“En una entrevista publicada en el diario El País, dice que en el sindicato “seguimos pensando que, en general, las cosas han funcionado correctamente” y considera que “ha podido haber descontrol en la atribución de facturas, desorden, facturas imputadas de forma injustificada” pero que “hoy por hoy, a mi juicio, nadie con una base sólida puede afirmar que se ha ido más allá”.
“Ha podido haber errores, problemas de control, pero no creo que haya habido mala fe, ni voluntad de incorporar una factura que no corresponda con la atribución correcta a un programa de una actividad (…) No creo que llegue ese momento en que se descubra que ha habido enriquecimiento personal de nadie en la UGT. No lo creo”, mantiene Cándido Méndez“.
Desde luego no puede haber mala fe en cargar la cuenta de una comida de lujo, una mariscada, copas y otros gastos de representación, en cualquier caso excesivos, a las partidas presupuestarias del dinero público para la formación de los trabajadores. Salta a la vista que cualquier persona que piense en una utilización fradulenta de las asignaciones estatales a los sindicatos, yerra profundamente. Que el sindicato andaluz participe empresas en número superior a treinta, con más de cien millones de facturación y que, por lo tanto, sea simultáneamente empresa y sindicato, tampoco altera la natural buena fe de sus conspicuos y resulta perfectamente compatible. Engordar irregularmente las facturas emitidas por servicios recibidos para incrementar la tesorería de la organización, es una práctica legal, ética y esperabl en esta formación progresista, siempre tan atenta a los derechos de los trabajadores. Que su líder, Cándido Méndez, habitual cliente de Zalacaín y otros establecimientos similares, encuentre estas prácticas normales y las justifique, es el enésimo ejercicio de hipocresia política, pero más grave que otras por cuanto desprecia, no solo a la democracia, sino a los trabajadores cuyo encargo para la defensa de sus intereses, obvia en beneficio de los propios y de los responsables y ejecutivos de la organización. El comportamiento pubible y la actitud de la directiva, vergonzosa.