El artículo Enriquecidos en Calcio aparece en consejos
Cada vez más mujeres, concienciadas de la importancia de mantener unos huesos fuertes para prevenir la osteoporosis, deciden aumentar su consumo diario de Calcio, bien a través de suplementos nutricionales, o de alimentos enriquecidos en este mineral. Con el fin de obtener el beneficio deseado, es importante saber el grado de disponibilidad de los distintos tipos de Calcio, y así decidirse por la mejor forma para incorporarlo en nuestro organismo.
La principal diferencia entre los suplementos nutricionales de Calcio es la cantidad de este mineral que aportan, pero sobre todo la forma química en la que se encuentra, y que influye de forma definitiva en su mejor o peor asimilación en el organismo. Los dos tipos más habituales son el Carbonato Cálcico y el Citrato Cálcico. Ambas formas se absorben bien por el organismo, pero el primero se absorbe mejor cuando se toma con alimentos, mientras que el Citrato Cálcico es el más recomendado para los suplementos de Calcio que se toman en ayunas.
Los alimentos enriquecidos con Calcio son cada vez más abundantes, y esta fortificación nutricional no solo se limita a los productos lácteos, sino que también se adiciona a productos de bollería y panadería y bebidas como zumos de frutas. El tipo de Calcio que se añade a los alimentos puede ser el mismo que el de los suplementos, o bien Fosfato Tricálcico, que se asimila peor por el organismo.
También empieza a ser habitual el uso del alga calcárea Lithothamnium calcareum o Lithothamnium corallioides que, con un 85% de Carbonato Cálcico, resulta una buena fuente de Calcio para el organismo, además de ser rica en Sílice, y del los suplementos basados en el Calcio de Coral. Estos últimos se obtienen de partículas de la estructura esquelética del coral que ha muerto, y que contienen Calcio y Magnesio en forma orgánica e ionizada, porque han sido pre-digeridos y asimilados previamente por el coral y por tanto son más absorbibles. Además, el Calcio aportado en esta forma no tiene efectos secundarios, ya que el exceso se elimina por la orina sin riesgos de formar cálculos en el riñón o vesícula.