Lo mismo ocurrió con las clases de gimasia. El chico podía hacer de todo hasta que lo ubicaban en las barras asimétricas o en la viga de equilibrio. Estar lejos del piso no era opción para él. Según el mismo nos comentaba, tenía "miedo a caerse".
Entonces empezamos una cruzada para hacer que el chico fuera perdiendo su temor poco a poco y se lanzara a la aventura. Llevarlo a parques con columpios, balancines y con estructuras altas fueron un gran comienzo. Aunque al principio se notaba intranquilo y nos miraba buscando ayuda y apoyo, a través del tiempo ha mejorado muchísimo.
Lo que realmente nosotros buscamos es que Coco pueda divertirse con precaución pero sin miedo. Queremos que juegue y se rete a sí mismo pensando que puede lograrlo y no en que puede caerse. Siempre actuando con cautela y evaluando los riesgos, pero enfrentarlos con valentía.
La prueba de fuego
Nunca lo hemos presionado. Sabemos que tiene temores y aquí estamos para ayudarlo, no para forzarlo. Por eso me entusiasmó tanto que se diera la oportunidad de explorar el SkyTrail que ubica en los Outlets de Canóvanas. Tan pronto lo vio, me miró con cara de susto y luego me dijo "se ve cool".
Aproveché la emoción del momento y le pregunté su quería hacerlo. "Sí", respondió sin vacilar. Así que nos aventuramos. Obviamente, al principio estaba ansioso, pero una vez pasó el primer obstáculo, lo demás fue más llevadero.
Él estaba feliz y nosotros más porque veíamos cómo nuestro chico iba ganando seguridad en que sí podía lograrlo.
Ahora el reto es para nosotros, los padres. A veces por miedo a que nuestro niño "le pase algo", solemos aguantar la soga en lugar de irla soltando para que explore y juegue sin miedo. Miedo que muchas veces ellos crean por nuestros propios miedos.
Y tu niño, ¿a enfrentado recientemente alguna inseguridad?
Un abrazo,Lezeidarís