costes ocultos que hemos comentado anteriormente, simplemente no existen.
Pero gracias a que la demanda de energías limpias es cada vez mayor en todo el mundo los costes de capital están cayendo paulatinamente. Actualmente ya es mucho más barato instalar parques solares o eólicos que centrales nucleares. En Reino Unido la electricidad generada por la energía eólica terrestre es la más barata. En Alemania, los estados de Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Schleswig-Holstein están operando con un 100% de energía renovable, en su mayoría generada por parques eólicos y sin tener que depender de otras centrales eléctricas de base. En Dinamarca ya se produce el 140% de la electricidad que necesita con energía eólica
Algunos críticos afirman que esos estados son en realidad importadores de energía de otras centrales eléctricas situadas en otros estados cercanos, pero en realidad estas importaciones son muy pequeñas y por lo general son ellos los que exportan electricidad sobrante la mayor parte del tiempo. Merece la pena destacar que los países que están completamente aislados de sus vecinos, como Australia, o casi aislados, como los EE.UU., han realizado simulaciones para comprobar si podrían abastecerse de energías limpias únicamente. Los estudios realizados indican que el 80% del año se podrían abastecer de energías renovables sin la necesidad de ninguna central eléctrica base.
El Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) en EE.UU. han simulado una red de energía renovable para suministrar el 80 por ciento de la energía que consume EE.UU. y encontró que es completamente factible, señalando que: “La generación de electricidad renovable a partir de las tecnologías que están disponibles en el mercado hoy en día, en combinación con un sistema eléctrico más flexible, es más que suficiente para abastecer el 80 por ciento de la demanda total de electricidad en Estados Unidos, teniendo en cuenta la demanda eléctrica sobre una base horaria en todas las regiones de los EE.UU. ”
Otros estudios han llegado a la misma conclusión, por ejemplo con el modelo australiano de mercado eléctrico sería posible llegar al 100% suministro de energía renovable. El estudio fue publicado por Mark Diesendorf, Ben Elliston e Iain McGill en 2013 y 2014 indicando que esto es posible con las tecnologías disponibles en el mercado y en base a una demanda real.
Todo esto es posible ya que la energía eólica y solar pueden ser equilibradas por otras tecnologías renovables muy flexibles, como la energía hidroeléctrica, turbinas de gas que emplean biocombustibles y la energía térmica solar de concentración con almacenamiento, así como por la distribución de los parques eólicos y solares en diferentes zonas geográficas para reducir y equilibrar las fluctuaciones en la producción total. Todo esto unido a unas redes de distribución inteligentes e interconectadas y una gestión de demanda flexible pueden lograr una amplia distribución de las energías renovables.