Sentí el "mono" del periodismo y decidí cubrir la huelga de ayer como un reportero profesional, tal como hacía en mis tiempos jóvenes, cuando trabajaba para la agencia EFE, y me llevé sorpresas mayúsculas al descubrir en las manifestaciones a una mayoría de huelguistas desinformados, manipulados, engañados y con muchos infiltrados prefesionales, que ni siquiera eran funcionarios.
Estuve por el centro de Sevilla hablando con decenas de manifestantes y tomando nota de lo que gritaban y de lo que decían en sus pancartas y pasquines. Descubrí con estupor que demasiados manifestantes estaban manipulados y que sus tesis y conclusiones nada tenían que ver con la jornada de protesta ni con la realidad. Desde el principio comprobé que los dos sindicatos mayoritarios (CC.OO. y UGT), que son minoritarios en el sector público, lo dirigían casi todo, que estaban logrando imponer su estilo y sus tesis y que utilizaban con eficacia a militantes profesionales para tergiversar, manipular y conducir a los manifestantes hacia tesis increibles, irreales, tendenciosas y cargadas de parcialidad.
Culpaban de la crisis a los bancos y a los empresarios. Gritaban que "es el momento de lo público" y repetían que la crisis deben pagarla "los ricos". Pregunté a diez pequeños líderes por qué no culpaban al gobierno y a zapatero y me respodieron cosas alucinantes: "Zapatero no manda ni tiene poder; quien manda y gobierna son los bancos". "El gobierno ha dado 900.000 millones de euros a los bancos y se lo han quedado". "Zapatero no tiene culpa de nada", repetía un tipo gordo, con una pegatina de UGT en el pecho.
Pregunté a uno de esos militantes sindicales si todos eran funcionarios y me dijo que "no todos porque muchos compañeros estamos aquí para solidarizarnos". Después averigué que el trabajaba el la hostelería y que estaba a compañado de muchos sindicalistas liberados de la industria. Unio de ellos me explicó que "los empresarios no sirven para nada porque no cren ampleo. El único que da trabajo es el sector público", afirmó. Le mirté a los ojos y me quedé aterrado porque el tipo no mentía; se creía lo que estaba diciendo.
Nunca en mi vida he visto más maniùlación, mentira, engaño y espíritu esclavo en una manifestación sindical que, en teoría, debía respaldar una huelga contra los recortes del gobierno a los funcionarios y empleados públicos. La protesta parecía dirigida contra los bancos, contra los ricos y contra los empresarios, pero no contra Zapatero y su gpobierno, que son los que han llevado a España hasta la ruina y los que ahora, para reparar susabusos, desmanes y daños a la economía nacional, recortan el salario de los que trabajan en el sector público.
Miles de pasquines con forma de billete de 500 euros llenaban las calles del centro de Sevilla y en ellos podía leerse algo tan alucinante como que "es el momento de lo público".
Con gente así, España no tiene futuro. Con ideas así, España ni siquiera es ya una nación, sino un rebaño de corderos torpes, manipulados, engañados y esclavizados por el poder político que gobierna.
No sería justo terminar la crónica sin admitir que también había funcionarios en las manifestaciones del centro de Sevilla, sobre todo de la sanidad y de la enseñanza, pero sus voces y reivindicaciones apenas sobresalían, apagadas por las consignas esclavaslanzadas por los liberados y agitadores profesionales de los sindicatos subvencionados del régimen de Zapatero.
Nota: esta información, subjetiva y redactada para un blog personal, es solo una crónica de las manifestaciones que se produjeron ayer en el centro de Sevilla, entre las 11.30 y las 13.00 horas, aproximadamentre, redactada tras decenas de diálogos con manifestantes, sobre todo con aquellos que paracían liderar a los grupos y controlar los mensajes. No pretende ser en modo alguno un resumen de la jornada, ni una versión completa de lo que ocurrió en la ciudad ese día de huelga contra Zapatero y su gobierno.
Revista Opinión
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