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Ensayando: cambio de pañal y siesta

Publicado el 12 diciembre 2014 por Sylvia
Fui de vacaciones y cambié tres pañales. No pude sola, y la primera vez me ensucié con desecho tóxico.
Según yo, alguna vez, hace muchos años, cambié un pañal... recordaba que habían sido dos, pero ahora creo que fue uno... tal vez lo soñé porque es más difícil que en mi recuerdo.
No me preocupa no hacerlo bien; nadie nace sabiendo y los primogénitos sobreviven. Me impresiona el tamaño de la tarea. Esta niña puede estar agotada, y no duerme si no la duermen. ¿No es impactante el grado increíble de dependencia? No es algo que no supiera; es nada más que pensar en una persona con cero auto-regulación a mi cargo, no puede menos que impactarme cada vez que lo pienso. Y eso que mi sobrina no es un ejemplo amenazador, porque es un sol de fácil y de agradable: en cinco días no la oí llorar ni una vez. Esto en realidad también es mérito de sus adultos, que no la dejan llegar a necesitar el llanto: se queja, se busca qué le pasa (pañal-comida-sueño), y se satisface su necesidad. Le pido a Dios ser capaz de hacerlo así. Porque mi idea para mi cría es: colecho, crianza en brazos y lactancia prolongada: consentimiento total. Pero mi abuela se hizo loca dejándome sola con mi sobrina un ratito a la hora de la siesta, y qué ansiedad no calmar rápido sus quejiditos.
Me he propuesto ensayar el resto del embarazo, pero en técnicas de relajación. Nada como una mamá feliz, y para eso hay que poder tomar quejidos y pañales, con calma.
Silvia Parque

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