He terminado un librito de Sor Juana Inés de la Cruz que recomiendo encarecidamente. El título,Enigmas de la Casa del Placer , refleja sólo una parte, aquella que contiene estos enigmas o acertijos que nuestra monja escribió para deleite de sus compañeras y cuyo objetivo era la Condesa de Paredes, o mejor, exponer la experiencia amorosa que tuvo con María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, desde la pasión hasta el orgasmo.
La poesía y dramaturgia de Sor Juana Inés le valió en su época el apelativo de décima musa.
Las musas eran deidades de la mitología griega que inspiraban las ciencias o las artes y vivían en el Parnaso, junto a Apolo. Nacieron cuando Zeus se unió a Mnemosine durante nueve noches seguidas dando como fruto a Calíope, musa de la poesía épica, Clío, de la historia, Erato, de la poesía lírica, Euterpe, musa de la música, Melpómene, de la Tragedia, Talía, de la Comedia, Terpsícore, de la danza, Polimnia, musa de los himnos y Urania, de la Astronomía. Así pues, las musas eran nueve.
Durante el Siglo de Oro Lope de Vega denominó como Musa Décima a doña Oliva Sabuco, gran filósofa contemporánea del Fénix de las letras; algo después, también en el siglo XVII, se consideró a Sor Juana Inés la décima musa, por ser una de las escritoras más famosas e influyentes, y defensora del derecho a la libertad sexual e intelectual de la mujer.
Esto es fantástico, aunque para ser exactos debería haber sido la duodécima musa, ya que Platón concedió a Safo (por motivos parecidos a los de Sor Juana Inés) el apelativo de Décima musa.
Sea cual sea el ordinal que ostente, con lo que debemos quedarnos es con la labor que la mujer (de todos los tiempos) ha venido realizando para ser considerada igual que los hombres.
En los temas que predominan en la literatura de la religiosa mexicana abundan los típicos del barroco español, el desengaño, la brevedad de la vida, lo efímero de lo material... pero en estos enigmas brillan, con agudeza indescriptible, los sentimientos provocados por el amor, en concreto hacia María Luisa Manrique, condesa de Paredes, casada con Tomás de la Cerda y Aragón, virrey de Nueva España.
Los enigmas son poemas amorosos en los que la forma de acertijo remite a un retrato perfecto del impulso y ansiedad entre ambas mujeres.
Pero aún leeremos antes en el libro la dedicatoria de Sóror Juana Ignés de la Cruz a su Lysi, en forma de romance, con un comienzo totalmente respetuoso
que pasa por la seguridad del amor correspondido y termina con un final cargado del doble sentido humorístico, propio de la escritora
A la dedicatoria le sigue un prólogo, en donde avisa al lector de que eleva sus pensamientos al cielo pues
"Piedoso absuelve sus indignidades".Hasta cuatro preámbulos, escritos por religiosas de diferentes monasterios y por la propia condesa de Paredes, ensalzan la labor de nuestra poeta.
El primero, en forma de endechas reales compara a la Décima Musa con las flores que "mejoran de Estación las primaveras"; de hecho, las metáforas naturales abundan, "amaneciendo solo en tus estrellas". El preámbulo finaliza, como era usual, al dar fe de la autenticidad y valor de lo escrito "Tan hijo de tu musa / este libro se ostenta".
La respuesta satisfecha de la Condesa de Paredes queda expuesta en forma de romance
El tercer preámbulo, a cargo de Sor Françisca Xavier, en forma de romance de arte mayor, recuerda el "sentido encubierto" de los enigmas, y con juegos de palabras coloca a nuestra musa por encima de Apolo "tan sabia te riges que de embidia Apolo / si no rompe la lira, la depone" e insta a España a leerlo para que dé testimonio de la amistad con México "que son más perdurables las memorias / gravadas en los pechos, que en los bronces".
El último preámbulo, también en endechas endecasílabas o reales, escrito por una religiosa del monasterio de Santa Ana, proclama a Sor Juana Inés como vencedora absoluta "A quien el alto Apolo / la frente coronó" y causante de que México haya elevado su categoría literaria "Por ti la nueva India [...] ser noble Cuna de otra Luz mejor".
Le siguen al libro, como era usual, dos censuras y tres licencias, también escritas por monjas en las que los recomiendan encarecidamente como válidos para pasar el tiempo pues son "Inigmas considerados e expostos com igual decoro que engenho", enigmas "dignos de que na Casa do Prazer, espera de mais lúzidos Astros, se Leam e se interpreten", enigmas perfectamente legales "que não tem nenhum defeito / pois da Caza do Respeito / passa à Caza do Prazer", enigmas, por fin, adecuados a la sociedad "pois ter altos pensamentos / não hé contra o bom costume".
Estos acertijos tienen todos la misma respuesta, la pasión amorosa, los celos, el amor, la contención sexual, la imagen de Cupido, la conquista amorosa, el poder humillante de la idolatría en el amor, el llanto, el beso, el impulso sexual, el flechazo amoroso, las lisonjas del cortejo, las relaciones sexuales o la imagen de Venus en todo su esplendor. Es decir, la respuesta está implícita en las experiencias amorosas, en lo que supuso el amor para Juana y Lysi.
La estrofa elegida, la redondilla, es perfecta para expresar este sentimiento sin aristas, circular, rotundo