Enrique Bunbury: La libertad de Radical Sonora

Hablamos del bautismo de fuego del maño como solista

[Ricardo Portmán] @ecosdelviniloEnrique Bunbury: “Como solista gané en libertad y en una rapidez de movimientos que no tenía Héroes. Héroes era un dinosaurio con una maquinaria ya muy pesada y todos los movimientos eran muy torpes y lentos… Yo puedo decidir ahora mismo que mañana me voy a México. No me cuesta nada tomar decisiones” (Diván, Javier Losilla). Libertad podría ser la palabra que mejor engloba el espíritu tras la concepción de su primer disco como solista, Radical Sonora. Echemos la vista atrás. El Bunbury que afrontaba la gira del disco Avalancha ya no era el de antaño. Cumplir con esos compromisos promocionales se estaba convirtiendo en un calvario para Enrique, quien tenía la mente puesta en otros derroteros, lo cual le llevó de manera natural a ir grabando maquetas con canciones que no tenían como destino los Héroes del Silencio. Tras el abrupto -y anunciado- final del grupo Bunbury se sintió al fin libre para seguir senderos distintos, grabando en destinos equidistantes (San Juan de Puerto Rico, Guatemala, Los Ángeles), para finalmente llevarse ese material en bruto a su nueva base de creación: Marruecos. Enrique no estuvo mucho tiempo a solas ya que de los restos del naufragio HdS sumaría al fiel Alan Boguslavsky a las guitarras, con quien formó un fructífero tándem con un hambre voraz por explorar nuevos sonidos y llevar la tecnología hasta los límites como método para perfeccionar unos temas prometedores. El propio Alan nos comentaba “Para mi fue un reto que acepté con gusto e ilusión, todo el apartado de guitarras para mi, y con total libertad para la experimentación, buscar romper con formas clásicas, jugar con efectos, crear sonidos, reinventar la guitarra”.Una vez perfilado el nuevo repertorio el cantante incluyó en el proyecto, además de Boguslavsky, a su futuro cicerone Ramón Gacías (batería), Del Morán (bajo) y Copi Corellano (teclados), con quienes hizo la preproducción entre enero y marzo de 1997 en los Salomé Studio de Zaragoza. Ya para las sesiones formales entraría en la ecuación Phil Manzanera, el único productor que para ese momento podía traducir fielmente la visión renovada del maño. Radical Sonora se llevó a su forma definitiva en los Gallery Studios, Surrey (U.K) entre marzo y junio del 97, con Salomé como primer single, acompañado de un videoclip grabado en las Baleares. Alicia (expulsada al país de las maravillas), cuya grabación base se realizó en Guatemala, terminaría convirtiéndose en el primer clásico de Bunbury en solitario.Si un disco influyó y terminó por orientar el resultado final de Radical Sonora ese fue Earthling de David Bowie, pero ese cruce entre composiciones orgánicas llevadas al terreno de la electrónica finalmente no cuajaría exactamente como Bunbury esperaba. No olvidemos que varios de los temas nacieron o se hicieron grandes a la vera de registros étnicos inherentes a la estancia en Marruecos y esas texturas terminarían por perderse entre los samples y programaciones. Radical Sonora fue desde el principio una apuesta arriesgada y lo alcanzado osciló entre la buena recepción por parte de la crítica pero el rechazo de un público que aun no asimilaba el final de HdS. Ese apego por la banda-madre incapacitaba al oyente para valorar en su justa medida un trabajo desatado, poderoso y catártico. La mejor representación de la ceguera de las masas ante Radical Sonora la tenemos en aquel adoquín que le lanzaron a Bunbury en su recital en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. Una masa de parroquianos gritando “Héroes, héroes”, aderezado con objetos arrojadizos, terminó por exacerbar a un Enrique Bunbury que se planteó brevemente dejar la música, pero en vez de eso tomó con mucho coraje el siguiente desvío del camino y se apuntó a los sonidos mediterráneos y el minimalismo triunfal de Pequeño.  
Copyright ©2017 Ecos del Vinilo.Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin previa autorización del autor.