Revista Historia

Enrique de Castilla. Senador de Roma

Por Exprimehistorias

Enrique de Castilla era infante de Castilla, hijo de Fernando III el Santo y de Beatriz de Suabia y hermano menor de Alfonso X el Sabio.

Por parte paterna era nieto del rey Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla. Y por parte materna era nieto de Philipp von Schwaben o Felipe de Suabia, rey de Romanos y duque de Suabia, y de Irene Ángelo, hija de Isaac II Ángelo, emperador del Imperio Romano de Oriente. Emperador de Constantinopla.

Su madre Isabel Beatriz de Suabia, era nieta también del Emperador Federico Barbarossa del Sacro Imperio Romano Germano, de la teutona Casa real de los Hohenstaufen.

Muerto el padre de Beatriz asesinado, su tío, el Emperador Federico II de Alemania la entregó en matrimonio a Fernando III el Santo en 1219 en el real monasterio de San Zoilo en Carrión de los Montes, cerca de Palencia.

Enrique era hermano entre otros, de Alfonso X el Sabio, del infante Fadrique de Castilla, ejecutado en 1277 por orden de Alfonso X, y del infante Manuel de Castilla, que fue el padre del célebre escritor Don Juan Manuel.

Nació el 6 de marzo del año 1230 en Burgos. Se distinguió como un buen militar en la Reconquista, sobre todo en la conquista de ciudades como Córdoba y Sevilla.

En Sevilla, defendió el campamento del rey junto a Lorenzo Suárez, y causó más de 550 bajas a los musulmanes, en un contraataque que dirigió el propio infante.

Como recompensa, su padre el rey le entregó los señoríos de Arcos, Lebrija, Morón de la Frontera y Medina Sidonia, aunque dichas plazas aún no habían sido arrebatadas a los musulmanes. La ciudad de Sevilla capituló ante su padre, Fernando III de Castilla, en 1248.

Irse por los cerros de Úbeda

Desde edad muy temprana Enrique tenía algunos rifirrafes con su hermano mayor y heredero al trono, el que mas adelante sería Alfonso X.

Se contuvieron mientras su padre Fernando III vivía, pero en cuanto falleció en 1252 las disputas fueron a mas.

Una vez conquistadas las ciudades de Arcos y Lebrija por enrique, que Fernando III había dispuesto le serían entregadas, Alfonso X, hizo caso omiso.

Reclamó para sí al Maestre de la Orden de Calatrava los privilegios que confirmaban la donación por parte de Fernando III de esas ciudades al infante Enrique, y los destruyó en público en 1253.

La reina viuda de Fernando III, Juana de Danmartín, que mantenía muy buenas relaciones con el infante Enrique, se vio desposeída, al igual que el infante Enrique, de varios de sus señoríos.

Alfonso no respetó la cesión de tierras acordada por su padre y Enrique temía una conspiración de su hermano para hacerse con el reino de León.

Todo eso acabó en un enfrentamiento entre Enrique y Alfonso. Las tropas de este último las dirigía Nuño De Lara y el infante Enrique salió derrotado.

En 1256 Enrique fue al exilio, pasando por:

  • Aragón, donde quiso casarse con una hija de Jaime I, pero no se llevó a cabo.
  • Francia acompañado de la viuda de su padre Juana de Ponthieu, con la que se cree mantuvo un romance.  Aunque hay una leyenda que cuenta que fue con Don Fadrique. Ver La torre de Don Fadrique
  • Inglaterra, allí su hermanastra Leonor contrajo matrimonio con el heredero al trono, el futuro Eduardo I.
  • Túnez, siendo mercenario sirviendo al califa al-Mustansir. Combatió con éxito contra los rebeldes.

Mostró un gran interés en el enfrentamiento de la casas de Anjou y Staufen por el reino de Sicilia. Gastó una parte de la fortuna en impedir que su hermano Alfonso se convirtiera en Emperador del Sacro Imperio, favoreciendo con esto a su rival, Ricardo de Cornwall de Inglaterra.

El Emir Al-Mustansir, príncipe famoso, que escribió un admirable tratado sobre la caza con halcones, sabuesos y guepardos, habría de albergar al desterrado Don Enrique por cuatro años en su palacio en Túnez.

Debido a su éxito y poder militar desconfiaron de él y fue acusado de conspirar contra al-Mustansir.

Tuvo que abandonar el país, aunque con ello nació una leyenda:

Enrique de Castilla. Senador de Roma

El poder militar de Don Enrique en Túnez llegó a ser temible para el Emir Al Mustansir, y sus consejeros le recomendaron matar a Don Enrique con una estratagema.

Le pidieron que viniera a visitar al Emir en su palacio y cuando pasaba por el patio, cerraron las puertas y soltaron de su encierro a dos hambrientos leones para que lo devorasen.

Don Enrique desenvainó su espada y mostró tal gallardía y firmeza, que los leones no le atacaron y prefirieron agredir a sus seguidores y sirvientes, que huían por los tejados.

La Infanta Leonor de Castilla, fue dada por esposa al príncipe Eduardo Plantagenet, en el Convento de las Huelgas el 1 de Noviembre de ese año, por acuerdo entre Henry III de Inglaterra y Alfonso X el Sabio, para zanjar las diferencias por la posesión del ducado de Gascuña.

Enrique mantuvo en 1259, a su regreso de Inglaterra, una entrevista secreta con Jaime I el Conquistador en la localidad de Maluenda, pensando en la posibilidad de que el infante contrajese matrimonio con Constanza de Aragón, hija del soberano aragonés.

Don Enrique pidió la mano de la Infanta Doña Constanza en matrimonio. El Rey Don Jayme le dijo que su hija sólo podía casarse con un rey, por un juramento que hiciera a su esposa, la reina, antes de que ella muriese.

Pero antes Doña Constanza dio a luz un hijo de Enrique nueve meses después en 1260. Aunque esta terminaría desposándose con el infante Manuel, hermano del infante Enrique.

Dicha entrevista con el rey aragonés, y los rumores que circularon de la posible relación carnal entre el infante y Juana de Danmartín, ocasionaron el enojo de Alfonso X.

Enrique de Castilla. Senador de Roma

En 1266 luchó por el reino de Sicilia. Quería conseguir una corona que podía ser la de Cerdeña. Ayudó a los dos bandos:

  • Su hermano Fadrique, que tuvo sus mas y sus menos con Alfonso, se unió a él con un ejercito castellano y tunecino a Manfredo Staufen.
  • Enrique concedió un préstamo de 60.000 doblones de oro a Carlos de Anjou, y la promesa de ayuda para conseguir el trono.

El 25 de febrero de 1266 las fuerzas de Manfredo y de Carlos se enfrentaron en la batalla de Benevento, con la victoria para el francés. Y este último fue rey de Sicilia.

Carlos no quiso cumplir con su compromiso ni devolver el dinero prestado. Para vengarse viajó a Italia, donde participó en el enfrentamiento entre güelfos que apoyaban al Papa con la adhesión de Francia, y gibelinos, partidarios del Emperador del Sacro Imperio romano y de la familia Staufen.

Enrique, Senador de Roma

Enrique consiguió que el Papa Clemente IV le concediera el cargo honorífico de Senador de Roma que en el siglo XIII era un cargo que llevaba una sola persona y que gozaba de una importancia y poder militar en el centro de Italia. De ahí proviene el sobrenombre de el Senador con el que se le conoce.

Enrique al tener ese poder lo usó para apoyar al nuevo candidato de la familia Staufen al trono de Sicilia. Este era Conradino de Hohenstaufen, nieto del emperador Federico II y primo de Enrique.

Esto acabó con el enfrentamiento de Conradino Staufen y Enrique de Castilla por un lado y las de Carlos de Anjou por el otro. Tuvo lugar en Tagliacozzo el 23 de agosto de 1268.

Enrique y Conradino perdieron la batalla y fueron apresados y condenados a muerte. ejecutaron a Conradino y a los demás, pero a Enrique le conmutaron la pena a prisión de por vida a cambio de una gran suma de dinero.

Estuvo encerrado veintidós años, desde 1268 a 1290, hasta cinco años después del fallecimiento de Carlos de Anjou,  momento en que fue liberado. Regresó primero a Túnez, junto a su amigo el emir Abou Hafs, con quien estuvo tres años.

Volvió a Castilla en 1294. Allí en Castilla y en León reinaba el hijo de Alfonso, Sancho IV. Sus sobrinos los infantes de la Cerda querían hacerse con el trono con apoyo aragonés y francés.

Enrique apoyó primero a su sobrino Sancho IV de Castilla que le concedió el señorío de Vizcaya, cuya posesión ostentó el infante hasta el año 1295. Tras la muerte de este fue nombrado tutor del rey Fernando IV de Castilla durante su minoría de edad, cargo que ejerció hasta el año 1302.

Gobernó el reino junto con la reina María de Molina, madre de Fernando IV. Ejerció los cargos de adelantado mayor de la frontera de Andalucía y mayordomo mayor del rey. Falleció en la localidad burgalesa de Roa el día 8 de agosto de 1303, cuando tenía aproximadamente 73 años de edad.

Fue señor de Vizcaya, de Écija, Roa, Medellín, Almazán, Dueñas, Atienza, Berlanga de Duero, Calatañazor, San Esteban de Gormaz y Morón.

El Autor del Amadís de Gaula

Enrique de Castilla. Senador de Roma

Algunos piensan que el autor del “Amadís” fue el Infante Don Enrique de Castilla ya que hay algunos indicios de su autoría.

Don Enrique nació en 1230 en Burgos. Su padre estaba empeñado en la reconquista de España, de manos del Islam. Su madre Isabel Beatriz de Suabia era una mujer admirada por su cultura y belleza.

Enseñó a Don Enrique el idioma alemán y los romances caballerescos de Hartman von Aue, Walter von der Vogelweide, y Wolfram von Eschenbach.

Ella murió cuando el Infante Enrique tenía apenas cinco años de edad, pero dejó en él la admiración por la cultura germana. Don Enrique fue ante todo un príncipe castellano y leonés formado en la cultura caballeresca.

El castellano del “Amadís” se parece mucho al de Alfonso el Sabio en Las Siete Partidas, al de Don Juan Manuel en El Conde Lucanor y al idioma de la Crónica del Rey Fernando III el Santo, siendo posterior en el tiempo por una generación.

Otras de las influencias en la cultura del Infante Don Enrique, fue su madrastra Jeanne de Dammartin, Condesa de Ponthieu y Aumale, Reina consorte de Castilla y León, con quien el rey Fernando III se casó en 1237. Ella cuidó del Infante Enrique desde que tenía 7 años, en adelante.

Don Enrique en su niñez aprendió de su madre el idioma alemán, de su padre el Castellano, más tarde de su madrastra Jeanne de Ponthieu, el Francés, de sus maestros el latín y en sus viajes por el mundo, el inglés, el italiano y conocía las costumbres, la lengua árabe. Incluso se formó como trovador y poeta.

Fue hombre de gran destreza y fortaleza física. Desde temprana edad aprendió el uso de las armas y la equitación caballeresca.

Tanto él como sus hermanos aprendieron el Derecho Romano y la tradición literaria, en especial las grandes leyendas caballerescas de Francia y Alemania, además del Cantar del Mío Cid.

Enrique se educó de manera que la ira nunca turbó la corrección de su palabra. Éste habría de ser el lenguaje del Amadís de Gaula.

Don Enrique dejó Ponthieu en la Bretaña, pasó a Inglaterra a visitar a su hermanastra Leonor y se estableció en la corte de Westminster y Windsor por cuatro años.

Don Enrique y su cuñado Eduardo hicieron buena amistad y concurrían a torneos y justas para medir fuerzas en el manejo de las armas.  Eduardo era admirado como la mejor lanza de Inglaterra. Don Enrique se hizo famoso por su valor, simpatía, su pluma poética, y su imponente presencia.

En Inglaterra visitó Bristol con el Príncipe Eduardo en 1257, se llevó a cabo la gran batalla de Cadfan entre el ejército Inglés y las tropas del gran Príncipe de Gales Llywelyn.

Los ingleses fueron diezmados en una celada de los Galeses, que dejó dos mil muertos sobre el campo. La experiencia de Don Enrique en esos años le inspiró el Primer Libro del Amadís, donde habla de Galfán como villa cercana a una gran batalla que cuenta se cree aquella confrontación histórica de Cadfan.

Su afición como escritor le llevó a inventar el personaje de Amadís, inspirándose en el  famoso Conde Simon de Montfort, de origen galo.

Aunque Simón de Montfort, mas tarde se adueñó de Londres y puso en prisión a la hermanastra de Don Enrique, la futura reina Leonor, en el Castillo de Windsor. Aquí escribió la segunda parte de Amadís, tratándole como un traidor.

Se quiso casar con Constanza hija del rey de Aragón, pero el rey quería que su hija se casase con un rey. y Enrique se lanzó a la conquista del reino de Niebla.

Cuando hubo Don Enrique logrado esta conquista del reino de Niebla, su hermano Alfonso X el Sabio, prohibió el concertado matrimonio y mandó un ejército a apoderarse del reino de Niebla, queriendo dar muerte a Don Enrique.

Alfonso estaba casado con otra Infanta de Aragón, Doña Violante, llamada así por su  odio contra su hermana Constanza, a quien, según cuenta Don Juan Manuel, también en el Libro de las Armas, un día envenenó.

Los dos ejércitos se enfrentaron en orden de batalla. Don Enrique, invocó al derecho caballeresco al Juicio de Dios, desafió a batirse en justa o singular combate al capitán general del Ejército Castellano, Don Nuño González de Lara, a rendición o muerte, como fallo de Dios a favor del triunfador.

Enrique de Castilla. Senador de Roma
Don Nuño, aceptó el desafío y los dos caballeros se batieron con lanza y espada en veloces caballos. Don Enrique abatió a Don Nuño, a quien hirió en el rostro, y venció.

Saqueó Extremadura y se marcho a Cádiz y embarcó en ese puerto con sus hombres hacia Valencia, y más tarde fue a Túnez.

Allí guerreó como soldado de fortuna al servicio del Emir Al Mustansir, contra los enemigos de ese reino, en particular los Mamelucos que se establecieron en Egipto. El Emir le traicionó como hemos contado anteriormente en este artículo, echándole un par de leones…

Don Enrique pasó a Roma, donde se encontró con Charles d’Anjou, su primo por ser hijo de su tía abuela, Doña Blanca de Castilla, y hermano del Rey Luis el Santo de Francia. El Infante le ayudó contra el usurpador rey Manfredo y su ejército de guerreros sarracenos estacionados en la fortaleza de Lucera, cerca de Roma.

Cuando ganó  Charles d’Anjou Don Enrique aspiraba entonces a la corona de Cerdeña que le había sido prometida tanto por el Papa, cuanto por Charles d’Anjou.

Pero ambos incumplieron su palabra, y el Príncipe francés ya había sido coronado rey de Nápoles y Sicilia por el Papa, entonces Don Enrique montó en cólera y prestó su apoyo a su primo Conradino de Suabia.

Don Enrique había sido elegido como Senador de Roma y tenía bajo su mando la Ciudad de Roma. Se apoderó de las riquezas de la Ciudad y se enfrentó en batalla a un ejército de dos mil caballeros franceses que envió en su contra Charles d’Anjou, y los derrotó.

Charles d’Anjou los sorprendió con su hueste de veteranos cruzados y los derrotó malamente. Don Enrique fue entregado a Charles d’Anjou, quien lo condenó a prisión en el castillo de Canosa di Puglia y más tarde en Castel del Monte donde estuvo cautivo desde 1268 hasta 1291.

En este encierro escribió Don Enrique el Segundo y Tercer Libro del Amadís y algunos famosos poemas en italiano.  Nunca fue encadenado, le asignó algunas monedas de oro por día para su manutención y permitió que viera la luz del día y ejercitara su equitación en cabalgatas, montando en mula, bien vigilado por sus carceleros para que no pudiera huir.

El Rey Don Jaime de Aragón, el rey de Inglaterra Eduardo Plantagenet, su esposa la Reina Leonor, todos pidieron a Charles d’Anjou la liberación de Don Enrique. No lo consiguieron.

Al ser liberado tras la muerte de Charles d’Anjou, Don Enrique fue entonces recibido por su sobrino el Rey Don Sancho el Bravo, quien le restituyó sus señoríos y bienestar. Y cuando el Rey Sancho el Bravo murió, Don Enrique fue nombrado regente y protector del joven Rey Fernando IV de Castilla por la reina madre, Doña María de Molina.

El Infante Don Juan, los Infantes de la Cerda, y los reyes de Portugal, Navarra y Aragón pretendieron deponer al joven rey y reemplazarlo, pero Enrique ya un anciano le ayudó cuanto pudo.

Con motivo de negociaciones con el Infante Don Juan, Don Enrique viajó a Portugal y se entrevistó con el Rey Diniz que era como él, trovador, poeta y guerrero, y le entregó como regalo el manuscrito de los Tres Libros de Amadís.

Don Enrique se casó con Doña Juana Núñez de Lara y pasó sus últimos diez años de vida como Favorito en la corte del rey Fernando IV. Don Enrique de Castilla y León murió en la villa de Roa el 11 de Agosto de 1303, aunque también se ha mencionado 1304.

Su obra, el Amadís de Gaula, fue plagiada más tarde por Garcí Rodríguez de Montalvo, que la publicó en Zaragoza en 1508. Hay muchos indicios de que es El Infante Enrique el autor del Amadís de Gaula…


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