Revista Opinión

Enfermedades cardiovasculares en animales: displasia valvular tricuspidea

Publicado el 04 junio 2019 por Carlosgu82

Al igual que los seres humanos, los animales pueden padecer un sin números de enfermedades, muchas de las cuales son muy similares a las que sufren las personas. Como es sabido, estas pueden ser hereditarias o adquiridas; no es extraño pues, que los animales y sobre todo las mascotas padezcan  estas situaciones.

Dentro de este contexto, las enfermedades en mascotas son más comunes  de lo que se cree. Existen distintos tipos de padecimientos en animales; sin embargo, nos centraremos en la displasia valvular tricuspidea, tomando como base un artículo publicado en la Revista Electrónica de Veterinaria[1], en el cual se expone el caso de un perro raza Bulldog inglés.

Para empezar, la displasia valvular tricuspidea es concebida como “una cardiopatía congénita que presenta dos formas anatomopatológicas distintas pero un curso clínico bastante semejante. La primer forma es la clásica y más común, conocida como “displasia tricuspídea” y la segunda, más rara, es conocida como “anomalía de Ebstein”.[2]  Esto quiere decir que,  este tipo de displasia puede aparecer al momento de nacer o ser natural y que afectan el corazón de los animales, tal fue el caso del perro en estudio.

Es oportuno ahora, recalcar que los padecimientos cardiacos en los caninos es más común de lo que se piensa,  “los datos de la literatura indican que la incidencia de malformaciones cardíacas y de los grandes vasos de tipo congénito en el perro es del 68 % de la población canina…”[3], es decir, que los perros están más expuestos de lo normal a enfermedades asociadas al corazón. Conviene, sin embargo advertir que, la displasia suele asociarse a otras cardiopatías congénitas, como: frecuencia cardíaca anormal, inflamación de los tejidos corporales o de los órganos, y dificultad para respirar y para alimentarse, entre otros.

Al respecto conviene decir que, este padecimiento se suele detectar mediante la observación porque, a diferencia de los seres humanos, los perros y en general, todos los animales no pueden describir por medio del habla los signos médicos que padecen; de manera que, los médicos veterinarios deben basar sus diagnósticos en  la mayoría de los casos, por lo que  observan. Hay sin embargo, otros procedimientos para  revelar estas enfermedades, como la utilización de ecocardiogramas, radiologías, electrocardiogramas, etcétera. Para reforzar esta tesis, citaremos un párrafo del artículo base de este ensayo, el cual expone que “la reseña del animal, antecedentes clínicos, examen físico minucioso, pruebas diagnósticas como electrocardiograma, radiografías torácicas y análisis de laboratorio permiten orientar el diagnóstico de las patologías cardiovasculares. Se considera que para efectuar el diagnóstico definitivo es necesario el uso de la ecocardiografía (bidimensional, modo M y Doppler color) ya que permite diagnosticar la mayoría de las cardiopatías congénitas”.[4]

A partir de este momento se debe suministrar al paciente, sea una cirugía  o un tratamiento para controlar la enfermedad; sin embargo, en muchos casos el animal no logra sobrevivir, ya sea por falta tiempo o por la gravedad de la enfermedad; tal fue el caso del perro  Bulldog inglés, descrito en la Revista Electrónica de Veterinaria, con referencia 071604. “Se envió a casa con tratamiento médico a base de ramipril 0.125 mg/Kg de peso cada 24 horas, furosemida 2 mg/Kg cada 12 horas y dieta baja en sodio. Dos días después reportan sus dueños que el paciente fallece de manera súbita”.

Concluyamos, entonces, que la displasia valvular tricuspidea es una enfermedad congénita que debe ser tratada a tiempo para evitar desenlaces catastróficos en los caninos; además, la ciencia ha avanzado tanto que es posible utilizar nuevas tecnologías no solo a seres humanos, también para animales con el fin de detectar estas enfermedades con más precisión y a tiempo; por último, las enfermedades cardiacas como  la displasia está asociada a otras patologías que inciden en el diagnóstico final.

Bibliografía

  1. Figueroa Aguilar, D. Rodríguez Velázquez, M.A. Barbosa Mireles. (2016). Displasia valvular tricuspidea con defecto del tabique ventricular en un perro de raza Bulldog Ingles. Reporte de caso. REDVET Vol. 17 No. 7.
  2. https://www.ecured.cu/Displasia_de_la_v%C3%A1lvula_tric%C3%BAspide
  3. Enfermedades de animales y mascotas. http://mundo-pecuario.com/tema123/enfermedades_animales/
[1] Referencia: 071604. Displasia valvular tricuspidea con defecto del tabique ventricular en un perro de raza Bulldog Ingles. Reporte de caso. http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n070716/071604.pdf [2] Tomado de: https://www.ecured.cu/Displasia_de_la_v%C3%A1lvula_tric%C3%BAspide [3] Véase: Displasia valvular tricuspidea con defecto del tabique ventricular en un perro de raza Bulldog Ingles. Reporte de caso. Pág. 2. En Revista Electrónica de Veterinaria [4] Displasia valvular tricuspidea con defecto del tabique ventricular en un perro de raza Bulldog Ingles. Reporte de caso. Revista Electrónica de Veterinaria. Pág.  3.

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