– Marina Muñoz Cervera –
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) cuentan entre sus factores de riesgo al sobrepeso y la obesidad.
Este grupo de enfermedades fomentadas, en gran medida, por malos hábitos alimenticios siguen siendo la primera causa de muerte en todo el mundo. Y las tres cuartas partes de las defunciones debidas a las mismas, se dan en países de ingresos medios y bajos.
La mejor forma de evitarlas es la prevención, pero además, su detección precoz es muy importante para evitar la muerte.
Seguramente muchos de nosotros relacionamos las ECV con ataques al corazón. Sin embargo, este grupo de patologías es más amplio, y abarca las afecciones cardiacas y las que afectan a los vasos sanguíneos conectados con el corazón.
Posiblemente si supiésemos que los ataques al corazón y los accidentes cerebrovasculares se deben a obstrucciones en las arterias y, que en la mayor parte de los casos, estas obstrucciones se deben a depósitos de grasa en las paredes de estos vasos sanguíneos, nos replantearíamos el tipo de alimentación que estamos llevado a cabo diariamente.
¿Cuáles son los factores de riesgo más importantes?
El conocimiento de los principales causas de las ECV nos puede ayudar a prevenirlas. Y son los siguientes:
– Mala alimentación.
Una dieta basada en alimentos ultraprocesados y con abundancia de grasas saturadas, trans, azúcares y sal es el mejor abono para este tipo de enfermedades.
– El sedentarismo.
La falta de actividad lleva a un entorpecimiento de los procesos metabólicos y si la sumamos al factor anterior, aumentan las posibilidades de morir por una enfermedad cardiovascular.
– Consumo de tabaco y el desmedido de alcohol.
Estos dos tóxicos deterioran nuestra salud. Si además de fumar y beber, comemos mal y somos sedentarios, tenemos todo el terreno abonado para enfermar.
Nuestra actuación sobre cualquiera de los factores de riesgo mencionados, reduce las posibilidades de padecer una ECV.
¿Cuáles son los primeros indicios de las eCV?
Antes de declararse una enfermedad cardiovascular, nuestro organismo se queja y manifiesta indicios de que algo no funciona bien. Estas señales, también conocidas como factores de riesgo intermedios, son las siguientes:
– Hipertensión arterial:
Esta enfermedad silenciosa, en la mayoría de los casos, nos indica que nuestra sangre no puede circular bien por el organismo. Muchas veces se detecta como un hallazgo casual, sin embargo, otras veces tiene síntomas como mareos, dolor de cabeza, náuseas, etc.
Las principales causas de las hipertensión arterial son los mismos factores de riesgo mencionados para las ECV.
Es necesario, que controlemos, de cuando en cuando, nuestra tensión arterial, para saber que todo funciona correctamente o bien, para actuar en caso contrario.
– Hiperglucemia:
Una glucemia alta indica que nuestro organismo no puede neutralizar la glucosa que consumimos, bien por un defecto del páncreas o por una resistencia a la insulina, etc.
El resultado es una afectación de los vasos sanguíneos que conectan el corazón con nuestros órganos vitales.
Excepto en el caso de que padezcamos diabetes tipo I, cuya causa aún no está esclarecida, podríamos prevenir la hiperglucemia, con una alimentación saludable y ejercicio físico.
– Hiperlipidemia:
Una analítica sanguínea que indique que tenemos altos los triglicéridos y/o el colesterol HDL, nos debe alertar de la necesidad de revisar nuestros hábitos alimenticios, ya que son el paso previo inmediato para las ECV.
– Sobrepeso y obesidad.
El acúmulo de grasa corporal es por sí mismo un factor de riesgo intermediario para el padecimiento de este tipo de enfermedades.
El mantenimiento de un peso corporal saludable no solo es cuestión de tipo estético, es también una necesidad de nuestro organismo.
¿Cuáles son los síntomas de las principales ECV?
El grupo de las ECV comprende la cardiopatía coronaria, enfermedades cerebrovasculares, arteriopatías periféricas, cardiopatías reumática y congénitas, las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares.
La OMS, en su nota descriptiva sobre este tema del mes de enero de 2015, se refiere al ataque al corazón y al accidente cerebrovascular.
– El ataque al corazón:
También conocido como infarto, este fallo del corazón suele ser el primer síntoma de algunas ECV y suele manifestarse de la siguiente forma:
– Dolor o molestias en el pecho.
– Dolor o molestias en los brazos, hombro izquierdo, espalda o mandíbula.
En otras ocasiones, se manifiesta como una indigestión que no coincide con los síntomas clásicos de la misma. También, con náuseas, vómitos, dificultad para respirar, mareos o desmayos, sudores fríos o palidez.
– El accidente cerebrovascular:
En este caso están afectados los vasos sanguíneos que riegan al cerebro y los síntomas más usuales son los siguientes:
– Aparición repentina de un entumecimiento, generalmente en un solo lado, de la cara o piernas o brazos.
– Confusión y dificultad para hablar o comprender lo que se dice.
– Problemas de visión uno o ambos ojos.
– Dificultades para caminar, mareos, pérdidas de equilibrio o coordinación.
– Dolor de cabeza intenso de causa desconocida.
– Debilidad o pérdida de conciencia.
¿Qué podemos hacer nosotros?
En nuestra mano está, en la mayor parte de las ocasiones, el evitar las ECV.
Si somos conscientes de que necesitamos comer para vivir de un modo saludable, y no nos dejamos llevar por la publicidad engañosa de multitud de «pseudoalimentos» que se venden como alimentos, en forma de productos de larga duración y sabores estudiados para engancharnos como consumidores, posiblemente, cambiaremos nuestra conducta alimentaria hacia el consumo de más alimentos fresos, prestando atención a su calidad nutricional.
Si solo consumimos los mencionados pseudoalimentos, de forma esporádica, venciendo la tendencia adictiva que provocan, no solo ahorraremos en economía diaria, también en tendencia a las ECV.
Y, de forma concurrente, si comprendemos que no somos seres estáticos, que necesitamos movimiento para que nuestro organismo funcione bien, tendremos una gran parte de la batalla vencida.
El consumo descontrolado de refrescos azucarados que provocan adicción, es una realidad en América Central y Sudamérica, tanto en niños como en adultos. Estas bebidas vacías de nutrientes y con una fuerte carga de glucosa producen hiperglucemia, y abocan al padecimiento de diabetes tipo II. Además, el exceso en la ingesta de productos diversos ultraprocesados, combinados con los refrescos, formando parte de la alimentación diaria de una persona, puede, también, ser causa del padecimiento de enfermedades cardiovasculares, entre otros procesos, irreversibles en la mayor parte de los casos.
Os dejo el enlace a una interesante noticia, publicada hoy, en el País Semanal, sobre el tema mencionado en México: Adicción a la ‘coca-cola’ en el México indígena
Fuente:
– Organización Mundial de la Salud. OMS. “Enfermedades cardiovasculares”. Nota descriptiva enero 2015.
– David Marcial Pérez. “Adicción a la ‘coca-cola’ en el México indígena”. El País Semanal. San José del Rincón (Estado de México). 5 de octubre de 2016.
Imagen:
http://www.clinicadelaasuncion.com/wp-content/uploads/2012/09/enfermedad_cardiaca.jpg
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