La pasada cumbre del G20 ha evidenciado una falta total de acuerdo para adoptar medidas comunes ante la crisis internacional. Ha sido una conclusión lógica dado que, aunque la crisis es internacional, no afecta en todos los países a los mismos sectores y tampoco afecta en igual grado. Por lo que era lógico que, pese a acordar ciertas líneas generales, se optase por salidas individuales a la crisis.Uno de los elementos comunes de la crisis es la falta de liquidez de los mercados que ha ralentizado el crecimiento económico mundial. No hay dinero en circulación y, por tanto, el consumo se constriñe. Pero, dado que los tipos de interés en los grandes bloques comerciales están muy cercanos a cero, ¿Dónde está el dinero?Paul Krugman lleva meses señalando a China como responsable de esta falta de liquidez desde su columna en The New York Times.
Mediante su política monetaria, China está perjudicando la liquidez del mercado internacional al mantener su moneda devaluada de forma artificial. De esta manera está practicando indirectamente varias prácticas prohibidas por el comercio internacional y, en lugar de solucionar el problema, China está fomentando sus exportaciones a costa del resto del mundo.Hace milenios que los chinos no han inventado nada en este mundo, y menos en el mundo de los negocios, por lo que la práctica china es bien conocida, salvo por su escala. La situación es así de simple: China mantiene su divisa artificialmente devaluada vendiéndola en grandes cantidades y, a su vez, comprando divisa extranjera. Prueba de esto es que el banco central de la república popular está acumulando fondos por valor de más de dos billones de euros y comprando unos mil millones de dólares al día para mantener bajo el precio de su moneda. No se entiende que un país con el PIB de china y con su capacidad exportadora no vea reflejada el valor de su economía en su divisa. China, como de costumbre, juega con dos barajas al mantener devaluada su moneda, así consigue por una parte hacer que sus exportaciones sean más atractivas y competitivas y, por otra parte, hacer que los productos extranjeros resulten excesivamente caros para los bolsillos chinos y, por tanto, menos competitivos. Por lo que, indirectamente, china está subvencionando sus exportaciones y estableciendo un arancel a las importaciones. Algo que resulta totalmente inaceptable.Alguien podría argumentar que se trata de una política beneficiosa para el gigante asiático, pero eso es muy discutible, ya que ese beneficio no revierte en sus trabajadores, sino que solo revierte en la acumulación de riquezas por parte de las empresas exportadoras chinas, de ahí la oleada de huelgas que azotaron china. Además el bajo valor del Yuan crea un efecto inflacionista en china que hace que se desvíen una parte muy importante de sus ingresos a la compra de activos extranjeros con una rentabilidad muy baja para mantener el Yuan devaluado. Así que Estados Unidos ha decidido actuar tras siete semestres sin hacer nada. Cada semestre la Reserva Federal hace un informe para el Congreso en el que se analiza el estado de las transacciones comerciales de Estados Unidos. La Reserva Federal ha llamado la atención sobre la torticera política monetaria china hasta en siete ocasiones. Pero no podemos pensar que esta práctica solo perjudica a las economías desarrolladas, también perjudica enormemente a las economías emergentes, puesto que las potencias europeas se venden unas a otras, pero en el libre mercado mundial quien más tiene que perder son las demás economías emergentes. Estados Unidos ha dado un paso al frente y ha recomendado a China "flexibilizar su moneda" como ejemplo del tono conciliador que el Presidente Obama ha elegido para intentar convencer al gobierno chino de que cese su política monetaria adulterada. El gobierno chino ha dejado que su moneda se aprecie un 2% para que, tras una compra de moneda por parte del Banco Popular Chino, volviese a caer un 5%. Ante esta situación el gobierno chino ha dejado bien claro que eso era dejar que una moneda sea flexible. Se han aferrado a la suavidad del lenguaje diplomático para tomarnos el pelo y no llegar hasta los fundamentos del problema. El profesor Krugman declara que los chinos nos están tomando el pelo y que esperar una apreciación de su moneda un ridículo 2% en un año es como esperar a ver como se seca la pintura. Por tanto una posible solución planteada por Paul Krugman es comenzar a pensar en sanciones económicas como las que Estados Unidos ya impuso a Japón y Alemania en los setenta.Ya va siendo hora que occidente se coordine para poner fin a esta nueva forma de piratería. China está demostrando que no busca foros de cooperación sino su propia hegemonía, comportándose en el G20 como un vulgar trilero de la calle Sierpes, que es lo que nunca ha dejado de ser. Por tanto ¿Por qué deberíamos tratarlo como una potencia responsable, cuando se trata de vulgares estafadores?