Hay en Madrid decenas de millares de pacientes que deben someterse a intervenciones que pueden hacerse inmediatamente,pero que las rechazan porque las practicarían en centros privados como el Quirón, donde se operó últimamente el Rey, o en el Ruber, donde nacieron las infantas Leonor y Sofía.
Sólo en esa Comunidad había al iniciarse 2014 una lista de 72.695 pacientes pendientes de intervenciones, pero de los que la mitad, 36.196, habían rechazado los centros privados ofrecidos para aliviar esas listas, aguardando cita para el público elegido por ellos, un derecho reciente en Madrid.
Así, deben esperar una media de 103 días para ser intervenidos, mientras que aceptando centros privados, todos de primer nivel, los operan en 16,1 días de promedio, según las estadísticas que acaba de hacer públicas la Consejería de Sanidad.
Una anécdota: ya el 31 de octubre de 2005, y mientras nacía la primera hija de los Príncipes de Asturias, una señora que había trabajado en casa del cronista recibía tratamiento anticanceroso, gracias al que todavía vive, por encargo de la sanidad pública en otra planta del mismo hospital Ruber Internacional.
Para aliviar sus hospitales la Comunidad deriva a ese centro numerosos pacientes de la sanidad pública que necesitan pruebas e intervenciones, por ejemplo, de resonancia magnética, TAC, medicina nuclear, radiocirugía con gamma-knife y prótesis de rodilla y cadera.
Los centros privados con grandes equipos profesionales y de alta tecnología trababan día y noche sin las aun numerosas limitaciones laborales de los públicos y atienden a pacientes de la seguridad social, que abona los servicios según unos baremos similares en toda España.
En regiones como Andalucía, gobernada por PSOE-IU, se emplea igual método para reducir las listas de espera.
Pero se rechaza en el Madrid del PP, donde sobran suicidas ideológicos y gozosos masoquistas víctimas de la de propaganda de la “Sanidad sólo pública”.
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SALAS