Revista En Femenino

Enmendando…con la una y con la otra

Por Lai Pv @laicapi

A veces me paro a pensar, y el segundo hijo, a pesar de no disponer del 100% de atención como el primero, tiene suerte en muchas cosas. A lo mejor con el primero te primero tenías dudas que con el segundo ya no surgen: cómo cogerle, si el pañal está bien o mal puesto, si ponerle o no chupete, cuándo introducir la alimentación complementaria. Recordarás también algunos trucos que con el primero te sirvieron.

Probablemente además, le habrás perdido el miedo a muchas otras cosas, lo que te permitirá tomarte las cosas con más calma con este nuevo bebé. Seguramente con el primero te habrán dado mil consejos; algunos te gustaron, y los recordarás en esta nueva etapa, otros que a lo mejor escuchaste y después desechaste, ni se te pasarán por la cabeza esta vez. Recibirás muchos más consejos, pero seguramente tengas mucho más arte para descartar los que no te sirvan.

Almenos así me pasó a mí. Con la primera escuchaba todo lo que me decían, lo comparaba con lo que yo creía que era mejor, dentro de mi ignorancia, y decidía por una de las dos cosas. A veces me quedaba con mi instinto pero me sentía un poco culpable por no hacer caso de un sabio consejo; otras veces hacía caso de lo que me habían dicho y me sentía culpable por no escucharme a mi misma. Por una cosa o por la otra, no lo tenía claro. Es lo que hay.

Ya os contaba una vez que las opiniones hacen a veces mucho daño.

Con la segunda además, me he dado cuenta que, además de hacer lo que quiero, escuchando consejos (algunos) pero haciéndome más caso a mi que a los demás, la disfruto más. Eso me hace sentirme culpable…¿¿¿que nos pasa cuando nos convertimos en madres que nos sentimos culpables hagamos una cosa o la otra???? Me hace sentirme culpable porque me acuerdo en casa con la terremoto mayor, ella “tranquila” en su sillita y yo tranquila con lo mío. Podía leer, ver la tele, o pasearla durante horas en su cochecito. ella estaba entretenida y yo también, ¿y eso era lo que importaba no?

Ahora, o durante la etapa bebé de su hermana, me he dado cuenta que no era solo eso. La interacción también importa. Sí, es bueno que un bebé esté tranquilo, y recuerdo con cariño los paseos, estar sentadas juntas leyendo…pero se disfruta más interactuando. Hablar con ella en vez de tenerla toda la tarde en la sillita, sacarla a pasear en brazos en vez de en el cochecito (aquí os contaba como me cambio la vida pasar del cochecito a los brazos), dormir con ella encima la siesta, estirarme con ella a mirar por la ventana, jugar con ella, cantarle…

He interactuado tanto más con la enana que me siento mal por la mayor. Y no fue solo en esa etapa de bebé. El año pasado casi todos los días, fuera otoño, invierno o primavera, he jugado con las niñas o hemos ido a los columpios. Si pienso en retrospectiva, la mayor no tuvo esa oportunidad…cuando tenía dos recién cumplidos, llegó su hermana, y ese año lo pasó saliendo mucho más tarde de la guardería (a ella le encantaba, eso sí…) y saliendo con su padre los fines de semana. Su hermana pasaba de rinitis a bronquitis, y no salíamos mucho. Pero la pobre, en casa, más que cariño y juegos por mi parte (aunque siempre le dedicara un rato en exclusiva, para bañarla o acostarla) siento que recibió “enseñanzas”: dejamos el pañal, el chupete, el biberón, etc…y además tuvo que acostumbrarse a tener una hermana que le robara la atención!! Y a ser mayor de golpe!! Ella, que es una niña de alta demanda, o se le acerca mucho. Ojalá se nos multiplicara el tiempo…o las manos, para poder llegar a todo…con todo.

La enana ha estado más tiempo en brazos, sigue disfrutando del colecho, tiene compañeros de juegos a todas horas, sale a jugar todos los días, estoy por ella en casa siempre que lo necesita. Y mira por donde, ha salido más independiente, más segura, y también con mucho carácter…no se vaya a pensar nadie que es una niña calmada. Pero con ella he hecho más lo que he querido, lo que he sentido que me parecía bien….y he disfrutado más de esta primera etapa.

Incluso ahora con la mayor, que intento dedicarle más espacios a ella, es difícil. Para las dos (tres si me incluyo a mi) no es fácil tener ratos para todo. Me busco espacios y actividades para hacer con cada una de las niñas solas y con las dos juntas, pero no hay tiempo para todo muchas veces.

Además, la hicimos mayor cuando todavía era un bebé. A los dos años a su hermana le hemos consentído cosas que recuerdo a la mayor no hicimos, porque se nos escapaba el “pero si ya eres mayor…”Y ahora veo a la enana….y es un bebé aun!!! Y ahora hacemos lo mismo. Sin querer. Cuando se enfada con su hermana, cuando se pelean por un juguete, muchas veces ella sale perdiendo porque le decimos que su hermana aun no entiende qué es compartir, o no entiende que no debe pintarle el dibujo, o lo que sea…que es verdad, pero casi siempre la deja en desventaja. Eso sí, tras el conflicto siempre intento hablar con ella un rato, para que entienda que no le echamos la culpa, y si tenía razón se la doy, pero le explico que al ser su hermana más pequeña, intentamos tenerle más paciencia porque está aprendiendo.

Yo soy hija única y, como todo, tienes sus ventajas y sus inconvenientes. Educar hermanos cuando no los has tenido siento que te hace ir un poco más a ciegas. Como todo, con el primero uno experimenta, con el segundo aplica lo aprendido o enmienda lo que no le gustó. Aun así, al llevarse poco entre ellas, estoy intentando corregirme también con la mayor. Cuidarla y mimarla como la niña que es, sin pretender que crezca antes de tiempo, dándole el espacio que necesita, hablandole mucho porque sé lo importante que es para ella, y aceptándola tal y como es, tan parecida a mi como os contaba hace unos meses. Igual me equivoqué cuando ella era más pequeña, pero en mi mano está acompañarla a partir de ahora como me gustaría haberlo hecho desde el principio.

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