Y añade: "Hablo sobre mi experiencia con el entorno cultural en el que crecí, la Meridiana, que es un barrio de Barcelona como hay en todas las ciudades. Trato de explicar los conflictos que supone dar con un camino propio en medio de estos valores que nos hemos encontrado, más aún en un entorno de barrio popular donde todo es más crudo".
Se trata, pues, de "tomar un poco de distancia sobre lo que nos ha educado a todos", que a su juicio "está completamente lleno de mierda". "Y nuestro deber como individuos es trabajarlo e intentar no perpetuarlo. Ese es el sentido de este disco", remarca, para apostillar que ha intentado "huir de lo melancólico porque sí o lo generacional": "Odio el rollo ese de 'yo fui a EGB' porque es un tipo de complicidad hueca de la que no se puede sacar nada".
En esta línea, apunta que la aproximación que él hace a Meridiana sigue estando "completamente vigente", aunque Barcelona "ha cambiado mucho como todas las ciudades". Pero, en su opinión, "todo aquello que estaba desatendido sigue desatendido", al tiempo que "se ha mejorado en cosas muy materiales que incluso pueden ser contraproducentes". "En lo importante estamos igual o peor", sentencia.
"La gente sigue sin saber quién es o qué quiere, ni qué hacer con su vida. Sin herramientas para saberlo relacionándose con los otros y consigo mismo. Estamos arrojados a pegarnos hostias sin saber por qué, ni saber cómo reaccionar. No nos han educado bien y eso sigue igual. Desde el pensamiento se tiene que trabajar en nuevos modelos de sociedad. A la música y a la cultura le toca transmitirlo y llegar hasta la última casa", explica.
Para dar forma a este retrato, Enric se ha adentrado en las cosas que le "duelen" de su pasado, "buscando la raíz cultural y social". Porque plantea que tiene la intuición de que "si se entiende de donde sale", qué tienen que ver sus "sufrimientos con lo que se nos enseña en la escuela, en la televisión y en casa", al final "está todo muy ligado". "Lo difícil es encontrar esa relación entre lo íntimo y lo político y lo social". remacha.
Y pone un ejemplo personal que rememora con sonrisa irónica: "En el disco hablo de las clases de flauta, que es un método horrible para enseñar música. A pesar de las clases de flauta del colegio he podido dedicarme a la música, aunque a mi eso me apartó completamente y me puse a hacer deporte hasta los 15 años. Pero es que se nos introduce a las cosas más importantes de la peor manera".
"A nadie le interesa que uno se desarrolle como individuo", subraya, para acto seguido denunciar que "estás solo ante eso y nadie te ha enseñado a defenderlo". "En televisión, desde que somos pequeñitos se nos programa para tener necesidades inútiles que no podemos satisfacer, para querer cosas e intentar tener dinero para conseguirlas. En el colegio se te educa para ser productivo y que se te remunere en torno a eso, pero ahora ni hay trabajo, de manera que no te queda nada".
Estas reflexiones llevan a Montefusco a sentenciar: "Desde que somos pequeñitos, se trata de no dejarte hacer lo que a uno le sale. Cada vez que uno se desvía de los parámetros tan estrechos a los que se nos arroja, llega una colleja, que es algo muy de Berlanga. Somos ese país, y quien dice una colleja dice un 'no' constante. Todo medido para arrojarte a un mundo de mierda y encima sin herramientas".
Para presentar en vivo Meridiana, Enric Montefusco huye de las grandes producciones rockeras de Standstill y apuesta por nuevas sonoridades con instrumentos como guitarra española, acordeón, violín e incluso la 'dichosa' flauta. "Los conciertos que ya hemos hecho han sido súper bonitos, hay ilusión en la banda y el espíritu que se crea en los conciertos es muy participativo", indica.
Se trata, en definitiva, de comunicar al presentar en vivo unas canciones que tienen precisamente esa naturaleza comunicativa, surgida desde los recuerdos del propio Enric, que consigue así cierta universalidad desde la música popular: "Nos ponemos a la misma altura que el público compartiendo las canciones. Al final, hacemos bises fuera del teatro a pelo total con la gente y es precioso y emocionante cantar todos juntos".
"Intentamos reivindicar la música popular como toda la vida, con instrumentos a pelo, mi voz al mismo volumen que la del que tienes delante. Compartimos al mismo nivel. La música era eso y es bonito redescubrirlo", plantea el barcelonés, quien adelanta que durante los próximos meses recorrerán salas y teatros de todo el país, llegando en temporada estival a los festivales de verano.
"En invierno y primavera es una gira de salas. Me apetece muchísimo y lo bueno de este formato es que en realidad es también muy festivo, así que tiene sentido hacerlo también en un festival y en teatros. Tiene la variedad de registros suficientes el disco como para que se pueda hacer en todos los sitios", adelanta Montefusco.
Por último, admite que en esta propuesta hay "algo de volver a redescubrir todo", después de los "espectáculos tan grandes y complejos" con Standstill. Por eso, asegura que para él aproximarse a la música popular le ha "permitido ser más llano y directo, con estructuras más sencillas y letras que se entienden sí o sí".
"Más que la cantidad me interesa la calidad", destaca, para después concluir asegurando que "si buscara el éxito económico no habría hecho este disco", sino otro bien diferente. Por eso, termina asegurando que su deseo es que "cuando alguien ponga este disco en su casa, se lleve algo, se sienta acompañado en su vida y le ayude a tomar cierta perspectiva". "Quiero tener un valor en ese campo", sentencia.
La gira 2017 de Enric Montefusco comienza continúa esta semana y proximanet por Madrid (16 de febrero, Teatro Lara) y Murcia (17 de febrero, Sala Rem), Granada (18 de febrero, Sala El Tren) y Alicante (19 de febrero, Teatro Arniches). En verano, grandes citas en Vilanova i la Geltrú (1 de julio, Vida Festival) y Caldas de Reis (15 de julio, festival Portamérica).
ENTREVISTA PUBLICADA ORIGINALMENTE POR David Gallardo EN EUROPA PRESS.