Revista Cultura y Ocio
En 1999 Enrique Bunbury editó su segundo trabajo en solitario, Pequeño, un fabuloso álbum lleno de enormes temas, muchos de ellos básicos en la carrera del maño. Pero Bunbury es un tipo especial, inquieto intelectualmente, inteligente, una esponja cultural que allá donde va se empapa de todo, ávido de aprender y ganar en experiencia, aunque esas otras culturas sean muy diferentes a la que él se ha criado. Se trata por tanto de un músico, cuya mente no tiene fronteras, y cuya carrera ha seguido el camino que él, y sólo él con sus aciertos y algún desvarío, ha creído oportuno.Pero aquí Enrique hace una apuesta personal a vida o muerte, tras el descalabro que tuvo de crítica y acogida fría por parte del público, un buen disco como era Radical Sonora. Este trabajo fue compuesto tras la fuerte depresión que le produjo al artista el rechazo del público a su obra, y es por esto que se explaya a gusto por senderos que nada tienen que ver con el rock, así se convirtió en un acierto absoluto, convirtiéndose en un viaje minimalista por varias partes del mundo, mostrándonos diferentes culturas y maneras de vivir la vida.Destaco hoy el tema Infinito, un tema pop con influencias del tango, y su tremebunda letra llena de nostalgia amorosa.
Os dejo con el vídeo de Infinito, y me detengo en esa parte de la letra (dedicada a ella) que dice: "Engáñame un poco al menos,dí que me quieres aún másque durante todo este tiempolo has pasado fatalque ninguno de esos idiotas te supieron hacer reíry que el único que te importa es este pobre infeliz..."