Fuente: Fernandez Duro, C. (1897): " Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón" , t. III, Madrid: Sucesores de Rivadeneyra,
Encontró la escuadrilla sobre el cabo Bojeador á uno de los juncos enemigos que merodeaba, y cañoneando con el acierto de partirle el árbol, le embistió la galera capitana, encontrando resistencia que asombró á los soldados tan distinta á la disposición de las gentes de Asia y Polinesia era la mostrada por los japoneses, fieros y diestros en el manejo de las armas, obstinados en el combate, que dudoso'estuvo por largo rato. Con la experiencia adquirida se guardó muy bien Carrión de atacar á los que estaban en tierra, teniendo por prudente construir un fortín en las inmediaciones, artillado con piezas menudas y esperar la llegada de los compañeros, á que no dio tiempo la impetuosidad de los invasores, y fortuna fue llegaran cuando estaban los españoles en disposición de resistir los asaltos sucesivos en que los japoneses tuvieron pérdida enorme, vista la cual reembarcaron y se fueron, abandonando á sus heridos.
Acabada con felicidad la represión de los extraños, volvió á ocuparse la atención en las Molucas, respondiendo á las peticiones de Azambuja, apretado en la isla de Tidor por las de Terrenate con dirección de ingleses que se iban introduciendo desde que Drake visitó el Archipiélago. Por el mes de Febrero de 1584 se aprestó buena armada á cargo de Juan de Morones y Pedro Sarmiento ', juntando 300 españoles con tropa de indios auxiliares, que embarcaron en la nao Santa Elena y en 24 embarcaciones del país, llevando artillería de sitio y material de operaciones tales, que se perdió completamente en naufragio de la nao capitana [...] ".