Las enfermedades cardiovasculares son conocidas en todo el mundo por su alto grado de peligrosidad y el riesgo de muerte asociados a las mismas. Entre las enfermedades cardiovasculares más conocidas en la actualidad cabe destacar el accidente cerebrovascular, el infarto de miocardio, la hipertensión (con sus consecuencias) y la insuficiencia cardíaca.
Muchas de las enfermedades cardiovasculares con riesgo de muerte alto son totalmente prevenibles. Las causas más importantes en la aparición de enfermedades cardiovasculares son, de hecho, hábitos poco saludables (una mala alimentación o la falta de actividad física). Si revisamos la incidencia de los casos de infarto o accidente cerebrovascular en la población veremos que también intervienen otros factores. De hecho, el estrés puede ser uno de los elementos desencadenantes de las enfermedades cardiovasculares (lo que suele llevar a complicaciones graves). Es necesario destacar, de todas maneras, que usualmente debe haber otras condiciones subyacentes para que una persona se vea afectada por un pico de estrés. Una psicoterapia, muchas veces, es un buen cable a tierra para evitar la acumulación de estrés.
La toma de alcohol, ciertos medicamentos y estimulantes también puede elevar el riesgo de desarrollar alguna de las enfermedades cardiovasculares mencionadas. Es importante, en el caso del alcohol, seguir las recomendaciones ofrecidas por los médicos de todo el mundo (quienes no recomiendan beber más de un vaso de cerveza al día o una medida de whisky pequeña –de 45ml).
La edad y el sexo de una persona son otros de los factores que indican la prevalencia de enfermedades cardiovasculares en la población. A medida que se va envejeciendo aumenta de forma considerable el riesgo de sufrir las consecuencias de una de las enfermedades cardiovasculares. El riesgo de muerte en casos de insuficiencia cardíaca, por lo demás, es bastante más elevado para los hombres que para las mujeres.