Ajenos a todo, sin percatarse de las desgracias que ocurren, siguen su más puro instinto de supervivencia, donde la ley del más fuerte es la que gana. Con su colorido espectacular y su cabeza bien alta indica a su contrincante que él es el que manda y así sucede, su adversario con la cabeza gacha y su cola prénsil enroscada le indica su retirada, triste pero digna. Ya no volverá a interrumpir, no hace falta enfrentamientos ni peleas, tan sólo un cruce de miradas y una expresión corporal para saber que ha perdido esa batalla...
lucy