Hace unos días probamos a desplegar una de las "lianas" de uno de nuestros potos sobre el marco de la puerta del salón, y así lo contamos y enseñamos en Instagram. Lo cierto es que la rama medía casi seis metros y estaba enrollada sobre si misma varias vueltas; era necesario encontrar una solución, y la idea de estirarla sobre el quicio nos gustó y convenció. Tanto que decidimos hacer lo propio con otro de los potos que tenemos en la cocina, también hermoso y lustroso para nuestro orgullo "maternoplantil"... Además, éste último tenía el serio inconveniente de que, si nos despistábamos, alguna hoja se nos había chamuscado con la tostadora que tiene justo debajo... Unas perchitas adhesivas, convenientemente colocadas, ha sido la solución para que la rama más larga enmarque con su verdor la ventana, y lo más importante, libre de crecer sin sustos. ni quemaduras...