Enhorabuena, multimillonarios

Empecemos bien el año advirtiendo que Carlos Slim es la mitad de rico en dólares que este cronista, puesto que durante este último año numerosos altruistas anunciaron que le entregarán unos 150.000 millones de dólares, el doble de lo que posee ese hombre, el más adinerado del mundo.

Todo gracias a internet, a través del que le llegan por correo electrónico herencias multimillonarias.

Un funcionario del Ministerio de Finanzas de Nigeria me anuncia la donación de 153 millones de dólares que ha saqueado del banco nacional. Tengo que hacerle una donación para ayudarle a huir del país, porque el dinero está en Suiza.

Alfred Some me dará 154 millones de dólares de Burkina-Faso. Necesita que le ingrese algo en una cuenta bancaria para escapar porque todo lo tiene escondido y no le queda ni para comer; igual demanda que la del príncipe saudita Mohamed Abdul que me donará 141 millones de dólares que tiene en Panamá.

La multimillonaria bonaerense Dorinda Fratello-Uría, dice que somos familiares. Padece una enfermedad terminal. Por culpa de Cristina Kirchner, que le tiene envidia, no puede retirar los 40 millones de dólares que desea donarme. Con 100.000 que le envíe comprará a un político para que le saque nuestro capital del lugar donde está oculto.

Con todos los legados que le proponen entregarle diariamente, este cronista debe ser la persona más rica del planeta, con excepción de usted, que seguro que recibe también de internet donaciones similares.

Aunque no todo es tan hermoso: empezaríamos bien el año esperando recibir nuestros capitales si no fuera que no tenemos para ayudar a nuestros benefactores porque Zapatero, que es un lince, sabiendo que pronto seremos multimillonarios nos sube enloquecidamente los precios del pan, de la luz, y todos los impuestos. Los fumadores no podrán aspirar a nada.

Así que vamos a pasar hambre y frío. Y es que por muy pícaros que seamos a Zapatero no podemos ocultarle nuestra futura riqueza. Este hombre es superior, un portento.

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Los fumadores tienen la solución que propone SALAS hoy en El Correo Gallego